Discos Críticas

Recupero hoy para la ocasión (y con matices varios, a modo update) parte del listado de «Álbumes predilectos 1974» que se marcara su humilde servidor en casa propia, en la primera semana de este 2014. Y, concretamente, recupero el disco y texto que me encabezaba dicho y tan recurrente top: el sacrosanto y primordial  «On the beach» de Mr. Young… casi nada camarada, en efecto. Después volvemos al presente a muy breve modo brochero pero, por de pronto, ahí que va eso:
Por generación (nací un año después de editarse este disco) entré tarde en la obra del canadiense, el único músico que -según lo veo- puede sentarse en presencia de His Bobness, que diría el maestro Joserra, a la hora de fundir folk y rocanrol (con todas las multiformas a derivar que a quienesquiera se le puedan ocurrir). Tal cual. Y, curiosamente, con el pasar de los años he preferido al Neil Young menos eléctrico (aunque un potosí de bandas ulteriores que sí lo son -mucho y muy de mi agrado- le deban hasta el suelto el cambio a sus discos más, póngamos, cañeros) hasta el punto que, en algún momento de la travesía, ascendí al sacrosanto lote «nowhere-rush-tonight’s-comes» para conformar mi cuarteto de la muerte particular de tan icónico artista… Aunque no se malinterprete ello, ojo, que claro que me gustan también y mucho (aunque siempre una pizca menos que el póker sugerido) los «harvest», «rust», «zuma», «ragged» y demás… Y así ya estaba yo muy satisfecho con el tema, claro qué sí… hasta hace algunos años, cagonlamar. No conocía al artista a una profundidad del copón pero, caray, lo tenía (o eso pensaba yo) «controlado». Un poco lo de «lo que hay que saberse de este tipo -solo o en cománditas- me lo conozco, al menos»… Qué enorme e inexcusable cagada… «On the beach» és, lo digo ya para ahorrar tiempo, en mi opinión el mejor disco de Young, mi predilecto de calle. Y, al tanto, que me consta que hablar de absolutos con la obra de un señor cuya singladura artística ronda el medio siglo pueda alimentar abucheos y pañolada a espuertas en la graderia. Pero, en síntesis, me da un mucho igual (con perdones mil por la chulapada si procede, pero así lo siento). La playa de Neil es uno de los discos con mayor empaque, sentido, sentimiento e intención que haya escuchado jamás. Se debe enviar a hacer gárgaras siempre su ya cansino cartel gratuito de «el disco más depresivo de Young» (no lo és) y pasarse, de la misma forma, por la forrera lo del estigma de «disco maldito» que lo acompaña (espoleado ello por los largos años en los que estuvo descatalogado antes de volver a ver luz). Entiendo, por otro lado, que haya un ingente que siempre lo presente como obra complementaria del «tonight’s» (grabado antes pero editado después) dado que el estado de ánimo y lo entremezclado de las sesiones así lo pueden claramente suscitar… Sin embargo, mire ud, yo no lo acabo de ver del todo tan exacto ello. Pienso que el estado de ánimo es similar en efecto, pero escuchando «On the beach» me queda siempre la sensación de que este disco tiene una intención muy definida, muy propia e indivisible. Están las toñas a las petrolíferas, a Nixon, la pena por Danny Whitten el amigo fallecido, el desencanto de la fama, el momento que atravesaba con sus compinches de supergrupo, la definitiva acepción del fracaso hippie y sus dogmas… Todo eso y mucho más queda recogido en el disco. Hasta ahí lo normal, que ya había demostrado hasta entonces y con holgura el genio que podía ahondar en el «lado oscuro» de la especie sin compasión ni anestesia a valer (aunque, dígase todo, nunca antes quizá con tan marcado denuedo -aquí se juntan especialmente tanto la desgracia propia como la global, debe ello entenderse-)… Otra masterpiece del canadiense para el zurrón y a otra cosa, vaya. Pero no, este cabronazo de disco es todavía más que todo eso… ¿Por qué «On the beach»?.  ¿Y esa secuencia?. El inicio soular y alegre con «walk on», las caricias de «see the sky…», depués se acelera todo con una muy  necesaria «revolución» para dar paso de seguidilla al tranquilizante banjo de «turnstiles» y el solemne blueseo vampiro cerrando cara… Y yendo más allá de letras y contextos históricos parece que, en efecto, este viaje tiene mucho, todo en realidad, de querer jugar con el propio estado de ánimo del oyente desde su propuesta pura y duramente musical… Neil Young meditando en un día de playa sobre todo aquello que le rodea y en el que de todo cabe (más cercano/lejano según proceda), sin duda, pero solapando ello claramente al sentimiento, -a vueltas con lo del estado de ánimo one more time-, que quiere proyectar cada vez, en cada parada del viaje. Y ya no me meto en lo del significante listado de ilustres musicazos que aquí aparecen de una u otra  manera (se lo dejo a los que saben más, que seguro lo explicarán más y también mejor), pero ese subrayar con órganos por aquí, esa steel por ahí, aquellos punteos a traición por allá y, claro, lo directo y sin ambages de la producción…

Pero volvamos a la puñetera narrativa (musical) aquí propuesta y alcanzada, con esa «b side» que componen los alrededor de veinte minutos más intocable y denotadísimamente crepusculares que se puedan recordar en esto del rocanrol… y, a decir verdad ya puestos, lo que en verdad hace que este disco me logre su aureola de único, de definitivo, a unos niveles de muy complicado comparar. Un fundido a negro sin prisa ni pausa que, muy humildemente y que no se me ofenda ningún fan please, componen lo más grande  y mejor que ubico en el largo e impagable opus de este genio. Este ramillete de tres con el tema homónimo, «motion pictures»(mi predilecta de tan suculento botín -minimalismo doloroso hasta el llanto-) y «ambulance blues», es el fin de todos los finales… Se terminó el malvavisco, se va apagando la hoguera y, finalmente, sobrevivimos un día más a pesar de todo… Volvamos ya a casa (aunque sea en ambulance) que, es de todos conocido, en la playa por la noche se puede levantar una rasca de lo más hijoputesca… Y le llamaron «loser» a esta maravilla en su día por no tener los «dorados corazones» que preceden u otras luces similares de su ya entonces más que ilustre pasado, por su engañosa y aparente amargura galopante (para quien no quiso/quiera tomarse la molestia de rascar siquiera un algo)… «On the beach», y esto es una opinión muy personal, es el «Berlin» particular de Young… pura carne viva, y punto. No es un disco hecho con el cerebro, corazón o alma… (no solamente, entiéndase). Es su disco desde las mismas y más retorcidas entrañas, en el que Young ya no quiere ser el chico prodigio que domina todos los palos de la american music y que puede tocar con los más grandes cuando y donde quiera. Ya se le quedó ello pequeño, por supuesto. Neil quiere al fin su identidad y entidad propia en plenitud, y se piensa vaciar del todo en el ímpetu, logrando de paso algo que es tan sangrante como irrepetible al nivel que de la puta gana comparar. Eso es el gran triunfo de este «fracaso» llamado «On the beach»: el ascenso al artista ya completo y gloriosamente único (partiendo de la, indispensable, base propiciada por un músico e interprete evidentemente descomunal) . El disco donde Neil Young es más Neil Young que nunca, en definitiva… Le decía hace días a mi sufrido y querido archienemy que «On the beach» es el mejor y más tremendo de los discazos de Young y, como se que cuando me pongo en este plan el tipo a veces no me hace demasiado caso (no se lo reprocho),  añadí: «… y todos lo sabéis en realidad, aunque algunos no os hayáis dado cuenta todavía». Y así lo pienso hoy también y tan ancho que me quedé/quedo.

… Y tan ancho sigo, faltaría. Y es que, al final, siendo mucho más sintético y con menos jerigonzas a mediar, «On the beach» es (en la vertiente menos agresiva del artista, por lo menos)  el muestrario definitivo en su primera cara y, por contra, algo tan desgarrado como inolvidable en su reverso (y en términos de historia de la música del demonio, sin ceñirnos única y puramente al opus del genio, que vengo a referir). Finalmente, si por accidente -y por mucho extrañe- cae alguien aquí que no se ha atrevido nunca con el disco por dires y/o diretes varios (o vaya usté a saber), solo le digo que, de verdad que se lo prometo, el tema que da título al glorioso folletín, «see the sky about the rain» y «motion pictures» están, en efecto, compuestos por un ser humano… O a priori eso parece y suele admitirse, convendría matizar. Dolorosamente inmortal, eternamente necesario… Al final de la carretera de las más recontracontrastadas «putas obras maestras» (POMS, que se dice, sí), y aunque parezca no pueda ser, se llega todavía a unos pocos de sitios más… La Playa de Neil Percival Young es, yo al menos no albergo mínima duda, uno de esos tan contadísimos y exclusivos lugares.
 
Neil Young – «On the beach» (1974) : 10/10
01. «Walk on»/ 02. «See the sky about the rain»/ 03. «Revolution blues»/ 04. «»For the turnstiles»/ 05. «Vampire blues»/ 06. «On the beach»/ 07. «Motion pictures»/ 08. «Ambulance blues».

Por Guzz


16 comentarios

  1. El número uno. Para mí el mejor de todos, con todas sus imperfecciones y desvarios. Mr. Neil Young, palabras mayores. Cuando busco emoción o desgarro lo encuentro en sus canciones. El tercer disco de la Ditch Trilogy lo he visto en una página americana elegido como el mejor album por sus fans. A mí me gustan casi todos sus discos, pero soy más de Rust never sleeps, de esa dualidad acústica y eléctrica que se encuentra en este disco, en Zuma, en canciones como Like a hurricane o Star of Bethhelem. Lo bueno del señor Young es que tiene donde elegir. Este On the beach me gusta saborearlo junto con el Tonight, me cuesta separarlo y los disfruto mucho. Excelente artículo. Un saludo.

  2. Hombre ya era hora so mariconazos, 4 meses de exile y primera entrada para Neil. Ya os vale. Eso si, peaso entrada. Enhorabuena Guzz y exilers.
    Abrazotes

    Manolo Granpa

    1. Manolo Granpa: Yo metí mi visión del After the gold rush y creo recordar que Nikochan la suya, al principio del Exile.

      Un abrazo trufero.

    2. Correcto Savoy, lo retiro todo menos lo de so mariconazos, que lo sois, jeje (dicho con todo el cariño). Ya sabes los Neiljunkies siempre nos sabe a poco.
      Abrazotes y me flipa vuestro blog (aunque anda escaso de Neil)

      Manolo Granpa

    3. Manolo Granpa: Hombre, en lo de mariconazos, algunos se llevan la palma… je, je, je.
      Y tranqui, con calma irán entrando cosas de Tío Neil, a su ritmo.

      Un abrazo trufero.

  3. Plas, plas ,plas,plas, plas,plas,plas con el ruido de quinientos millones de personas aplaudiendo.Usted si que sabe.Este disco es de esos que decia el otro día en un privado, creo que a su archienemigo que tienen clara su valoración: no es 10 , es infinito porque infinita es la verdad que encierra tanta verdad.Un día de playa, con uno mismo, echando un joint y mirando el hotizonte, casi todos los hemos hecho pero nadie con tanto arte y dolor. Sólo se me ocurre el Blue o el Blood on The Track o Nina o Jeff, esas conversaciones con uno mismo que se convierten en con todos, que calan, llegan y que te dejan k.o.
    La segunda cara de On The Beach es tan hermosa…
    La groupie bilbaina le sigue queriendo y que llegue el miércoles. Enhorabuena porque hoy veo ya que hay cosas de este santo exilio que van a acabar impresas , le apuesto mi copia setentera de On the Beach.

  4. Que weeena Oratoria y articulazo, Congratulations !! Aunque sea yo de los allá por el 75, realmente tenemos joyas muy divinas de Mr Percival. Thank u Exile, ya era hora !!
    Thank u, LPDN.
    See U. Wenry.

  5. Pues no es este mi favorito, pero está entre los elegidos sin duda. Por alguna razón inexplicable amo "After the Gold Rush", es mi favorito, pero entre "On the Beach", "Tonight's the night", "Harvest", "Everybody knows this is nowhere", "Zuma", "Comes a Time", "Rust never sleep", "Ragged Glory"….. joder, pues entre esos no sabría cual poner por encima de los otros. Es Tito Neil, sino el más grande, casi. Por cierto, gran post y hoy no hay queja de la nota, ja ja ja

  6. Querido Guzz… este tipo de discarros ya no se hacen… por lo menos tan cojonudos no. Este álbum que lo tenía como el más olvidado de la tirada setentera de Tío Neil, cobró para mi una especial vida cuando me metí a fondo con él, con motivo del IV Rust Fest. Hablais de la segunda cara… como la pepita de oro que es, pero y ¿Revolution Blues? Esa manera de sonar la guitarra entre eléctrica medio desafinada y el sonido típico de la Gibson les paul… gloria subida al peldaño más alto, además de ese comienzo de lo más alegre con Walk on.
    No sé si decir que es el mejor disco de Young, pero desde luego no desbarra para nada con sus cohetáneos de esos años, pero claro es lo de siempre ¿quieres más al papi o a la mami?

    Abrazos truferos.

  7. Gran disco, ocho diamantes que se hacen tan opresivos como adictivos, no puedes evadirte de la sensación de vertigo de Ambulance Blues o de la vida que te traspasa con la escucha de See The Sky About The rain, lecciones de como hacer en Walk On a los mismísimos CSN…que decir, si Guzz lo ha dicho todo de forma inmejorable.
    Abrazos a todos amigos.

  8. Uno de mis favoritos de Young; no llega, si bien es verdad -al menos para mi gusto-, a la clase del Harvest pero no deja de ser un trabajazo. Saludos, señores.

  9. Grandísimo disco/post, On The Beach ha sido de los discos que he descubierto a posteriori, un imprecindible ahora. En cierta manera has acertado de lleno con el desglose del Tonight's The Night, aquel más de luto, y este con más matices. Gran post Don Guzz, imp'resionante es poco. Saludos

  10. No es de mis preferidos pero sí que es de mis favoritos. O quizás se podría decir al revés. Yo también lo descubrí tardíamente, intento recordar y creo sobre el 2005. Da lo mismo, el caso es que es otra POM POM POM del más grande. Me encanta ese primer comentario de mi amigo Millan65 con ese "cuando busco emoción o desgarro lo encuentro en sus canciones".

    Don Guzz, Vd. va camino de convertirse en el nuevo ídolo de las letras españolas. Solamente falta que la juventud asome por el Exilio y pase por aquí a leerle. Reciba mi abrazo.

  11. En su tiempo fué album incomprendido y despreciado como lo fueron joyas como el Berlin de (Lou Reed) o la extraordinaria obra teatral de Ray Davies (The Kinks) Preservation Act 2. Sin embargo, aunque los álbumes fueron inicialmente criticados y generalmente ignorados por el público en ese momento, han recibido mucho más respeto y admiración en los últimos años.
    On The Beach posiblemente no sea el mejor album de Neil Young pero lo considero como mi album favorito de todo su legado. Harvest, Everybody's Knows…, After Gold Rush e incluso el Zuma me parecen superiores y con un sonido de grabación mas perfecto, que eso hace también que On The Beach tenga un sonido especial y diferente al resto. Imprescindible para cualquier amante del mejor pop y rock clásico.

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