Especiales Críticas Discos



Exile On Main Street no es el mejor disco de los Rolling Stones porque tiene un título mucho más importante. El exiliado de Sus Satánicas es la gran obra maestra de la historia del rock and roll, su On the Road sonoro, la esencia más esencial del invento o donde la sagrada melting pot de la negritud norteamericana se hizo blanca, europea, viciosa, elegante, bohemia, decadente, peligrosa y universal o como me gusta decir, cuando el rythm and blues se hizo romántico por los siglos de los siglos.

Mejor si utilizo la comparación con Blonde on Blonde (la segunda obra maestra del rock and roll, la cerebral, esa invención mercurial del señor Bob Dylan de la década anterior), en el sentido de que su precedente, Highway 61 Revisited y en el caso de los Stones, el Sticky Fingers, son , sin duda, las obras mejor acabadas de sus fecundas discografías, es decir, colecciones de canciones pluscuamperfectas e históricas por diversos motivos, juntas o por separado, mientras que en ambos dobles, los dos cestas de 3 puntos dentro de sus fase final gods on a roll, si sacas las canciones de su contexto, sonido o sentimiento global, quedan bastante más desamparadas.

Se benefician las unas de las otras, se complementan de manera promiscua y contagiosa para lo que quiere ser un todo completo, no por concepto sino por sentimiento y un sonido único que lo exprese.

Ambos dobles son exposiciones puntuales del estado de las cosas de la civilización occidental y de las relaciones humanas, de los procesos de rebeldía y cambio, con un hilo conductor definido sin pretenderlo que no es otro que su genialidad en captar una luz que sólo se ve desde lejos, dejándola cautiva para siempre en una secuencia emocionante; el Exile está compuesto de unas fotografías sonoras que hacen de él un álbum para la eternidad. O te lo tragas entero o no te enteras de que va la fiesta.

Ejemplo: Pledging My Time o Casino Boogie, ambas aisladas son ejercicios de estilo del blues de Chicago con duende, soberbias para ser blancas pero en su combinación con Visions of Johanna y Tumbling Dice es donde trascienden su propio género y se hacen tan importantes como las canciones estrella, las dos perlas que les siguen.

Son de esos discos-río , anchura Amazonas,  los que más me gustan ( Manassas/ London Calling / The Basement Tapes/ The River/ El Blanco de los Fab…por citar los primeros que me vienen a la cabeza, discos totalmente formativos, guías absolutas con mapa) donde todos los sedimentos y barros fluyen hasta desembocar en un océano donde ya no distingues las corrientes y todo se vuelve del color del cielo sin percibir ya una mínima línea de horizonte.Adquieren su identidad pasmosa escuchados en su integridad.

El disco del exilio gabacho de Sus Satánicas Deidades es el lodazal donde ensuciarse como un marrano de su fuerza bruta, descomunal y sin adulterar. Su dulce droga dura.

No pensaban entonces en singles y éxitos (o eso parecía) sino en seguir llenando el avión de combustible, putas y champán , ni siquiera en lps sino en sacar a la superficie del lago lo que estaba pasando: las tensiones, la humedad del sótano, el hastío y la gran belleza de la mala vida a la que lleva tener pasta para tirar, contarnos la película del más increíble de los indian summer vivido en una extraordinaria primavera mediterránea, bien comidos, bebidos, drogados y follados.
Eran ya una banda de muchos músicos y familias incluidas, se habían hecho mayores y casi no se soportaban salvo para tocar, todo en el ambiente más chic que te puedas echar al plato, como reyezuelos  medievales imaginarios.

La evasión de impuestos nunca ha generado un obra de arte y acto de romanticismo tan extremo como el que se cocinó en la Riviera francesa y se acabó de emplatar en California, L.A.

Pero me apetece cortar el rollo de su importancia en este justo momento y tratar esta POM entre POMs como un feeling, como algo que descubre partes de uno mismo o las explica mejor porque la verdad es que es ya tanto lo escrito, filmado y dicho sobre el Milagro de Nellcòte ( y tan bueno!)  que me sentiría un gañán tratando de añadir algo más a eso de que si el traficante de Marsella pasaba jaco del bueno a Gram o si Kiz invitaba hasta a la chacha del montador de cable en el sótano a sus fiestas o si esta canción tiene acordes de Slim Harpo o líneas de viento de la Stax o si Mick estaba agilipollao en Niza con la Bianca dale que te pego al Don Perignon.

De bien pequeño, me fascinaba y aterrorizaban a la vez, las movidas que se traían unos vecinos del piso de mis padres, en la otra mano, la izquierda, on the wild side.
Matrimonio y tres hijos varones. Buena gente con el vecindario. Tenían una habitación-negocio destinada a moler especias lo que le daba al patio y a la escalera unos olores que todavía permanecen impregnados en las baldosas cuando voy a casa de mi ama y en la percepción que tengo sobre lo desconocido.
Quizás todo ese exotismo olfativo y haber pillado un single de los Rolling a tiempo, hicieron que el hermano mayor, único que vive, fuera de los primeros en Bilbao, en tener de profesión camello, llevándose por delante a dos hermanos bien jóvenes y ahora,  también a sus padres que resistieron muchos años a sus disgustos y el de sus hijos con las drogas, incluido el intento de tirar al padre por el hueco de la escalera ( yo aterrorizado tapado en la cama escuchando los gritos y a mi padre llamando a la policía y tratando de convencer al hijo rebelde de que no tirara a su padre porque era un quinto y lo mataba, verídico)
El hijo mayor, el que vive, el Kiz, el inmortal, transformó el molino en una plantación casera de marihuana y ahora subes en el ascensor y al llegar al cuarto ya empiezas a colocarte. Es un superviviente.
Cuando era muy pequeño ( será de mis primeros recuerdos) presencié una escena que me dejó intrigado de por vida hasta que escuche entero el Exile. Él llamó a nuestra puerta porque quería enseñarle algo a mi hermana mayor. Yo le abrí. Era un 45 rpm de los Rolling Stones.
En el pick-up maleta de casa, el que estaba en el salón color gris perla, ese que la tapa eran los dos altavoces, lo puso con pasión y le retó a mi hermana: “ mira lo que tengo, deja ya de escuchar a los jodidos Beatles, pon esto que es lo nuevo y lo mejor, no hay color”
En cuanto sonaron los primeros acordes por aquel artefacto con sonido a secadora, no recuerdo la canción pero si que era un riff mortal de Richards , él empezó a contonearse y a bajar la espalda para atrás de una manera tan endemoniada como la voz de aquel cantante. O su coronilla llegó al suelo o la memoria no me sirve bien.

A mi hermana quizás le entrara la risa (él es muy amable y gracioso, un gentleman por muy cabrón que sea o haya sido con su familia,  todavía le sube las bolsas de los recados a mi ama) pero a mí me generó una mezcla de miedo/ vértigo/ atracción/descubrimiento que ahí permanece , en los pliegues y que aprovecho para sacar aqui a colación. La música aunque se comparta es una experiencia personal, no es como los conciertos. Nunca lo olvidaré y siempre lo he tenido presente. Fue la ventana a algo diferente a la educación reglada de colegio católico y a la moral al uso de aquella clase media.
Algo primitivo , tribal incluso tosco había en dicho sonido y baile y una actitud transgresora que tras los años , conoces su adjetivo: “funky”
Realmente Exile On Main Street es lo mismo, es un sonido único en el que si me ponen una pizarra para describirlo pondría: el zumbido de un panal de abejas cabreadas, el olor a carburador tuneado en un garaje minúsculo, un puticlub lleno de gualtrapas ilustrados delgadísimos, conseguir ser más blues que los del Delta y hacer de ese lamento duro de los campos de algodón algo tremendamente romántico, tocar a Chuck Berry en sucio, afrancesar el soul de la Stax de Memphis y ser más molesto que un mosquito en la siesta bajo el castaño , country como Hank Williams , gospel como los Staples, gumbo como el Professor Longhair.
El Exile es un crossroad como el de Robert Johnson, ese cruce donde la atracción por lo considerado repulsivo, vulgar y sucio por las normas sociales y las buenas costumbres, aquello que siempre se quiere tapar, se torna la verdad del carpe diem, una ruta peligrosa pero llena de vida interesante.
También, el Exile es una forma concreta de proyectarse un rayo de sol en el jardín salvaje cuando todavía queda verano y lo mejor está por llegar.
Exile On Main Street, o las otras basement tapes del otro lado del charco,  representa un estado de excitación permanente, te la mantiene tiesa y es además un tratado de cultura popular occidental, es el barco de esclavos, son los pantanos de Luisiana, las baguetes francesas untadas de mantequilla normanda y buena vida, lanchas en el embarcadero, guitarras Gibson country-style, Anita y Gram, columnas, filtraciones, cacofonías, fantasmas del sur, mucha gente y mucho barullo, diversión, el saxo/sexo del follarín Boby Keys, el swing de Charlie o el tremendo piano de Nicky (esencial), el eterno amor y odio fraterno entre los Glimmer que saca lo mejor de ellos para suerte de las canciones.
Exile On Main Street es sobre todo romántico, es decadente, es sublime, es el mejor disco de la Historia del Rock y como mi vecino entonces, cuando yo era un niño, todavía se contonea como una serpiente porque es un auténtico superviviente. Las formas de vida las elije uno como le da la gana y el Exile es ante todo libertad, escupiéndonos a la cara nuestro lado canalla, la otra ruta, la del eterno misterio de lo diferente, la de la interminable autopista del rock and roll.

Dedicado a mis compañeros exiliados de los que tanto aprendo y a los que tanto aprecio.

Gracias al libro de John Perry (de los Only Ones) editado por Hanky Panky Records , al maravilloso documental Stones In Exile que lo llevo visto tropecientas veces y siempre lloro, al jodidamente sagrado vinilo doble original y a la maravillosa edición de lujo remasterizada en cd con esos extras que me encantan ( como el que cuelgo por las sugerentes imágenes) , a mi vecino Fernando que nunca se enterará de que él me introdujo de alguna manera, aunque fuera a largo plazo, en los Stones.
Y quiero incluir una frase del tete Johnny de una respuesta suya a un comentario de su post de ayer que me parece genial para explicar que representan los Stones y por tanto , el Exile On Main Street:
Me gusta que el rock and roll tenga un componente de desfase, de diversión, de «me los paso a todos por el forro». Sus Majestades son el mayor exponente de la historia del rock en saber conjugar sensibilidad, actitud, calidad, diversión, desfase, lujuria,… Ellos mejor que nadie representan lo tangible, lo terrenal, el rock and roll cual si fuera la doctrina más sincera y veraz, con sus defectos y virtudes. Larga vida para nosotros y para Sus Majestades.

The Rolling Stones – «Exile On Main Street» (1972)
10 – 10

Rocks Off/ Rip This Joint/Shake Your Hips/CasinoBoogie/Tumbling Dice/Sweet Virginia/Torn And Frayed/Sweet Black Angel/Loving Cup/Happy/Turd On The Run/Ventilator Blues/I Just Want To See His Face/Let It Loose/All Down The Line/Stop Breaking Down/Shine A Light/Soul Survivor.


10 comentarios

  1. Me alegra que pongas Plundered my soul, que no estaba en el disco original incomprensiblemente. Es para mi uno de sus 3 discos del olimpo, como ya
    he dicho en algúna ocasión, unos días este es el mejor, otro día el Let it Bleed u otro día el Sticky fingers.
    En este disco hay rock and roll a expuertas, soul, baladas… todo.
    Es un disco insuperable.

    Abrazos truferos..

  2. Mi primer disco de los Stones fue un regalo: el recopilatorio Jump Back (en casete) que si no recuerdo mal del Exile sólo incluía Tumbling Dice pero el primer álbum que me compre de ellos sí fue el Exile (junto con la versión americana del Aftermath). No tenía demasiadas referencias sobre él, sabía que estaba considerado uno de sus obras mayores pero poco -por no decir nada- más, por descontado no había leído nunca eso que dicen sus "detractores" de que es difuso, irregular, vamos, los que no han entendido nada (y a los que habría que hacer leer tu entrada je je je). Llegar así al Exile, "virgen", me parece la mejor manera, meterse en lodo con él, como dices y dejarse llevar… r'n'r, country, folk, soul, gospel, R&B…sudor, sexo, peligro, emoción, sentimiento… mi disco favorito de todos los tiempos forever and ever

    Un abrazo, Joserra, y gracias por este entradón.

    1. Querido agente, es verdad, difusa es la vida y por eso exile es difuso , porque es vida. Yo no se si es mi disco favorito pero lo que si es para mi , es un estado mental o de predisposición favorito, misterios. Como dice Kizz it's in the bones!

  3. Joder, Joserra, no hay quien te iguale en pasión. Qué frase tan hermosa para terminar: "Las formas de vida las elije uno como le da la gana y el Exile es ante todo libertad, escupiéndonos a la cara nuestro lado canalla, la otra ruta, la del eterno misterio de lo diferente, la de la interminable autopista del rock and roll". Ayer le decía al amigo Evánder lo bien que me había venido el vídeo de Howlin' Wolf que colgó en su blog; no sabes lo bien que me viene esta entrada en unos días que me sumen por igual en el amor que en la tristeza: perplejo perdido que anda uno, te leo tan vivo sobre el doble del alma que me dan ganas de llorar. Hace veintitrés o veinticuatro años lo compré en una tienda de Pamplona que ya no existe y aquí está, haciéndome compañía en Carabanchel junto con otra preciosa edición en CD que pillé uno años después.

    Un abrazo y, como dice el Agente Cooper, gracias.

  4. Pues fíjate Joserra que, para resumir, esto que has puesto me parece lo homólogo a lo que trata en la historia -por mi conocida- del mundillo este de las referencias musicales de la bloguería… Los posteos que como premisa básica se desdoblan abierta y descaradamente en la visión y sentimiento particular de quien firma, aparcando -más allá de lo lógico o inevitable por contexto- el abusar de la compilación de datos para regurgitarlos sin más y porqué sí (sea disimuladamente o a cara descubierta), son mis predilectos y los que mejor recuerdo (si además se sabe -todo un arte que no se enseña en el cole- extrapolar a la vida personal como es el caso ya es el acabose, además). Tú entrada del Exile es, desde hoy mismo a media hora de terminar el día en que aparece, un oldie absoluto, pleno y por cojones. Aplausos hasta la autolesión de manos, gran abrazo guzzero y me piro ya a escuchar "Let it loose" a tu salud,
    Pd. Cielo e infierno, "el Blanco" o ·el Exile"… Pura religión, sin más.

  5. Joer, tete, de verdad, me enorgullece muchísimo que hayas incluido ese párrafo mío para rematar este articulazo sobre esta POM. Si te digo la verdad lo dije de tirón, sin pensar mucho, quizás en un momento inspirado, llevo muy dentro a los Stones y sin ellos el mundo del rock no tendría tanto significado para mí.

    Bueno, y ahora quiero destacar unas cuántas cosas que me han calado de tu especial palique y pasión. Subrayarlas y en negrita: “…donde la sagrada melting pot de la negritud norteamericana se hizo blanca, europea, viciosa, elegante, bohemia,…”. Sinceramente, me parecen de unas profundidades geniales tus comparaciones dylanitas con los Stones, jamás de los jamases habría llegado ahí (ni yo ni creo que muchos), pero no creo que vayas para nada mal encaminado. Será ese exotismo olfativo que arrastras desde bien pequeño. Cualquiera que lea este artículo debería sentir, como mínimo, curiosidad por saber que hay detrás del “Exile on main street”. Tremendo. Abrazo.

  6. Nada que añadir ante tal reseña/crónica de este disco que ha calado hasta en el título de este lugar. El alt-country le debe mucho a este trío de amor odio jagger-gram-kiz. Para imprimir Joserra, de aquí un par de párrafo deberían tallarse en la escayola de la capilla sixtina del Delta. Saludos y abrazos

  7. Nunca diré que este o aquél es el mejor disco de la historia, pero si me preguntan que disco eliges si tras una guerra nuclear solo puede quedar uno sin dudar ni un segundo elegiría este.
    Abrazos a todos los exiliados.

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