Críticas Discos

The Delines es una nueva formación, aunque en la práctica se trata de las canciones del ya veterano Willy Vlautin, unsung-hero por excelencia del alt-country de las últimas dos décadas, alma matter de Richmond Fontaine, grupo que nació en los 90 a la sombra de la no depression, amante por igual de los Replacements y Uncle Tupelo, y de la literatura realista de Raymond Carver. Su trayectoria transcurre en paralelo y con menor popularidad que Wilco, cosa que se entiende y respeta, pues su música en todas sus vertientes no está hecha para todos los paladares, en sus historias campan a sus anchas perdedores en mitad de encrucijadas vitales, y ya se sabe que este tipo de querencia sombría y oscura entraña el enorme riesgo de la no aceptación general, cosa que Vlautin siempre aceptó con filosofía. Apuntar para más gloria del protagonista que lleva cuatro novelas escritas y con cierto éxito entre los plumillas resabidos, alguna de ellas con intento de llevar al cine. Puede afirmarse sin que el pulso tiemble que a día de hoy es uno de los más grandes en su género, el songwritter más cultivado de su generación.
Siento un gran afecto hacia este artista, mi relación con su música se remonta a casi una década en un directo de Richmond Fontaine en formato dúo y como telonero de unos Marah entonces en la cresta de la ola. Venían a presentar el fantástico «Thirteen Cities». El concierto fue muy bueno, con parquedad instrumental pero con intensidad, yo diría incluso que con cierta urgencia ya que todos los que se dieron cita allí esperaban a los cabezas de cartel con ansiedad, y esto el artista lo nota, mayormente el aforo pasó bastante de Vlautin y de sus canciones. Pero en el silencio de la noche fue el poso de aquel intenso repertorio a dos guitarras lo que me cautivó, entonces entendí la dura realidad de artistas que continuamente caminan por la cuerda floja a pesar de su larga y sin mácula trayectoria. Todo tiene su parte positiva, pues el hecho de complacer sus propias inquietudes artísticas más allá de la popularidad siempre le ha dado cierta tranquilidad a la hora de encarar cada nuevo disco. Para muestra un botón, los Marah se han desinflado con el transcurso de los años y en cambio Vlautin continúa en la brecha con un catálogo excelso y lleno de joyas a descubrir, a recomendar un cinco estrellas como es «The Fitzgerald», y el imprescindible «Post To Wire», el disco que los sacó de la sombra editado en un momento decisivo en el que cambió el piano por la pedal steel.

Podríamos considerar The Delines como una superbanda, si me permiten, más por el gran oficio de los componentes que por su popularidad, en la práctica el grupo gira en torno a Willy Vlautin y, a remarcar, la voz de Amy Boone de The Damnations, en nómina además de su inseparable compañero en Richmond Fontaine, Sean Oldham, se encuentran Jenny Conlee de The Decemberists y Tucker Jackson de los Minus 5. Presentaciones a parte, las música se nutre de los renovadores de la tradición que tienen en Gram Parsons su santo patrón, pedal steel por doquier, esta vez sin la aridez y tensión de los 90, un tratado alt.country down-tempo con alma soul.

Se sirve el cantautor de Reno del paisaje cosmopolita de una de las grandes avenidas de Denver (Colfax Avenue), signo de identidad de la América moderna contrapuesta a su decadencia, con todos los elementos propios de un ecosistema tal, como gente humilde ante decisiones drásticas, gritos en el patio de luces, trifulca en la madrugada, fauna nocturna a la luz de los fluorescentes publicitarios, putas y yonquis, toda clase de juegos en las sombras de la jungla de asfalto… unos protagonistas personificados en la voz de Amy Boone que se mete en cada historia con una dicción perfecta que te hace saborear cada verso sin esfuerzo, y entiendo entonces que Vlautin haga un nuevo grupo en torno a esta voz que lleva inherente un tono triste a la vez que dulce, una interpretación que convierte la oscuridad en terciopelo sonoro, perfecta para unos personajes casi en las últimas que acaban encontrando resquicios de esperanza en su propia miseria.

Esta colección de canciones no tiene fisuras desde su apertura, pedal steel, rascado gentil de eléctrica y escobillas en Calling In, miles de voces de soul etéreas nos vienen a la cabeza en Colfax Avenue abriendo el ángulo por el escenario elegido en un traveling con mucho gancho, la melodía más pop viene con la deliciosa Wichita Ain’t So Far Away, alt.country al detalle quasi-jazzy, pedal steel por doquier, I Won’t Slip Up y State Line son buenos ejemplos de la balada contemporánea para derretirse, excelente la versión a piano de Sandsman’s Coming de Randy Newman, un gran letrista reverenciando a uno de los más grandes letristas de todos los tiempos, también está presente el soul en todo el tracklist, sobretodo y con profundidad, en modo deep, en Flight 31, una canción que te remueve las entrañas, y hasta el final, introspección extrema en I Got My Shadows, cierra el disco con uno de sus highlights, un retrato en punto de fuga hacia la esperanza en una de las canciones que más me han gustado en lo que llevamos de temporada, 82nd Street, grandiosa, canción que Mazzy Star soñaría tener en su repertorio.
Colfax es la celebración de las canciones y la trayectoria de Willy Vlautin, un caramelo sonoro que confirma su maestría haciendo canciones. Apto, si se acepta el consejo, para cuando el ritmo diario os deje un momento para la contemplación sonora, sin autobuses, ni trayectos, a ser posible en Hi-Fi pues los matices son de un preciosismo sin parangón. Tomadlo si se prefiere como un acontecimiento único nunca antes la calidad lírica de Willy Vlautin habían tenido alma de una mujer. Pongo la mano en el fuego esta vez ante una novedad del presente año, con la brillantez mostrada sólo cabe calificar Colfax con un sobresaliente.

 The Delines – Colfax (2014) 9/10

1 Calling In / 2. Colfax Avenue / 3. The Oil Rigs At Night / 4. Wichita Ain’t So Far Away / 5. I Won’t Slip Up / 6. Sandman’s Coming / 7. State Line / 8. Flight 31 / 9. He Told Her The City Was Killing Him / 10. I Got My Shadows / 11. 82nd Street


8 comentarios

  1. Muy interesante el post, mucho mucho. no conocía este proyecto pero al leer el artículo me han dado unas ganas tremendas de hacerme con él. Suena bien y tu opinión pesa. Un 9 de 10 por Chals???? esto hay que escucharlo!!!

    1. La verdad amigo Nikochan que con la dinámica con la que suelo puntuar es quizás un poco alto, ya sabes que para mi los 9 y 10 son los blonde on blonde/revolver/sticky/cualqueiradeloskinks, quizás me he dejado llevar por la figura de Willy Vlautin que si es un artista de sobresaliente, además he querido enfatizarlo respecto de otros notables y sobresalientes del Exile, es un grandísimo disco, este hombre sabe hacer muy bien las canciones y aquí suenan de etiqueta, ando lleno de gozo estos días con el disco. Escucha The Fitzgerald y Thirteen Cities, otros grandes discos de Richmond Fountaine. Saludos my King

  2. Pues como Nikochan ni idea tenía de la existencia de este combo, anotado queda, el tema que has puesto suena tranquilo, reposado… y exquisito.

    Abrazos truferos.

  3. Simple y llano, uno de los mejores del año. Merecedor del sobresaliente. Sólo discrepo en cuanto a la escucha, con unos buenos auriculares y dejandose mecer por una brisa de madrugada suenan de lujo y así nadie se molesta. Saludos

    1. Un disco suave y de ritmos pausados, equiere su rato tranquilo, pero si llegas a entrar hasta la cocina my mestre, lo tendrás en la lista de los mejores de este año, seguro. Saludos

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