Críticas Discos

La fascinación por el legado e impronta en la historia rockera de esta formación es algo que no ha dejado todavía de crecer para con sus miles de fans around the world… Que semos legión, ya puestos. Dos discos de estudio de atesoramiento obligatorio, un front-man de voz carismática que nos retornaba a los gloriosos tiempos remotos, una banda que expandía su sonido con una frescura que aún hoy huele a jazmines y, entre alguna que otra cuestión, una -cruelmente breve- biografía de esas tan golosas para  el rockumental de turno, asientan los parámetros de la leyenda.
Pueden buscarle el roto al saco si quieren, por supuesto… Se hicieron bastante populares ya de entrada por la aparición de Hoon en la baladita «Don’t cry» de los gunners (muy detestable canción para quien suscribe y varios miles de gentes y gentuzas más); su tan remarcado tesón por ser más hippies que los sauces puede que acabara por crear arquetipo (sino impostura, de cara a algunos); y, está claro, que el que su buque insignia en cuanto a singles sea la vacilona y siempre bienvenida, pero también algo simple, «No rain» logra que la consabida label de banda «one hit wonder» chamusque el cocido de forma inefable y ya para siempre… Particularmente lo primero me la trae al pairo, lo segundo es algo que hasta mola (entre tando fatalismo y superintensidad grunge, los fumetas estos resultaron un seguro del parchís cojonudo) y, desde luego, lo tercero me parece una gilipollez de padre y muy señor nuestro (es más, me atrevo a decir que quien se quedó con «No rain» y no fue más allá no merece sino la mayor de las lastimosas lástimas, de gustar esto del rocanrol -está claro- y a razón de la barbaridad que se pierden). Me repito siempre con esto, pero es que no me cabe duda: Blind Melon (a pesar de su tan absurdo nombre) hubieran comandado el último cuarto siglo en ese equilibrio calidad-fama, a nivel de rockeras bandas (yanquis o no), de la mano con los Robinson, Tweedy y cia., quizá los de Vedder, y poco (o nada) más… La incontrolable manía compulsiva de Shannon por oler muy de cerca los espejos me/nos privó de la resolución del misterio de forma temprana, y hasta es posible que por aquello de la belleza que no hemos visto marchitar se guarde un recuerdo desmedido de su grandeza, pero… Caray, viendo ya la evolución del segundo disco, el tema es de demasiado buen adivinar (los dos son intocables, y hasta me gusta un pelín más el estreno a los puntos, pero el crecimiento en «Soup» es obvio y la sensación de que estos no veían el techo por tocar ni echando mano al telescopio es innegable).
En cualquier caso estamos en 1992, el año expolímpico, en el suspiro inmediatamente anterior a que la Mtv acabe de embotellar y etiquetar la «música alternativa», donde tanta mano ya ha metido y como tal (pelotazo del «Nevermind» mediante)… Buenos tiempos, no grandes pero si buenos (y quizá los últimos así en general y tropel) para el rock yanqui. Es en dicho contexto donde esta criatura de cinco distintos padres, con una querencia a fuego para con lo más granado del rock americano de tiempos remotos, empezaría a hacer «lo suyo». Y «lo suyo», básicamente, fue darle una nueva mano pintura a la furgo de la Creedence, Grateful, Buffalo, Allman Bros. y demás dioses de la Ruta (sin olvidar el grandilocuente putoamismo zeppelinero de forma esporádica y si la ocasión se terciaba, ojo ahí). Su manera de entender la música y, por supuesto, el registro vocal de Shannon estaba condenado a ello de salida, llegada y todo lo que pillara en medio.
Yendo ya al trabajo de cabecera de entrada de manera específica no se me ocurre mejor manera que evidenciar que las canciones de este disco homónimo, y ya icónico en verdad, son un lote imperecedero e infalible a cualquier nivel… Para recuperar la gratuita y algo chorras comparativa anterior, decir que en cuanto a studio albums los Crowes y Wilco solo le aguantan la andanada en tres ocasiones y Pearl Jam en un par (siempre en base a gustos propios, obvio), dado el acojonante nivel medio que aquí impera. Nivel que por cierto repetirá este melón con el segundo, y a la postre último, elepé. Y es que mucho más allá de la pericia y talento de Hoon, esta gente tenía un sonido tan adictivo y añejo a la par que desde la misma e inicial «Soak the sin» te hunde por completo en su propuesta. Su entrada de puro barbas four-fingers, su intermedio guitarrero a lo Page y ese conducir fogertyano de su cara más visible en el narrar-vocear, es de caer rendido ya en el primer asalto. Tras «aquello» que viene «Tones of home«, uno de los emblemáticos singles (pues en verdad tenía más que uno) de este tetraplatínico trabajo. La manera de aguantar el sonido, el peso de la canción, por parte de Graham y Brad Smith, para dejar que los matices de las guitarras se entremezclen con la voz en impagable concurso para  tratar de averigüar en balde que coño es lo más «cool» aquí, es uno de los grandes y más recurrentes activos del combo… Blind Melon eran una happy familiy también, vaya, o eso parecía. Y es que, qué narices, tenían Blind Melon ese «arte perdido» donde cada instrumento se oye clara y nítidamente, donde todos y cada uno hacen lo suyo sin trampa ni cartón (sin «milagros de estudio»), que resulta, en definitiva, uno de los activos por los que este personal nunca tuvo apenas seguidores… Lo que tuvo y tiene, como ocurre con las «grandes bandas» si en verdad los son/fueron, son puros fans y punto (y solo los Robinson pueden toser aquí si nos ceñimos al máximo al último cuarto siglo, en efecto). Más cuando, atención, te sorprendía para la tercera, este estreno, con una «I wonder» que te subía cinco peldaños más de golpe lo hasta entonces tan intachablemente servido… La susurrada intro, el emerger guitarrero, la fuerza que se imprime, la sentida despedida… Un oldie con todas las letras y por derecho propio en las cuentas de uno. Sin más. Posiblemente la canción-muestrario que podría ponerse a quien toque: «si te gusta esto, te gustará la banda…si no eres un farsante y un catamañanas de cuidao y sin excusa que medie» (esta segunda parte, quizá algo excedida, es perfectamente justa, nadie se escandalice que es lo suyo). Para «Paper scratcher» que queda el papelón de seguir desde ahí… Y joder, con perdón, si lo consigue… La garra en la estrofa en contraposición a lo melódico del chorus (y ese bridge, por diox !) con Shannon en castrato mode y las segundas voces de Smith…Otra song del copón más y que no decaiga. Y no lo hace.  «Dear ol’ dad» es tan instrumentalmente buena que, aunque ya no se qué coño escribir más para dejar claro que aquí teníamos un maldito elegido para la gloria al micro (que obviamente se sale aquí de nuevo), les invito a todos a que la escuchen una sola vez al menos (cometan la herejía que vale la pena) sin voz. La pura muerte inmediata por envidia de Mr. Trey Anastasio… Eso sí, lo que hace Shannon Hoon en «Change» desarma al más pintado… Casi pueden hacer el ejercicio anterior pero al revés (y aunque ese ukelele, banjo o lo qué cojones sea, no hay quien se lo salte). Menudo pedazo de cabrón estaba hecho el tío. Cuando berreaba la historia del rock yanqui lo hacía con él pero cuando se ponía a afinar tonos… Piel de corral, vaya. Tiempo para la saltatina y pizpireta «No rain«. La canción que conoce todo cristo de esta gente… ¿Y qué?. Funciona de narices, es el momento más ligero del camino y casa bien con el espíritu del todo resultante. Pero lo de siempre: que no despiste el que aparezca en todo «Lo mejor de los 90’s» (y similares productos de brocha gorda) que se precie, que aunque a algunos nos resulte fetén de por si, no define ni engloba en modo alguno todas la posibilidades y capacidades de tan cojonuda formación.
Se retoman, sigamos, formas más enérgicas para «Deserted» que repite la fórmula «ténue  y breve intro+ garrotazo al colodrillo de seguidilla»… Esa acelerada guitarra pseudo-funkie es el tocamiento y la manera de ir cambiando el ritmo es de aplausos en el estadio a modo continuo hasta la susurrada, de nuevo, y misma salida… «Sand blew in my eyes» … Magnífico. Casi tanto como «Sleepyhouse«. «Mi canción» del combo, y una de las cosas más hermosas paridas en la década a la que pertenece. Con esto se pasa/ron, directamente. Y qué mérito más enorme tiene esa «Holyman» que, con su nueva colección de cambios de tonos y ritmos, logra mantener la antorcha en alto sin dejar entrar la menor fisura de nadería al castillo que se viene construyendo. Pero, por si acaso, te plantan «Seed to a tree«, rearmándose sobre si misma hasta su poderoso y más acelerado estribillo. Tremendo blues de manual, convenientemente asilvestrado/disfrazado para la ocasión. Y, aunque menos inmediata, más cojonuda resulta aún esa «Drive«. Nueva «quintaesencia Hoonera» construida desde lo mínimo, desde el fuego lento, que te acuna hasta los coreados «drive» para rematarte en su clásica y más mal lechosa salida de chorus… Otro prodigio más, sin duda, del llorado voceras. Para cerrar persianas, y por si poco fuera, tenemos además los aullidos de las pradera de «Time«, donde los cabritos metieron, o poco menos, todo el catálogo (de alguna manera) en sus escasos seis minutos. Perfecto más que meramente adecuado cierre para tan tremendo viaje, faltaría.
En resumen: un discón de esos que ya casi ni esperes, que supura historia del rock por todas partes y que, importante, ya sonaba a añejo reserva hace los casi veinticinco años que está por cumplir más pronto que tarde.


Blind Melon – «Blind Melon» (1992)  : 9’4 / 10
01. Soak the sin/ 02. Tones of home/ 03. I wonder/ 04. Paper scratcher/ 05. Dear ol’ dad/ 06. Change/ 07. No rain/ 08. Deserted/ 09. Sleepyhouse/ 10. Holyman/ 11. Seed to a tree/ 12. Drive/ 13. Time.

Por Guzz.

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13 comentarios

    1. Es que las posturitas y pintas de Shannon de la mano con la imposición de "no rain" dieron mucho a equívoco… El tio se montó ese papel de diva neohippie (mientras se metía por la nariz hasta el calgonit) que a muchos tiro para atrás… pero yendo más allá (a lo que puntua de verdad) que era un crack cantando va a misa -aunque ahora aparezca Joserra y me canee yo hasta lo prefiero al gran e inolvidable Buckley Jr. mira que te digo- y que la banda es la rehostia al cubo pues más de lo mismo. Que a un fan del rock yanqui ending-60's como vos le tenía que gustar este disco era seguro sin más y punto chistorra.
      Abrazo archienemiguil.

  1. No me puedo creer que tenga veintitres años la criatura, no me trague veces el artefacto, uno de los que mas fue pinchado entre expos, olimpiadas y sueños de grandeza patria…
    Apasionada entrada como siempre Don.
    Abrazo.

    1. Pues sí, Addison… Joder, todavía recuerdo cuando me lo grabaron en cassette. Se juntaron en poco tiempo estos, con el segundo y tercero de los Crowes, los PJ en su mejor momento… Molaba mucho ese revivalismo. Recuerdo intercalar este con "Vs" y después salió algo más tarde, en el 94, "Amorica"… Good old times también, sin duda y aunque fueran "alternative mainstream" de ese. Esas gentes nos dieron una cata, menor pero sin duda cojonuda, de los grandes tiempos añejos y se les debe gratitud forever (además los BM eran los más descaradamente revivalistas de calle a mi humilde entender).
      Abrazo Mr. De Witt.

  2. Plas, plas, plas,…. aplausos x 1000, D. Guzz. Nada más que añadir, si acaso reivindicar el disco póstumo "Nico" que aún en su condición de cajón desastre contiene algunas de las mejores canciones del Melón Ciego (Soup, Swallowed, Hell, Glitch,…).

    Abrazos.

    1. Conozco bien tu compartida militancia a la causa melona, Coops… Es que eran muy buenos, coño. Basta buscar archivos en el tubo de como las gastaban en directo, con Hoon clavando y hasta matizando ese registro tan acojonante. Lo dicho, siempre se puede mentar la duda por el hecho de que no los vimos envejecer (no con su formación original, claro) y tal, pero escuchas este y "Soup" del tirón y ponerse a elucubrar en lo que podrían haber hecho… Para echarse a llorar, vaya. Y bravo por recordar el disco de inéditos "en el nombre de la hija"que también tiene su canela.
      Abrazo Agente.

  3. Shannon Hoon fue un genio que no sabía que lo era, una lástima el tema de los espejos. Para mí ese One Hit marcó toda una época, aunque no caí en la cuenta de su grandeza hasta mucho tiempo después ya con los focos apagados. gran entrada Don Guzz, me ha encantado esta reivindicación noventera.

    Saludos

    1. Pues sí. El cabrito tenía un tesoro en la voz pero también una capacidad de autocontrol nula para según que… Nunca es tarde si lo otro es bueno que se dice y mola ver, a día presente, lo bien que envejece en cualquier caso la -tan cruelmente breve- obra de este personal. Los noventa, a pesar de que para mí tienen una escandalosa tendencia -generalizando- a ir a menos sin pausa, tienen lo suyo, si.
      Abrazo, Maese Chals.

  4. Magnífico disco, Guzz, al igual que el segundo. En este debut, por añadir algo, la voz de Hoon me recuerda mucho a la de Perry Farell, comentario no muy original, pero, bueno… Blind Melon fue, como bien dices, una banda de gran personalidad, para la que no valían las clasificaciones: la única que le hace honor es la de la emoción que tan bien trasmitían.

    Un abrazo.

    1. Sin desmerecer en absoluto al líder de Jane's (cómo hacerlo con aquellos dos discos tan putámicos), personalmente me emociona mucho más la voz de Hoon. Será por ese tembleque que le sale de forma natural al entonar (Farell, en comparación y aunque sea también un crack, me suena algo más "gritón"). Eso si, obviando que dicha emoción -rockera y como comentas- es la gran baza melonera, tengo bastante claro que sin las puertas que abrió J'sA el "boom alternativo" de los primeros 90's hubiera sido bastante distinto (mucho más aburrido y limitado de miras). El éxito de BM tampoco se libra de devolverle algo de cambio a los del Ritual, en resumen y según lo ve uno al menos.
      Abrazo, Gonzalo.

  5. La primera vez que les escuche pense, esto es como Perry Farrell cantando canciones de Edie Brickell y los New Bohemians. Luego me di cuenta que los New Bohemians tendrian que comer muchos chococrispis para llegar a hacer un disco como este. Me parece increible que haya pasado tanto tiempo, porque especialmente este sigue estando muy presente en mi vida … SAludos,

    1. Más allá del pelotazo del "What i am" no tengo nada controlada a esa gente J, pero si parecemos coincidir claramente en que el estreno de BM es un señor disco que va mucho más allá de la fama de alguna pista puntual… A eso refería más que nada con lo de "discón de esos que ya casi ni esperes", porque la calidad media de todo el trabajo y como ya apuntas logra que el olvido (rocanrolero) deje de ser una opción… No veo a ninguna banda en activo haciendo hoy un disco así, en estas añejas formas tan marcadas, ni borrasho perdío, vaya.
      Abrazo guzzero.

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