Críticas Discos Especiales

… Ian Dury creó un universo musical original con una lírica inteligente y abrasiva impregnada del sentimiento de clase obrera de sus orígenes que para nada lastró el discurso esencialmente rebelde que le unía a los grupos jóvenes del momento….

Con el tiempo he entendido que cuando se señala a algún artista como pionero es cuanto menos anecdótico, condición que deberíamos meter como subapartado dentro del capítulo de la mitomanía, uno de mis capítulos más leídos, eso sí, teniendo en cuenta que al final siempre debe quedar patente la grandeza de la música en todas sus dimensiones. Dejo claro de entrada que admiro, respeto y ofrendo con flores a los discos insignia de aquel ’77, adoro el «no me toques los cojones» de los Sex Pistols (muy bien reseñado por Savoy, entrad aquí), tanto como ese primer trallazo a cargo de los Clash (Don Guzz nos enseña y educa, entrad aquí), pero también tengo claro que la condición «punk» de éstos más que actos individuales de carácter heroico atiende realmente a las circunstancias de toda una generación de jóvenes ingleses que necesitaba como el respirar una nueva digestión y posterior vomitado del rock’n’roll tal y como ya estaba sucediendo al otro lado del charco una década atrás desde que la Velvet abriera la caja de Pandora, pués UK era hasta ese momento territorio yermo en estas lides, así que tarde o temprano uno u otro escupitajo ensuciaría la página del Top Ten para más gloria del rock.
En cambio si hablamos de una evolución en términos británicos y de un disco que en aquel año de 1977 debería haber reinado por su calidad, ojo: en todos los sentidos, música, lírica y con una voz propia, sustituya «propia» por «única» y también vale, incluso reflejando con maestría aquellos tiempos que corrían, llámenlo elemento generacional, pues me quedo con New Boots And Panties!!. Afirmación totalmente subjetiva y no exenta de presentar mis disculpas al respetable si fuera necesario, aunque a la hoguera me iría con esta idea en la cabeza gracias a «Jukebox Dury» (1981), recopilatorio de  la gloriosa etapa inicial en el sello independiente Stiff que me trageron de extraperlo desde Londres años ha. Dudé en las primeras escuchas por la extraña emulsión que contenía y por las dudas fruto del total desconocimiento que en aquel entonces se tenía del artista en mi entorno más inmediato, aunque finalmente esta especial forma de entender la música fue sobreviviendo a etapas vitales, querencias y modas varias hasta convertirse en esencial y favorito.
Este hijo de la working-class crecido en Essex se formó a base de marginación en internados y escuelas, con el agravante de la polio que le otorgó el grado de minusválido desde niño, circunstancia que más allá de postrarle hicieron de él un tipo duro y difícil de tratar, también en un superviviente nato, y en un cultivado erudito que pasó de leer poesía en simposios en la universidad, a formar los Kilburn and The High Roads bajo el auspicio de su gran pasión por la música y la figura de Gene Vincent, su héroe. Este grupo de culto (al menos en mi altar) se pateó todos los escenarios habidos y por haber de Londres y alrededores desde principios de los 70, paseando el rock’n’roll y la ropa de segunda mano que lució antes que nadie, y aunque tengo el imprescindible Handsome (1975) en la vitrina de mis tesoros, el disco no hace justicia a lo que Dury y sus freaks destilaba en directo según citan fuentes presenciales y algún que otro video por la red (por favor, permítanse el placer de ver Rough Kids, entrad aquí), aunque claro, en la época quedó mejor decir que, bueno, en esto del rock’n’roll de visos independientes los Ramones (que su gran mérito tienen) insuflaron el veneno.

A pesar de la calidad de la propuesta e incluso de haber teloneado a los Who, no superaron su condición de grupo de culto local más allá de la escena del pub-rock, hasta que finalmente esta poca repercusión junto con los problemas de salud de Dury dejaron a Kilburn and The High Roads en suspenso. Dury continuó escribiendo canciones junto a Chaz Junkel, la última incorporación en los Kilburn, entre ellos surgió la química y llegaron hasta el mítico single Sex & Drugs & Rock&Roll, himno al carpe diem que en su momento (y quizás ahora también) fue mal interpretado, digamos que se tomó de manera literal. A partir de ese momento encontró en los directos organizados por Stiff la mejor arma de promoción, pues su gran carisma en el escenario fue bandera de aquella gira entre artistas de la talla de Nick Lowe y Elvis Costello. Ian Dury era The Real Thing.

Para la composición contó con dos socios, el ya nombrado Chaz Jankel, y Steve Nugent, un estudiante americano amigo de Dury, juntos co-escribieron un repertorio imbatible. Para la grabación completó una banda dispar que congenió muy bien, Jankel en los teclados y guitarras, la sección rítmica de los (aún) desconocidos Loving Awareness, y el saxo de los expirados Kilburn, el guitarra Ed Speight y rematado por los detalles del moog de Geoff Castle. Más adelante, para los directos, formó los Blockheads con el resto del grupo Loving Awareness, el propio Dury los consideraba el mejor dream team que podía soñar para sus canciones.

La intro de «Wake Up and Make Love with Me» enlaza con los Kilburn, pero el ritmo bailable marca la diferencia junto con un teclado de ambiente funk. De nuevo los Kilburn en «Sweet Gene Vincent» que homenajea a su héroe con lo que comienza como una balada pasa a un rock’n’roll muy personal con un cambio de ritmo abrupto pero genial, una perla del rock y una de las canciones que me llevaría al más allá. «I’m Partial to Your Abracadabra» está compuesta sobre base de piano, uno de los rasgos distintivos de su música respecto a sus contemporáneos, contiene una parte de guitarra que sabe a clásico británico de all the times. «My Old Man» cuenta con un bajo en primer plano, guitarra funky y sección de vientos, un retrato con cierto punto irónico que bien puede referirse a cualquier padre de familia de la working class de la post-guerra, en definitiva otro de los homenajes, éste muy particular a su padre. El punto desternillante y plagado de referencias de su Essex natal viene de la mano de «Billericay Dickie» que lo acerca a los relatos vodevilescos de los Kinks.

«Clevor Trever» se encarga de mantener el nivel con rimas surrealistas donde incluso se permite la licencia de inventarse palabras, y en «If I Was With a Woman» de nuevo con el bajo que se advierte como instrumento primordial más allá de su condición de acompañmiento para dar cuerpo, rematado con una guitarra cuidadosa de rock setentero que dentro de su particularidad le ponía a mi entender un peldaño por arriba de la suciedad sonora de las propuestas musicales del momento sin perder su garra y frescura. «Blockheads» bautizaba a su banda, una de las canciones más punks del lote, exabruptos que no falten y «Plaistow Patricia» nos dibuja otro de sus personajes arquetípicamente freaks a través del cual se desahoga a gusto, cierra este fantástico disco con «Blackmail Man», de esencia nihilista y transgresora también en el sonido, por si a alguien se le pudiera ocurrir que en términos propiamente punks Dury también merecería ocupar un lugar privilegiado en el podium.

Magistral. Por un lado la calidad en las letras, poco usual según la tendencia visceral de aquellos años, utilizó con mucho ingenio el inglés slang cockney de las calles de Londres en una lírica costumbrista que lo acercaba como nadie a la genialidad de Ray Davies. Y su música iba más allá de la esencia nihilista sonora de sus contemporáneos, es única su particular manera de moverse entre la música negra de baile que igual se empapa del funky como de la disco, como del rock’n’roll de los pioneros, de nuevo con los Kinks como santo y seña cuando el music-hall y el vaudeville se apoderaba de sus canciones. Su adulación por la figura de Gene Vincent venía refrendada además por su gran pasión por el jazz, confiscándole en ocasiones motivos melódicos. Creo que no descubro ningún secreto si os digo que su primer éxito está basado en el bajo que Charlie Haden grabó para la canción «Change of The Century» liderada por Ornette Coleman, le honra pués esta declarada falta de recelo hacia el jazz, pocos grupos lo hicieron en los 70 como Dury (pongamos que aquel mismo año Steely Dan con Aja), aspecto que sutílmente da una gran profundidad a sus canciones sin hacerlas perder ni un ápice de su inmediatez y frescura. Un abanico estilístico que incluso hoy en día parece exótico. Si además el tema trataba de lanzar un «no seas borrego» al éter, Dury lo consigue como nadie, sentimiento de insurgencia contracultural que ya corría por sus venas a todo trapo desde el primer día que decidió subirse a un escenario. Le admiro y venero además porque no termina de cuadrar en el estereotipo de
rock-star, donde evidentemente se hace inevitable hacer mención a una
imagen que de entrada coartaba el estereotipo juvenil de adonis tan
buscada por el show-biz y que compensaba con un carisma enorme.

Su camino continuó con cierto éxito con el siguiente disco Do It Yourself (1979), Dury lo volvió a conseguir, otra obra a tener en cuenta junto a News Boots, incluso Laughter (1980) con la incorporación del gran e incomparable Wilko Johnson a la guitarra. Tres discos para la posteridad. Pero no todo son elogios, Ian Dury no supo gestionar su popularidad, ni tampoco tuvo demasiada mano con sus músicos, los cuales fueron explotados económicamente sin compasión provocando la desbandada, la formación para 4.000 Weeks ‘Holiday (1984) fue totalmente nueva. Pero ya puestos a reivindicar haré especial mención a los más recientes, Mr Love Pants (1998) con el regreso de Jankel a su lado, y el póstumo y no menos bueno Ten More Turnip from the Tip (2002), magnífica despedida.

Ian Dury creó un universo musical original con una lírica inteligente y abrasiva impregnada del sentimiento de clase obrera de sus orígenes que para nada lastró el discurso esencialmente rebelde que le unía a los grupos jóvenes del momento. Pero además del padrino de las luminarias del punk y el padre de la new wave, habría que considerarlo un genio único e inimitable, una de las voces más originales y particulares del rock de todos los tiempos. Epílogo: Aún es bien diferente a cualquier cosa que se haya editado hasta la fecha. Reverencias y genuflexiones sr.Dury por siempre jamás.

Ian Dury – New Boots and Panties!! (1977) 10/10

1.- Wake Up and Make Love with Me / 2.- Sweet Gene Vincent / 3.- I’m Partial to Your Abracadabra / 4.- My Old Man / 5.- Billericay Dickie / 6.- Clevor Trever / 7.- If I Was With a Woman / 8.- Blockheads / 9.- Plaistow Patricia / 10.- Blackmail Man


2 comentarios

  1. Es que 1977 es un año un tanto extraño, con discos esenciales no siempre valorados y que marca cambios decisivos, especialmente en UK.
    Desde luego este es uno de los grandes masterpieces de aquel año, un disco que con tan gran reseña me han entrado unas ganas locas de recordar.
    Un abrazo.

    1. La verdad es que así es, a la estela de todas las grandes modas y corrientes siempre hay propuestas muy personales y de gran calidad donde picar. Llevo un tiempo siendo cheerful a tope je je je. Gracias por el halago.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Artículos que te pueden interesar