Críticas Discos

Musicalmente este nuevo siglo destacará por infinidad de motivos, entre ellos los buenos discos que en él aparecen, pero no nos engañemos pues buenos discos de haberlos haylos, los ha habido, los hay y los habrá. Uno de esos motivos es el golpe sobre la mesa que han dado muchos de los dinosaurios del rock durante el inicio del milenio con obras que dejan con el culo al aire a muchas bandas de hoy en día, a jóvenes con ínfulas de leyenda que en realidad son un quiero y no puedo, un sí pero no, un hype, un suspiro. Entre esos disnosaurios que nos han ofrecido alguna que otra obra maestra están como no Dylan, Waits, Costello y Weller por poner cuatro ejemplos de genios absolutos que aún hoy me la ponen dura. Pero mirar por donde que a mi allá por el 2011 me faltaba uno de grandioso, bueno, de pequeñín pues el tipo creo que no llega ni al metro y medio de altura. Ahora que infinidad de grupos reivindican su figura y que podemos encontrar vestigios de su música en grupos tan dispares como Fleet Foxes o Vampire Weekend y en tipos tan cojonudamente buenos como Josh Ritter, un marcianito como yo echaba de menos un disco cojonudísimo de Paul Simon. Muchos diréis con voz repelente y gafapastil : “pues aquel Surprise del 2006 estaba prou bé” , y yo probablemente contestaría “pues a lo mejor sí, pero no me cameló o no le presté la atención suficiente”. Fuera como fuese aquel disco me dejó frío y me daba a mí que por las pocas noticias que recibía de Simon, éste parecía estar más retirado que Bowie en aquellos tiempos. Pero no. No era así. A principios de año me llegó la noticia de la salida de un nuevo trabajo del geniecillo de Brooklyn, el álbum se llamaría “So beautiful or so what”, así que pregunté a mis contactos, moví un par de hilos, unté a las personas adecuadas y en poco tiempo disfruté del disco, que acabó más tarde como no en los dos formatos físicos habituales. A todo esto ya os digo que es un señor disco.

En su anterior trabajo Simon contó como productor con Brian Eno y su infinidad de ruiditos electrónicos cosa que tal vez fue la causante de mi distanciamiento con el disco o simplemente fue que estaba agilipollao perdido pero esta vez ha contado con el bueno de Phil Ramone y aunque abandona por momentos las notas de un buen bajo para sustituirlo por samplers modernetes la cosa suena de fábula, recuperando su esencia y sus melodías definitivas. Comienza el disco con el single de presentación, “Getting ready for Christmas day”, con un tono acojonante que recuerda a ritmos ochenteros, una canción pegadiza, amable y simpática en su superficie que esconde como ya lo hacía “You can Call me Al” un mensaje nada simpaticón, las referencias a Afganistán e Irak están ahí. Una cancionaca de esas que quitan el hipo y hacen que uno se compre un disco, pero por suerte no es la mejor ni de lejos. “The afterlife” me convence del todo de que el gran Paul ha vuelto, qué ritmico, qué africanismo, qué voz más cálida, qué gustirrinín! Una de mis piezas favoritas del disco, qué estribillo, me descubro recitándola una vez tras otra, en la ducha, esperando el autobús, en el supermercado, en la botica.. Y esto sólo ha hecho que empezar, gracias señor por este regalo divino!. “Dazzling blue” es un caramelito, un bombón, una maravilla que tiene esas guitarras africanas, esas voces, ese deje a tonadillas pasadas, sin lugar a dudas esta canción no desentonaría para nada al final de Graceland, y es que escuchándola me viene a la cabeza aquella joya que era “Under African skies”. Tremenda canción, sí señor. La cosa sigue por unos derroteros que te dejan con la boca abierta, la guitarrita de “Rewrite” me hace soñar, la voz de Simon me seduce, y el silbidito, ese silbidito hace que me sonría y me caiga una lagrimilla por mis abultados mofletes. Hacía tiempo que no escuchaba una canción tan deliciosa, bueno no tanto, pero una nueva de Paul Simon sí. Definitivamente Simon había vuelto. a lo grande con este disco. No quiero enrollarme mucho más, sólo quiero decir que el resto del disco mantiene este nivelazo que os cuento, que tal vez sea mejor que vosotros mismos lo descubráis y os dejéis seducir por su música, su preciosa y sencilla música como la de “Love and the hard times” y “Amulet”, sin olvidarme de lo cojonuda que es la canción que da nombre al disco y que lo cierra. Un disco que si no es hermosísimo no sé que es.
 

Paul Simon – “So beautiful or so what” (2011)

9,5/10
01.- Getting Ready For Christmas Day/ 02.- The Afterlife/ 03.- Dazzling Blue/ 04.- Rewrite/ 05.- Love & Hard Times/ 06.- Love Is Eternal Sacred Light/ 07.- Amulet/ 08.- Questions For The Angels/ 09.- Love & Blessings/ 10.- So Beautiful Or So What.

*post aparecido originalmente en Nikochan Island por Nikochan


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