Críticas Discos Especiales

Me siento en deuda con Franks Wild Years, la Cenicienta de la mítica trilogía del sello Island de Tom Waits. Se encuentra en mis entretelas, en los pliegues que más duelen pero por un motivo u otro, he tardado en traerle al recuerdo, con todos los sentimientos que el mismo envuelve que vuelven con su nueva escucha a flor de piel. 

 
Cuando se editó yo ya era fan y había pasado por taquilla por todo su catálogo. Había una tremenda expectación con él ya que se anunciaba como el cierre de una trilogía precedida por dos obras maestras seguidas del tamaño de Swordfishtrombones y Rain Dogs.
 
Quizás su asociación a una obra de teatro y, después, a una película de culto como fue Léolo -la canción Cold Cold Ground sonaba en su escena culminante- le dotaban a priori de ese aire de obra menor o por lo menos, no del mismo calibre que las dos anteriores. Estábamos equivocados.


Tardé bastante tiempo en comprarlo ya que era caro -siempre han sido caros los discos y más los de Tom- o igual es que uno estaba en otras guerras musicales pero le llegó su momento ya que era y sigue siendo, un disco sumamente intrigante y lleno de misterio.
 
Lo asocio con el ingreso en urgencias de mi darling companion que acabó en un quirófano. Fue esa noche, cuando salimos del cine de ver Léolo, ella tenía mal cuerpo y la película no le gustó nada, a pesar de que sonara su amado Waits en la B.S.O. Algo raro le pasaba y cuando te encuentras mal, no estás nada receptivo y menos a la sordidez de aquella película canadiense, quebequiana para ser más precisos.
 
Esa madrugada recibí una llamada al fijo de mi casa -la materna todavía- con la noticia de que ella estaba en el hospital donde becaba pero no precisamente en el laboratorio sino en los boxes de Urgencias.
 
Unas nubes negras gigantes se veían en el cielo desde las escaleras exteriores de la sala de espera.Ver una cara que quieres con locura desencajada por el dolor es algo difícil de soportar.

Durante la intervención-calificación de la operación muy grave- sonó todo este disco en mi cabeza para que, al final, todo saliera la mar de bien y el cielo se pusiera de nuevo azul. Pienso que fue un milagro de San David Hidalgo y su acordeón a la que me agarré como un clavo ardiendo a través de mi walkman. Directamente, asocié mi esperanza a su sonido lloroso, a su memorable intervención en el tema central del tercer disco de la trilogía en Island Records del barfly de Pomona, el tremendo y descarnado Franks Wild Tears.

Y es lo que me sigue transmitiendo su escucha, la esperanza dentro de la complicación y una sonrisa dentro del sórdido circo de la vida como regalo, con sus cambios bruscos que aprietan pero nunca ahogan, por lo menos, hasta que uno deja de respirar.
 
Leólo, el niño, vivía dentro de un infierno recurriendo a la evasión mediante la ensoñación y nunca habrá una mejor metáfora para describir ese efecto placebo que nos suministran nuestras canciones y artistas favoritos. Eres inocente cuando sueñas y también cuando escuchas la música que amas.
Rescaté el disco tras el susto y Franks Wild Years ya sonaba muy diferente, a milagro y le tengo especial cariño.
 
Seamos sinceros, no es un disco fácil porque hay que luchar para defenderlo contra aquellos que se quedaron con el Waits piano man de la etapa Asylum pero aborrecen el cambio que supuso para él encontrar a su Katheleen y que le diera una vuelta de tuerca a su sonido y lo deconstruyera.
 
Es como cuando me preguntan si prefiero al Neil Young acústico o eléctrico, paso palabra, me parece absurdo eso de separar por mitades un todo, eso es no querer rendirse a la evidencia de que tenemos polo positivo/polo negativo y en la alternancia está el motor.
 
Tom Waits con Swordfishtrombones se reinventó a si mismo y creó algo nuevo bajo el sol, eso si, basándose en muchas cosas llenas de óxido pero preciosas y que nos resultaban novedosas desde el Capitán Beefheart hasta Edith Piaf pasando por su amado Howling Wolf, también Leólo era una película muy diferente.
 
Pero y digo yo ¿para qué elegir si no se sabe lo que nos va a tocar soportar en el futuro? ¿para qué encasillarnos si somos cada minuto una emoción diferente que reacciona distinto al sonido de una canción?
 
El disco comienza con la síncopa de Hang On St. Christopher donde se engrasa la cacharrería con varios de los escuderos básicos de su reconversión: las guitarras cubistas de Marc Ribot, el profundo bajo de Greg Cohen y la batería imaginativa de Michael Blair: una auténtica cadena de montaje del horror.
 
Con la ayuda de luminarias al saxo como Ralph Carney y el llanto único de la acordeón de David Hidalgo de Los Lobos, entre otros, el disco es todo un grito de desesperación.
 
Straight to the Top en su versión demente y rumbera del baile de un burdel del infierno, puro vudú y si el demonio existe está en la voz con eso sonido a cinco paquetes diarios de Habanos y un millón de resacas.
 
La desemperanza se llama Blow Wind Blow, justo lo que quería yo en aquellas escaleras de salida de Urgencias, con lágrimas en los ojos, que el viento soplara y despejará aquellas nubes negras, incluso creo que soplé, no llegó a llover. 
A veces las cosas van mal y Tom domina , como nadie, el tema de aquellos personajes a los que no les protege nada ni nadie. Como una marcha fúnebre donde los enanos llevan a Blancanieves a pillar un gramo que la resucite, fabulosa.
 
Temptation es el sonido de los gitanos de la cabra y la trompeta de la esquina del barrio -¿hace cuanto tiempo que no se escuchan en las calles?-comandados por Caruso y el James Brown de los años cincuenta. Una legión de desamparados atrapados por la última tentación de la vida callejera, por ejemplo, las máquinas tragaperras. Hilarante, llena de groove y básica en la transición a terrenos de melodrama Moulin Rouge, manteles de cuadros rojos, vino barato, tarantelas compuestas para el Cristo de la Compasión de una capilla napolitana.
 
Porque eres inocente cuando sueñas, claro que lo eres, la culpa no conoce ese arte inmenso que es lo que desarrolló en esta trilogía el loco del tío Tom. Esa canción de chiquiteros borrachos que es Innocent When You Dream en su barroom version se ha convertido por derecho propio en un momento culminante de sus conciertos. 


La única vez que le vi y seguramente le veré -precios desorbitados- nos la cantó al final del primer set de piano solo y recuerdo que la lágrima me humedeció el papo y cayó directa desde su curvatura a la moqueta.
 
Seguimos con temas de corsarios adictos al Cointreau:: I´ll Be Gone  con gallo mañanero incorporado, recuerda a esa frase mítica de Waits cuando le hablaban de Sad Eyed Lady of the Lowlands de His Bobness, una favorita para él: cuando la escuchas quieres casarte con una gitana y salir en un carromato de por vida pero no hacer nunca nada igual todos los días.
 
El aire fronterizo y axfisiante de Yesterday is Here relaja un poco el tono por su amplio paisaje Morricone y un registro vocal sujeto por fin al influjo del tranquimazin, precioso su efecto ahí incrustada, en medio de tanta chaladura.
 
Please Wake Me Up comienza como una llamada a recuento de frenopático, con sonido a columpio descacharrado para que en una mezcla de talking blues a lo vieja gloria desfasada de Broadway nos relate otra de sus historias de perdedores y perdidos.


Estamos en el circo, no lo olvidemos. Waits es circo.
 
Franks Theme es el primer himno de gospel etílico dentro de una colección que suena a las diferentes partes de una borrachera lúcida donde se caza antes al mentiroso que al cojo porque todo suena impregnadito de ese tipo de euforia que producen los tragos aplicada a las verdades dolientes.
 
El barquillero de la margen derecha del Sena parece querer cantar More Than Rain mientras que la grandiosa Way Down in the Hole se ocupa del fantasma de Chester Burnett aka Howlin´ Wolf convertido en el Jorobado de Notre Dame. Estos personajes se nos aparecen entre la niebla con un riff monkiano de Ribot que asusta de lo bueno que es, preciso como una integral matemática.Un alarido primitivo recorre todos los surcos de esta segunda cara, se nota que el disco debut de la Plastic Ono Band es de sus favoritos.
 
Como un crooner vacilón retirado en Las Vegas, rememorando la plenitud de sus Asylum Years , le tenemos a Tom de vuelta a casa en la preciosa versión Sinatra de Straight to the Top (Vegas) 
 
I´ll Take New York es un poco Jo qué Noche, la peli, te has metido en el sitio equivocado y no puedes salir como si tienes que llamar desde Estambul –Telephone Call From Istambul- porque estás en el epicentro de un buen lío. Banjos leprosos tosen por doquier mientras tratan de repicar las campanas por los desgarramantas aunque el campanario está lleno de palomas que no las dejan sonar.
 
Llega el momento para la emocionante gema Cold Cold Ground, una de las mejores canciones de la trilogía y la más estructurada dentro de todo este caos. Sublime aparición de David Hidalgo que llena de ternura un destino fatal.
No seas una llorona cuando hay leña en el cobertizo proclama Waits, utilizando unas frases muy dylanianas época Basement Tapes-John Wesley Harding, todas muy evocadoras, las cosas adquieren vida y las personas permanece inertes. The Old Weird America.
 
Train Song es el segundo gospel de taberna pero no sólo eso, en mi opinión, es la canción más bella que jamás ha compuesto su autor: más que nada por una razón, por cómo la canta. Cada vez que la escucho, siento un escalofrío tamaño cobra recorrerme todo el cuerpo ya que me recuerda que lo podemos perder todo en un segundo y que en Train Song se condensa esa esperanza de que no ocurra, los milagros existen y, a veces, el tren te puede llevar de nuevo a casa porque sucede lo que deseas y sólo por esa posibilidad merece la pena aguantar, como pasó ese día en el Hospital de Cruces, Barakaldo, Bizkaia.
 
He encontrado un texto de hace muchos años manuscrito que le dedique a este disco entre viejos recuerdos-describirlo es tan complicado…
 
Como un zumbido de abeja que viene y va, recordándonos que existen estaciones de trenes solitarias, tipos con suerte, suerte sin dueños, corazones rotos por las más diversas razones, ciudades superpobladas, pueblos abandonados, desiertos de vida, lugares indecentes, personas desnudas, almas desgastadas, coches con zapatos de tacón cubano, camisas años veinte deslucidas por las calles de Tánger, sombreros con la media luna en Noruega, bandas que tocan polkas en Harlem, parejas rotas por sueños violentos, centros psiquiátricos y chevrolets descapotables, palabras a destiempo y hasta lapsos de felicidad, despedidas definitivas, tuberías rotas y trenes sin destino. 
 
Como decía Joao Gilberto, los desafinados también tienen corazón y Tom Waits en Franks Wild Years no pudo sonar más fuera de tono pero con tanto latido porque eres del todo inocente cuando sueñas y soñar desencadena los milagros.

Tom Waits – Franks Wild Years  (1987)


1. Hang On St. Christopher 2. Straight To The Top (Rhumba)
3. Blow Wind Blow 4. Temptation
5. Innocent When You Dream (Barroom) 6. I’ll Be Gone
7. Yesterday Is Here 8. Please Wake Me Up
9. Franks Theme 10. More Than Rain
11. Way Down In The Hole 12. Straight To The Top (Vegas)
13. I’ll Take New York 14. Telephone Call From Istanbul
15. Cold Cold Ground 16. Train Song 
17. Innocent When You Dream (78)


6 comentarios

  1. Dice Corcobado en el Ruta 66 de este mes que en el ruido "y en el error está la música del futuro. Siempre ha sido así". Bien que lo sabía Tom Waits cuando viró en los ochenta para regalarnos esa trilogía exquisita que culmina "Franks", Joserra. Tan imprescindible como los dos anteriores y tan emocionante como tus palabras afirman.

    Un abrazo.

  2. Mi primer Waits !, y sigue en el mismo pedestal que lo puse desde el mismo día de su adquisición (faltaría). Esos tres mid-80's del "pomoniense" son ya leyenda, y qué cribe otro con ello desde luego (claro qué si), pero el cariño especial por Frank nunca desaparecerá por mis partes (inevitable). Qué maravilla de texto, Joserra, para resumir y a qué más (de esos que serán recuperados cada tanto por servidor sin duda medie). Que Tom es la noche al día que es Randy, siempre necesario y siempre bienvenido. Bravos por doquier.
    Abrazo.

  3. Lo cierto es que este es el disco de la mítica trilogia que menos caso he hecho, tampoco he visto Léolo, pero tras esta reseña y la historia que nos has contado, con final feliz además, me apunto una y me recuerdo el otro.
    genial como siempre bro.
    Abrazo.

  4. Esa trilogía es de oro, esta es la guinda y monta tanto, tanto monta. Los discos de Waits nunca los comparto, no soporto las críticas insensibles; gospel, blues y cubismo ¿qué más queremos?. Saludos

  5. Rain Dogs es el disco que siempre me maravilló de Tom Waits, y tienes razón, creo que no se le ha dado el valor que merece a esta joya, una maravillosa reseña, recuperado queda este disco. Tom Waits es uno de los grandes. Abrazo

  6. Aunque quiza hoy sea el que mas me apetece escuchar de los tres, para mi es el inferior de la saga. El mas deslabazado, el mas eclectico, el que deriva de unas cosas a otras y vuelve a empezar. Si Swordfishtrombones fue el genio y la ruptura, Rain Dogs la inspiracion absoluta … Frank`s da cabida a todo lo que debio quedar por el camino. Aun asi, cuando el personaje esta en el estado de gracia que estaba Tom en esos dias, realmente da igual. Frank`s, el cajon de sastre, tiene Yesterday is Here, Innocent when you Dream, COld COld Ground o Way down in the hole … que mas se puede pedir!

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