Winter is coming rezaba aquella historia fantástica… La noche barcelonesa se presentaba fría y ventosa para unas calles que hace unas semanas ardían, pero ese calor prometía dárnoslo Nick Waterhouse en la presentación de su nuevo disco, el llamado simplemente Nick Waterhouse. Todo indicaba que sería una gran noche. La hora, el día… la sala… Una Apolo que no suele fallar aunque ayer se mostró medio vacía y con un sonido más que discutible que hace que entendamos (no del todo) a Mark Lanegan. Y para colmar los deseos Waterhouse llevaba uno de esos teloneros que no sirven solo para música de acompañamiento mientras charlas y tomas la primera cerveza. La banda londinense The Roves venían a presentar sus nuevas canciones, la de su magnífico álbum «All those freaks«, sin duda una de las grandes sorpresas y sensaciones de este 2019.
El cuarteto londinense salió casi como de estar por casa al escenario del Apolo mientras la gente iba llegando. No habría en ese momento ni 100 personas pero los muchachos comenzaron a tocar. La primera en la frente puesto que uno de los micros no andaba fino y los coros de soporte no se escuchaban, provocando alguna queja y subsanado ya para el segundo tema. Alternaron canciones antiguas con otras del nuevo disco luciendo ese deje indie, desenfadado y trapero, esa magia casi encontrada a trompicones que lucían hace décadas los míticos The La’s. Estos tipos tienen madera pero les falta carisma y algo de puesta escénica, de eso no hay duda. Los hermanos Wing dieron muestras de un talento descomunal, pero no le hicieron justicia al disco, esa es mi modesta opinión, un disco sobresaliente por otro lado. No sé si fue por la frialdad de la sala en ese momento, por el sonido… pero hubo algo que no les dejó estar agusto y eso acabó repercutiendo en todo. Eso sí, cuando les salió como en «Everybody’s High» pues .. se salieron. Esa mezcla de indie, garage,… Richman, La’s, Violent Femmes… Busquen parecidos… apuntan alto estos muchachos…
Y llegó el turno de Nick Waterhouse. El angelino se traía una banda magnífica que hizo olvidar ese sonido algo descompuesto de la sala a base de echarle leña al fuego. No inventa nada el amigo Waterhouse pero su propuesta es imparable y efectiva. Tocó un poco del pasado, alguna versión y la base, como no, fueron las canciones de su nuevo disco repitiendo casi al cien por cien el cancionero propuesto el día antes en Madrid. Uno de los primeros puntos álgidos fue la tripleta formada por Which was Writ, Song for the winners y Wreck the rod, rematado con el «Katchi» (all night looooong!).. Así, de primeras calentó el ambiente y superamos el frío. La banda, sensacional. La sección de vientos estupenda y con mucho protagonismo. «Wherever she goes» y «I feel an urge» sonaron sensacionales… como todo, para seros sincero. Las canciones que tocaron de su anterior e imprescindible disco «Holly» no desentonaron y elevaron la noche a otro nivel. Calidad absoluta, sonido ardiente y buena actitud. Se marcharon y volvieron ovacionados… para cerrar con «El viv» y «If you want trouble- this is a game», de escándalo.
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