Discos Críticas

Reseña y crítica del álbum ‘Las rutas desiertas’ de Diego Vasallo.

…poquísimos discos nacionales del año en curso tienen tan marcado carácter conceptual, son a corazón abierto tan serenos, tan plácidos, tan desnudos, tan introspectivos y, entre el blues y el folk de cepa americana, posee una lírica tan brillantemente elaborada que, a través de su voz áspera y tabernera, acaba absorbiendo al oyente…

No estoy seguro si serán algunos prejuicios entre aficionados al rock de calidad, una insuficiente promoción, la coincidencia con el confinamiento por el avance del Coronavirus o qué, pero no parece muy justo que no se hable más del autoeditado último álbum de Diego Vasallo que, a juzgar por el resultado y, comparativamente hablando, dista años luz de la gran cantidad de morralla musical que nos invade.  

Y es que poquísimos discos nacionales del año en curso tienen tan marcado carácter conceptual, son a corazón abierto tan serenos, tan plácidos, tan desnudos, tan introspectivos y, entre el blues y el folk de cepa americana, posee una lírica tan brillantemente elaborada que, a través de su voz áspera y tabernera, acaba absorbiendo al oyente en sucesivas audiciones. Es precisamente esa voz, a medio camino entre Sabina y Waits, la que cuando más parece que se pueda romper emerge y cautiva en cada uno de los trazos de esa especie de lienzo que son «Las rutas desiertas«.

Diego Vasallo - Las rutas desiertas (2020) 2
Diego Vasallo

El donostiarra, más popular por su trayectoria musical en el pasado con Duncan Dhu y Cabaret Pop, o incluso por su faceta de pintor, comienza con esa especie de declaración de intenciones que es «Mi historia«, la que queda tras las huellas, con máximas muy intencionadas como la de «la pausa es el refugio de los perdedores, el fuego eterno», tras esos pasos que quedan a la «Intemperie« o tras ese tiempo vivido que se esfumó en «El río baja crecido«.  

Persistiendo en la anteriormente mencionada idea, «Mecha en la tormenta« representa espléndidamente que todavía queda pólvora en una invitación a acompañar por esa ruta de la vida, por esa dirección y rumbo que «a veces sale bien y muchas otras mal», en «un mapa de autopistas que nos lleve a cualquier fin del mundo», como en «No me niegues nada«.

Durante este trayecto existencial nos podremos topar con un «Cargamento« de cosas buenas, con las cortas distancias entre el pasado y el presente, como en «Entre el olvido y el perdón«, o después el horizonte nuevamente como protagonista en «Érase una vez«.

Indudablemente, una de las cimas del disco que nos ocupa con esas «sílabas torcidas del amor» es «Allí te esperaré«, pero si tuviera que destacar una pieza entre tanta homogeneidad esa sería «Esta noche no se parece a ninguna«. Es enorme su final de «dime… si hay billete de vuelta en este viaje, si nuestra torre resistirá el asedio».  

En el colofón se descubre que estas «rutas desiertas« han sido puntos de partida y simulacros de dolor. Imposible haber escogido mejor título y mejor desenlace.


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Artículos que te pueden interesar