
En 1984, Jonathan
Demme director de joyas como The Silence Of The Lambs o la melancólica
Philadelphia realizó uno de los mejores retratos que se se pueden hacer de una
banda de rock en su habitat natural, el directo, momento que sirve para poner a
cada uno en su sitio. Fuera mascaras, sin trucos y sin trampas.
Demme director de joyas como The Silence Of The Lambs o la melancólica
Philadelphia realizó uno de los mejores retratos que se se pueden hacer de una
banda de rock en su habitat natural, el directo, momento que sirve para poner a
cada uno en su sitio. Fuera mascaras, sin trucos y sin trampas.
En 1984, Talking
Heads en pleno esplendor y a mitad de su carrera, había publicado ya
espléndidos discos muchos de ellos obras maestras como “Talking Heads” (77), “More
songs about buildings and food” (78), “Fear of music” (79), “Remain in Light”
(80) y “Speaking in tongues” (83), despachan un directo que se realizó justo
antes del clásico nikochiano “Little creaturas” (86) con el que tocaron techo.
Luego un par de discos con exitazos eternos y disolución del grupo. Así pues “Stop
making sense” llegó justo cuando los Talking Heads y sobretodo David Byrne
estaban en el mejor momento, un concierto redondo que fue filmado con maestría,
en el que no hay artificios, ni entrevistas, ni mandangas que valgan, sólo hay
música y un tipo algo locuelo encima del escenario, un Byrne que
definitivamente se consolidó como uno de los genios de la época. Su grupo, su
música, su energía en el escenario, su capacidad vocal, su baile,…. tremendo!,
Sinceramente creo, y que me perdonen algunos, es mejor grupo que otros
coetáneos como Police, Pretenders, Cars, Jam, Clash, Cure, Joy Division/New
order, e incluso mejor que los sobrevalorados Smiths, aunque, la verdad, estos
aparecieron después de la disolución de las cabezas parlantes cogiendo el
relevo de grupo que marca tendencias, estilos y época.
Heads en pleno esplendor y a mitad de su carrera, había publicado ya
espléndidos discos muchos de ellos obras maestras como “Talking Heads” (77), “More
songs about buildings and food” (78), “Fear of music” (79), “Remain in Light”
(80) y “Speaking in tongues” (83), despachan un directo que se realizó justo
antes del clásico nikochiano “Little creaturas” (86) con el que tocaron techo.
Luego un par de discos con exitazos eternos y disolución del grupo. Así pues “Stop
making sense” llegó justo cuando los Talking Heads y sobretodo David Byrne
estaban en el mejor momento, un concierto redondo que fue filmado con maestría,
en el que no hay artificios, ni entrevistas, ni mandangas que valgan, sólo hay
música y un tipo algo locuelo encima del escenario, un Byrne que
definitivamente se consolidó como uno de los genios de la época. Su grupo, su
música, su energía en el escenario, su capacidad vocal, su baile,…. tremendo!,
Sinceramente creo, y que me perdonen algunos, es mejor grupo que otros
coetáneos como Police, Pretenders, Cars, Jam, Clash, Cure, Joy Division/New
order, e incluso mejor que los sobrevalorados Smiths, aunque, la verdad, estos
aparecieron después de la disolución de las cabezas parlantes cogiendo el
relevo de grupo que marca tendencias, estilos y época.

En mi opinión y
aunque los conocí tarde gracias a mi hermano, tengo que admitir que son uno de
los grandes, una de las grandes bandas, tal vez la última gran banda con sonido
propio, reconocible e irrepetible que al oírla me transmiten algo, a veces son
algo difíciles de escuchar pero entrar en su mundo vale la pena, ahora que le
salen imitadores por doquier, y ahora que todas las revistas especializadas y
críticos le chupan la poya a Byrne es necesario recordar, a pesar de que todos
sus discos valen la pena, que se puede empezar por el accesible “Little creaturas”,
después el recopilatorio “Sand in the vaseline” (imprescindible) y por supuesto
el visionado de este increíble concierto, “Stop making sense”, que es sin duda
alguna una lección de rock, pop, american punk, new wave, dance, salpimentado
todo con esa fusión negra que tanto gustaba a Byrne. Contiene momentos
memorables, ese inicio viendo las zapatillas blancas de Byrne vestido con su
traje ochentero gris, solo en el escenario, con un cassete de doble pletina, el
escenario vacío…, entonces deja el cassete en el suelo le da al play y nos
regala acústica en mano el “Psycho killer”, luego “Heaven” mientras los músicos
van llenando el escenario. A destacar “Burning down the house”, “This must be
the place”, la magnífica y algo anfetamínica “Once in a Lifetime” con el baile
de psiquiátrico, y la versión estupenda de “Take me to the river”. Hay que
quitarse el sombrero con el resto del grupo, y con los músicos y coristas
negros que aparecen, calidad de la buena para este concierto, sin duda, un
concierto mágico. El director Demme se marca uno de los rockumentales de
referencia de todos los tiempos, tal vez el mejor junto a “The Last Waltz” de Martin
Scorsese.
aunque los conocí tarde gracias a mi hermano, tengo que admitir que son uno de
los grandes, una de las grandes bandas, tal vez la última gran banda con sonido
propio, reconocible e irrepetible que al oírla me transmiten algo, a veces son
algo difíciles de escuchar pero entrar en su mundo vale la pena, ahora que le
salen imitadores por doquier, y ahora que todas las revistas especializadas y
críticos le chupan la poya a Byrne es necesario recordar, a pesar de que todos
sus discos valen la pena, que se puede empezar por el accesible “Little creaturas”,
después el recopilatorio “Sand in the vaseline” (imprescindible) y por supuesto
el visionado de este increíble concierto, “Stop making sense”, que es sin duda
alguna una lección de rock, pop, american punk, new wave, dance, salpimentado
todo con esa fusión negra que tanto gustaba a Byrne. Contiene momentos
memorables, ese inicio viendo las zapatillas blancas de Byrne vestido con su
traje ochentero gris, solo en el escenario, con un cassete de doble pletina, el
escenario vacío…, entonces deja el cassete en el suelo le da al play y nos
regala acústica en mano el “Psycho killer”, luego “Heaven” mientras los músicos
van llenando el escenario. A destacar “Burning down the house”, “This must be
the place”, la magnífica y algo anfetamínica “Once in a Lifetime” con el baile
de psiquiátrico, y la versión estupenda de “Take me to the river”. Hay que
quitarse el sombrero con el resto del grupo, y con los músicos y coristas
negros que aparecen, calidad de la buena para este concierto, sin duda, un
concierto mágico. El director Demme se marca uno de los rockumentales de
referencia de todos los tiempos, tal vez el mejor junto a “The Last Waltz” de Martin
Scorsese.

«Stop Making Sense» (1984) 10/10
Talking Heads
Dir: Jonathan Demme
88 min / EEUU
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1984 80's Jonathan Demme Nikochan Rockumentales Talking Heads
Mi disco en directo preferido de todos los tiempos. Quizás entre los diez discos que escogería como imprescindibles, sin quizás. Me lo he comprado tres veces. Primero en vinilo, luego en cd y después la versión extendida con todas las canciones de la película. Apoteósico.
Por cierto … yo empecé a conocerlos el año de Little Creatures, a través de un profesor inglés de la universidad. Escuchamos Once in a lifetime … y quedé impactado.