La desvergüenza del genoma humano (y rocanrolero, para el caso) no tiene límites ni finales. Muchas veces he debatido/discutido sobre la supuesta grandeza (que para mi no lo és ni abandonado a la más salvaje de las beodeces) de según quienes que, oh cielos, lo han «petado» rockerísticamente hablando en el último par de decenios de cara a la galería. Ver como se va encumbrando a nivel de «clásico» a según que músico/s que para mi no pasan de los «correcto» o/y «entretenido», «lo que tiene que ser» -sin más- y, por contra, en esta era de medios desmedidos no se aproveche para aupar al fin el discurso de gente, mejor y pretérita, como la que hoy se viene aquí a tratar es como para abrir los ventanales, coger O2 a mansalva, y gritar (hasta la pura afonía): «hyperos de mierda, farsantes engaña-bobos de los cojones !» (con variantes mil a considerar, está claro). Y, directamente, el tema alcanza cotas de pura arcada cuando uno se encuentra con casos como el pseudoanonimato, siempre generalizando (que está claro que en esto de la bloguería quien más/menos es la pera limonera), del segundo disco de The Saints… o el de Radio Birdman del año anterior, o según cual de los Cynics, o según cualo de los Fleshtones, o de los Chesterfield Kings, o de Lyres (considerable etc -y ciñéndonos solo a temas más o menos «garagiles», ojo, que el asunto se podría expander y bastante-)… Uno, eso sí, se autoengaña en la certeza de que como ha ocurrido con los Groovies, Big Star o Television (otro etc), cabe el enrocarse en lo de: «bueno, ya se reivindicarán en algún momento a nivel mediático y se hará justicia». En cualquier caso, siempre nos queda el consuelo a algunos de que, muy de vez en cuando, algún animal del pelaje apuntado asoma las garras y durante un día, un glorioso día oh brothers and sisters, todo parece del color y sabor que uno espera… Ver, por ejemplo, como hace un par de años los McDonald brothers se cagan en prácticamente toda la oferta del pretendido «rock de guitarras» super auténtico de ultimísima «horná» (o del último milenio si prefieren) tras tres lustros de silencio discográfico y sin sudores excesivos es, en efecto, motivo de alegría y honda satisfacción, que diría el famoso guiñol navideño. ¿Y por qué tanta inquina «mal lechosa»? Así de gratis, un miércoles cualquiera… Pues no, no me he levantao con los gallumbos cruzaos ni me ha salido pagar a hacienda… Es que «Radios Appear» y «Eternally yours» son dos casos muy extremos, muy diáfanos y sin quedar abiertos a debate, en todo esto que vengo a referir. Hoy, sea como fuere y menos rollo, nos quedamos con los Santos y, si nadie de la casa se adelanta, ya iremos en otra ocasión con el igualmente imprescindible estreno de Radio Birdman. Y ya de entrada, para aquellos que no sepan del disco de cabecera que toca les señalo: ¿se imaginan un disco que puedan guardar entre el estreno de los Clash, el «shake» de los Groovies o/y, por qué no, el tercer Replacements del 84 sin desmerecer en absoluto y del que nunca han oido hablar?… Pues en ese nivel estamos, en efecto.
Repaso contextualizante express: The Saints son una banda aussie de garage/punk-rock que saca un single de cierto éxito en pleno apogeo punkie-setentero; la EMI les echa guante enseguida y les contrata para tres elepés (todos cojonudos en mayor o menor grado y que se despachan en dos años, 77-78); tras el contundente, y también harto recomendable, estreno con muy discreta producción la banda (un poco desilusionada y agobiada, por lo menos en significante parte, con su nuevo status «profesional») decide ponerlo todo donde toca y, de ahí sin más, nacen los trece sopapos de «Eternally Yours»… Rabia, urgencia, matices souleros, producción impecable… Un bendito y maldito tesoro a la vez y a atesorar por siempre… o «eternaly» si gusta más, vaya. Puestos a seguir resumiendo, conviene ahora mentar el que, one more time, esta bandaza en su periplo clásico e inicial cuenta con el concurso de dos líderes destacados y visibles, en la gran tradición del medio en cuanto a bandas y en las figuras de Chris Bailey y Ed Kuepper (suerte de Strummer/Jones a las finas hierbas australianas). Y siguiendo desde ahí prevengo cuanto antes que The Saints, al loro, se alejan un bastante del puro exabrupto punkie que regia en la época… Hay/había de eso, sí, pero desde ya entonces (y como quedará claro con el transcurrir de su carrera) no se hace ascos a blueseos ni souledades varios y aún sin salirse de la carretera (ni del garage, de hecho). Para mayor inri, además, el registro de Bailey tiene, frecuentemente, un marcado y evidente tono jaggeriano del caerse de nalgas. Y, ahora ya sí, a los temazos del copón en cuestión.
La primera en la frente con la emblemática «Know your product«. Uno se prepara para escuchar un trallazo punk de la época y… ¿»Saxos y trompetas»?. Aunque, extraña y efectivamente, el tema tiene una urgencia y vibración que casa con el «manual» de pleno. Hitazo del copón, punk asouleado y redención absoluta. Sin más, para una canción que es un clásico de pleno derecho por mucho que los historiadores rocanroleros varios se olviden (aunque no siempre, eso sí) cruelmente de ella con denunciable alevosía. «Lost and found» ya se aproxima más a lo esperado, partiendo de premisas iniciales, y encandila desde el primer segundo a seguidores de Buzzcocks y Undertones (a los que estos Saints superan, en base a mi humilde parecer y aún apreciando a sendas formaciones) por igual. Otro castañazo, en cualquier caso (esos guitarrasos finales, my god). Y para seguir «Memories are made of this«, que bien podría pasar como una de mis predilectas del disco a pesar de ser de las menos aceradas… Y tampoco es que me considere yo muy blandengue (que me van más los guitarrazos que a un mono un cucurucho) pero es que esa melodía y la manera de cantarla Bailey (con esa forma de parar por el medio) me resulta pura adicción y sin vacuna ni cura a mediar… Demasiado corta la cabrona, eso desde luego (ah, y atención «pixeros» de pro como el que suscribe… que lo de que no pocas escuchas le arreó Francis a esto tras comparar el inicio de esta track con según que momentos del «Bossanova», me parece de clarinete y más). Vuelve el desmadre punkarril con «Private affair«, cortada claramente por el mismo patrón que la segunda pista y que, para entendernos rápido, es a los Hives un poco como lo de Kinks y Blur… Me explico: como a unos les de por pedir derechos de autorías los otros acaban irremediablemente en la cárcel porque, y esto es así, no hay dinero suficiente en el planeta para poder asumir el pastizal en cuestión. «A minor aversion» es el momento más reposado del álbum (con todo lo relativizable del término «reposado» aquí, claro), con su pseudoacústica por montera y ese tono que queda a medio camino de los Dream Syndicate y los Rem ochenteros… Cojonuda sin más. Y esto que no decae… ni lo hará ya, adelantamos para ganar tiempo. Y ahora ya nos ponemos en pie pues, hostias pedrín, lo de «No, your product» es muy, muy, tremendo… Barbitúrica, incendiaria, con ese bajo continuo y unas guitarras que te corren a todo trapo por las venas (aquí la parte final, ese acelerar, ya es el tocarse directamente)… Si alguna vez alguien os pregunta por el paradigma del garage-rock le ponéis, sin reparo a valer, esta canción y se acabó lo que se daba. Tampoco mucha compasión nos ofrece «This perfect day» al abordar ya la B side, donde además de la energía nuevamente ofertada e innegociable, queda claro que lo de los tres acordes punkies no se antoja suficiente ni de lejos para las bonanzas instrumentales de este personal… Armónica en ristre para la nueva andanada que responde por «Run down» y su infalible parar para rearmar la hostiaza de nuevo sin respiro que tercie pues además y, por si alguien se amodorra, te la tocan cada vez más rápido con una sobradez que acongoja y acojona por igual. Más de lo mismo, pero con los vientos de vuelta, hallamos en «Orstralia«, donde los mismísimos Ramones se van de cañas con los Madness, o aún los Specials, para regocijo de todo personal habido. A estas alturas ya está claro que el álbum de las narices es invencible sin más pero, por si acaso, no bajan intensidad con «New centre of the universe«, nuevo ejemplo de vigorismo guitarril de tres pares, para rematarnos con una «Untitled» que arrancará puros aplausos espontáneos a todos aquellos que tenemos el par de «disquitos» de Iggy del año anterior en el pedestal que sin duda merecen. La traca final llega con el «tema hermano» de su anterior hit «(I’m) Stranded» (que además prestaba nombre al álbum de estreno), titulado «(I’m) Misunderstood» y que es más adrenalina centrifugando a toda leña y, cómo no, alguna parte de guitarra de enfermiza y adictiva locura, seguido por la coña marinera esta que se gastan, ya en la despedida, con «International robots«, donde a pesar del cachondeito imperante hallamos muy acertado broche al, mayormente incendiario, todo propuesto. En fin, «Eternally yours» de The Saints, junto al otro ya mentado de Radio Birdman, la mejor y más contundente respuesta que se me ocurre para todos aquellos que piensen que lo mejor y más necesario del periplo punk/new wave de los últimos 70’s tiene que pasar siempre y por decreto real por el CBGB’s o las grisáceas callejuelas londinenses. Eterno y beatificable -en efecto- sopapo el segundo The Saints.
The Saints – «Eternally Yours» (1978) : 9’4/10
01. «Know your product»/ 02. «Lost and found»/ 03. «Memories are made of this»/ 04. «Private affair»/ 05. «A minor aversion»/ 06. «No, your product»/ 07. «This perfect day»/ 08. «Run down» / 09. «Orstralia»/ 10. «New centre of the universe»/ 11. «Untitled»/ 12. «(I’m) Misunderstood»/ 13. «International robots».
Por Guzz
Pd. Esta entrada se la dedico al gurú del garage-rock personal Gonzalo Aróstegui pues, en verdad os digo, muy pocos lugares encontrarás en esto de la interné como la Ragged Glory, donde (entre bastantes otras cosas) la llama del tipo de buena parte de los registros y bandas que hoy se han venido aquí a abrazar/destacar sigue incólume e incorrupta a todos los niveles.
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Volver a la rutina agotado de unas mini-vacaciones por las fiestas del pueblo y encontrarme el “Eternally yours” es casi como un gran recibimiento. Yo también le dedique en su día un sentido post. Este disco es la repolla, me lo regalaron en un cumple, allá por el 92 más o menos y quedé noqueado para siempre, hasta ese momento solo conocía sus discos ochenteros, que molan pero esto es otra cosa, punk-rock aussie de una finura celestial. Tiene Vd. razón, Don Guzz, ciertas obras de Cynics, Chesterfield Kings, Lyres, Radio Birdman continúan semi-ocultas y son canela fina, la vida (o mejor sería decir el boom de Internet) ha hecho mejorar aquellas glorias que unos pocos disfrutábamos antes como Groovies, Big Star, Television… Por favor, Don Guzz, súbale, súbale al 9’8 y será beatificado ad eternum. De cualquier modo reciba abrazos y la enhorabuena por reivindicar este material selecto, tan importante para un sector minoritario de la Humanidad.
La repanocha montada en bicicleta, esto no es un discazo esta aun mas alla. Casi todo lo dicho de los australianos es poco: Radio Birman, the Saints, The Go Betweens, Beast of Bourbon, Bored!, Happy hate me Nots (debilidad por otro discazo "OUT"), The Stems, The Celibate Rifles, Hoodoo Gurus, The Scientists, Kim Salmon… etc.
Deberian ser asignatura obligatoria para orejas incautas.
salud.
10 de 10 y los saints tienen unos cuantos de tal calificación. enormes bailey Kuepper
Debilidad siente uno por Australia, los Saints y usted, Guzz; así que post perfecto del que acabo de disfrutar. Unos de los discos más sorprendentes de todo el punk porque no acaba de serlo. Eternamente suyo, camarada.
Un abrazo.
Es tan bueno este disco que cuesta creerlo