Conciertos

Había una espina clavada y no llegaba el día de poder quitarla. Por unas causas u otras, ni el que suscribe ni alguno de los miembros de la ilustre comitiva acompañante había visto en directo a dos estimadas y admiradísimas bandas de culto como Galaxie 500 o Luna.

Dean, Britta y el resto de la banda en posición.  Foto cortesía de Perrín Muchacho Bass

Y allí, en los aledaños de la Sala Wah Wah de Valencia desembarcó el “galáctico” y “lunático” DEAN WAREHAM, con su espléndida esposa (collons, qué atractiva es la Britta en persona), y con el resto de su banda acompañante cual si portara consigo su añeja flota Ford sesentera al ocaso del 8 de mayo del año en curso.

Aquello fue un viaje relativamente corto, alrededor de una hora y media, pero intenso, muy intenso, demasiado intenso. Y digo que fue un viaje por las sensaciones similares a un estado hipnótico o de alucinación producido por algún estupefaciente.

Buscando la luna de Valencia. Foto cortesía de Perrín Muchacho Bass

Dean Wareham presentaba su flamante nuevo álbum homónimo, comentado aquí (véase enlace), y aquello no fue un concierto típico cualquiera. Por encima de todo fue un ejercicio de elegancia velvética supina, de contención, de darle todo el protagonismo a unas melodías que, a fecha de hoy, resultan tan peculiares, exclusivas y características de una institución del pop-rock alternativo como es el señor Wareham.

Perfectamente secundado por su mujer Britta y por una banda que en cada momento, en cada movimiento, mostraba una sintonía y una destreza encomiable. La sensación, cara a la galería, era que estaban sintiendo y disfrutando con lo que estaban haciendo.

Surcando la galaxia. Foto cortesía de Perrín Muchacho Bass

La cosa comenzó con Emancipated hearts, el tema que daba título al MiniLp del pasado año 2013, con ese fragmento intercalado en forma de villancico y, bueno, aquello implicó un inmediato estado de liberación respecto a todo lo que no tuviera nada que ver con el evento que se inauguraba.

El magnetismo intencionado de una balada reciente como Heartless people nos trasladó hacia uno de los temas de la época de Galaxie 500, el Temperature’s rising de su inolvidable primer álbum “Today”. Algo similar sucedió con Love is not a roof against, the rain, en una especie de transbordo espacial, qué deliciosa sonó Tigerlily del «Bewitched», mi disco preferido de Luna.

La bella Britta sonrie al vernos. Foto cortesía de Perrín Muchacho Bass

Se sucedieron cortes del nuevo álbum cual si fueran imanes con suficientes propiedades para embaucar a un personal asistente entregado a la causa, a sabiendas de lo que se iba a cocer. Ahí quedaron la fascinante The dancer disappears o esa especie de reflejos cristalinos del satélite natural de la Tierra titulada Holding pattern. Y ya en la “luna”, con su impronta característica, la del “Penthouse”, emergió Lost in space.

Después, el bellísimo medio tiempo actual Babes in the wood volvería a recordarnos la grandeza de la Galaxie 500, qué auténtico placer velvetiano escuchar en directo Strange o Tugboat.

El final fue de pirotecnia, mucho arte. La orfebrería sideral de un temazo actual, Happy and free, el que cierra su flamante último álbum, consiguió que buena parte de los congregados despegarán el contacto con el suelo, en un estado de levitación provocado por caricias cósmicas como Indian summer, la versión de Beat Happening, y una de mis canciones preferidas de todos los tiempos, la galáctica Fourth of July.

Aquella espina, aquella astilla, ya no duele, está ahora a buen recaudo, asociada en la memoria a una inolvidable experiencia sidero-cósmica-musical, la del dream pop más exquisito de la historia.

* publicado también en el siguiente enlace del Espacio Woodyjaggeriano.



5 comentarios

    1. No sé si tremendo pero a mi me dejó atónito, asombrado y sobre todo muy satisfecho por lo que habrás leído en el texto. Gracias por comentar, un artículo sin comentarios siempre parece que está huérfano o abandonado, por tanto gracias por estar ahí. Salud.

    2. No puse mas cosas porque ya lo había leído en tu otro patio, pero ya me hizo gracia la entrada con lo de la Britta de cerca jajaja. Muy bueno. Ya sabes que su primer disco en "solitario" cuando comenzó a darle vueltas al tema iba a ser el de "L'Avventura", pero se le cruzó la "buena moza" en su vida y cambió de idea jajaja (además de casarse).

      Saludos

    3. En el otro patio hubo más acogida. La buena moza está como un queso y además transmite sensaciones de simpatía. No me extraña que Dean variase su dirección desde la aventura, jejeje. Más salud.

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