Críticas Discos

Vamos a ver, ¿qué rasgos diferenciales suele tener un disco para desagradarme?… De entrada una producción exagerada, de esas que rezuman instrumentación múltiple y un sonido diáfano donde todo parece más un ejercicio de matemáticas (pura mercadotécnia camuflada de arte) que otra cosa… Algo bastante de eso tiene «Talking book», sí… Después, tampoco ayuda una fama desmedida, aupada las veces por los popes y enteraillos en distinta gradación varios, que logra que el trabajo en cuestión te sea prácticamente «impuesto» (y «punto y te callas»)… Repite de nuevo «Talking book», otro sí… Y para no eternizar, en ningún caso una profusión significante de «baladas azucaradas» (dispongan de su epíteto predilecto en ciernes si no les convence este) ha sido comúnmente plato muy del gusto de su humilde servidor… Y «Talking book» por supuesto, ni qué decir, tiene unas cuantas… Y más cosas que se podrían mentar, ojo no se dude, aún sin entrar en lo de que (innegable) estamos ante uno de esos hitos del pasado al que los ochenta putearon cosa fina (lo que a veces es toda una invitación -errónea es poco por lo general- al ninguneo para con su mejor y más honorable obra pretérita)… En resumen: «Talking book» lo tiene todo, a priori, para parecerme el sopor y una cosa hinchada por la patilla y forever de cara a la historia… Claro qué sí, estaríamos buenos… O lo estaríamos al menos, obvio, hasta el momento de reparar en que el jodido Stevie Wonder es uno de los más gigantescos e inalcanzables genios musicales que jamás conoceremos en vida y en que, yo no albergo duda, si «Talking book» no es el disco más pura y claramente «bonito» (en plenitud objetiva del adjetivo, sin dolores ni purgaciones de alma a mediar) habido és, y en el peor de los casos, el vecino de la puerta de al lado… Y yo que soy de los Ramones de siempre… Cagonla.

«Talking book» está parido, pues, para tirarte por tierra todos los prejuicios habidos, por lo visto y lo (jamás suficientemente) escuchado. Sin embargo, una de las cosas que pueden ofrecer consuelo en base a ello -ya que es verdad de la más buenas-, es el saberse uno parte de un sentir general entre las gentes «muchas-varias» amantes del mundillo del rocanrol este, con todas sus formas y multiversos a encaber… Lean, y disfruten, por ejemplo la más que recomendable entrada del amigo Addison de Witt sita en su «Rock and more» desde agosto 2012… El planteamiento inicial es tan parecido, me «suena» tanto, en cuanto a lo que hace sentir este álbum que me resulta muy complicado dejar de aplaudir… Y se lo prometo por lo que más quieran que esa pedazo posteada del estimado espacio se le había escapado a uno por completo (y de forma inexcusable) hasta hace bien poco… Rematando, además y en cualquier caso, que ese «sentir» es moneda mucho más que corriente de lo que pudiera pensarse… Rocanroleros de pro, generación tras generación, se siguen y seguirán preguntando siempre, qué narices tiene la obra setentera de Wonder, cual es su poder, para desplomarte, sin sudar una misera gota pareciera, las percepciones y querencias más arraizadas… Y es ahora, claro, cuando conviene precisar que con este músico, en ese impagable periplo de discos seguidos (de «mind» a «key» -y alrededores, ojímetro ahí-), estamos ante uno de esos realmente (pero que «realmente») contados casos donde la palabra «genio» es utilizada de forma estrictamente correcta y como procede. Muy de vez en cuando pasa, sí. En nuestro justo forofismo (justo porque ya que no podemos cantar o tocar como según quienes que por lo menos nos dejen emocionarnos con lo que nos rote) nos perdemos todos, o una inmensa mayoría, en utilizar mal ese calificativo… hasta que te topas con un bicho como el que hoy aquí nos calza y recordamos, ni que sea brevemente, lo que ello significa. Y, desde luego, que ridículo y absurdo resulta perderse en tratar de echar heces a esos discos de Wonder por sus producciones de sintetizadores y demás… Las melodías, voces y canciones son las que son, por mucho que los más rocanroleantes puristas del barrio las quieran encerrar en un armario y tirar la llave al rio. 

Yendo ya al contenido del tótem en cuestión dejaremos por obviado (no porque tenga que saberse sino porque esto no es un comentario de texto y la info la tienen a medio click si  apetece) el tema de colaboraciones estelares de a mansalva aquí ubicable  -que hasta Jeff Beck nos ronda por ahí- para centrarnos en el temario… Y, sí ok,  por mucho personal adyacente al que agradecer, no sería del todo correcto empezar a desbrozar el intachable tracklist sin dejar de recordar antes que esto se lo sacó de la mollera  Stevie solito  -o casi- y tocando hasta las castañuelas en el estudio (como prácticamente siempre en su caso, vaya). «Talking book», debe señalarse de entrada a pesar de lo evidente, queda delimitado por sus tres cimas de popularidad más evidentes: el inicio con «You are the sunshine of my life» y su archiconocida melosidad por montera, la vuelta del intermedio con ese inicio de B side que corre por cuenta del himno internacional del concepto «groove» y que responde por «Superstition» y, ya a modo cierre, el remate final con «I believe (when i fall in love it will be forever)» que, con todos los respetos, me gusta el quintuple que las otras dos juntas y me encierra una de las melodías más escandalosamente hermosas ever… En base a ello, a la popularidad extrema del hat-trick apuntado y que hace caer el asunto en la pura perogrullada, mejor nos pasamos hoy por la forrera el órden y me dedico a «reivindicar» (las comillas porque no hace puñetera falta, que todo es el repollo y sra here) las otras siete… Y es que, en verdad, releyendo ese último paréntesis estamos con un disco donde, muy sentidamente además, la favorita puede ser cualquiera para quien toque cada vez. Sin duda. Ya que, pensemos por ejemplo, en cuanto le debe el mejor Prince (el de «1999», «Purple» o «Sign») a algo como «Maybe your baby» con sus souleros coros e instrumentación groovie de manual… Incalculable. Y atención que estamos mentando al único «continuador» digno y posible en esos registros (si alcanza el nivel de pleno o no ya queda a gusto del sibarita de tuno -a mi me gusta no poco Prince pero ya aclaro que no… no del todo, imposible ello). Para «You and I (we can conquer de world)» se vuelve, no será la última vez, a la inocente pero irreducible «bonitez» de la apertura con «sunshine»… pero subiendo la apuesta. Mejorándola, o para mi al menos. Ya que hasta ahora, que estamos en la track 3, se ha tirado bastante de coros y voces complementarias. Con «You and I» tenemos ya a Stevie en primer término y de cabo a rabo, derrotándote sin margen de error con una preciosidad levemente acompañada en instrumentación y que, por si sola, explica lo de «el último genio de la Motown». Y hay voces que todavía pueden gustar más, desde luego (a mi me pasa al menos y aún agradándome lo indecible su registro), pero cuando el tipo saca este palo de la baraja cuesta mucho pensar en alguien que pueda cantar mejor… Por qué nadie tuvo la vista y narices de proponerle un disco entero a capela… coño incluso. ¿Y qué día no queda inmediatamente mejorado mientras se escucha «Tuesday heartbreak»?… por los mismos clavos !. Los vientos de quita y pon, los coros negroides, lo que hace el hombre este con la voz… Lo que hubiera sido uno de los mayores hits de un potosí de músicos y formaciones de la época para Wonder es «otra más», en resumen. «You’ve got it bad girl» con su posillo de bossanova vuele a las formas más claramente reposadas y deja claro que este señor lo mismo nos sube diez octavas de golpe que nos puede aguantar el tono un metro por debajo del pentagrama durante una canción entera  sin que le tiemble la voz en lo más mínimo… Volvemos a lo de «saber cantar» como nadie, sí, pero también a lo de «se tiene o no»… Y Stevie Wonder, de cajones resulta,  también se cayó en la marmita de poción mágica al poco de ser parido. Más cuando arranca la segunda cara de la forma antes mencionada, está claro…
Tomemos  un muy breve tiempo ahora, a little break y por qué no, para considerar lo distintas y enormes que son cada una en lo suyo «You’ve got it bad girl» y «Superstition»… ¿recuerdan lo que, torpemente si quieren, explicaba hace un poco sobre el verdadero significado de «genio»?. Pues ahí estamos. Y ahora sigue «Big brother», además… Que abre un algo más la puerta al reverso más serio/social de aquella imborrable etapa del músico, y que cada vez se hará más presente, hasta quedar perfectamente entrelazada con los habituales motivos más azucarados que, por otro lado, nunca abandonará. De las  favoritas para mi por cierto, con ese ritmillo cajún de los de acercarse a la ciénaga a cazar caimanes … Y de nuevo, aunque no seré yo quien le discuta nada a sus 70’s, esa sensación de que todo es tremendo, no me canso ni cansaré de reiterar, pero que a menor embalage instrumental más luce la evidente e indiscutible calidad vocal.  Encarando ya la conclusión «Blame it on the sun» suena como el lamento oficial del lote y ese retratar el dolor de la ruptura que le permite alcanzar la grandeza de sus compañeras por su directo y sin ambages: es algo que pretende doler y a fe lo consigue, sí. Y solo por la guitarra de J.B., está claro, la penúltima de la camarilla, «Lookin’ for another pure love», ascendería -y asciende- a lo obligatorio de nuevo pero, caray, es precisamente al complementarla con la que precede (y/o al hacer contraste con el idílico y ya lejano arranque) cuando uno cae en la cuenta de que esto es una «masterpiece» plena: tanto a partes como en conjunto y por ese hilvanar sentidos y sentimientos como en muy -MUY- contadas ocasiones. Y fin. Hasta aquí el «disco/tótem humano» … Porque está claro que , no me pude estar de destacarla again antes del fin (debilidad personal infinita), «I believe (when i fall in love it will be forever)» no puede haber sido realizada por un ser de este mundo… Imposible, joder -me niego-… Eso de «when the truths of love are planted firm, they won’t be hard to find. And the words of love i speak to you will echo in your mind», raja el cielo más nublado por la mitad y sin más. «Mind» puso la pista y «visions», «finale» y «key» son uno de los viajes más eternos y fascinantes -y proyectados a la eternidad- desde la música del pasado siglo pero… caray, el despegue en si es «Talking book» y siempre que termina uno apenas reprime cierto impulso por ponerse a indagar si la palabra «Wonderful» no fue, en verdad,  acuñada por los angloparlantes en 1972, con motivo de este álbum y en honor al sinpar músico protagonista de nuestra entrada de hoy.


Stevie Wonder – «Talking book» (1972) : 10/10
01. «You are the sunshine of my life»/ 02. «Maybe your baby»/ 03. «You and I (we can conquer de world)»/ 04. «Tuesday heartbreak»/ 05. «You’ve got it bad girl»/ 06. «Superstition»/ 07. «Big brother»/ 08. «Blame it on the sun»/ 09. «Lookin’ for another pure love»/ 10. «I believe (when i fall in love it will be forever)».

Por Guzz

Latest posts by Exile SH Magazine (see all)


5 comentarios

  1. Un disco que tiene un tema como Superstition en sus filas, ya merece la pena, pero es que había más chicha, pero mucha más ahí.
    Desde luego adoro a Stevie, hasta cuando se hace un selfie y sólo le sale media cara, un monstruo.

    Abrazos truferos.

  2. Pues mira, me has animado a escucharlo, porque aunque esté muy mal por mi parte, nunca le he prestado demasiada atención. Vamos que me sacas del I Just Call… y me pierdo. Ya sé, ya sé… pero al final uno no da para tanto que hay que escuchar.

    Apuntado queda.

    Saludos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Artículos que te pueden interesar