Críticas Discos

Una de las muchas cosas que me llenan de satisfacción por pertenecer a la exiliada familia es ir viendo como, de a poco pero con firmeza, se van cubriendo todos los huecos que no pueden quedar descubiertos en la historieta esta el rocanrol… Para el caso el masterfriend Chals tenía a bien recordar el disco homónimo  «Fleetwood Mac» del 75 (el de «Landslide», el de la «reinvención», sí) en el último mes del pasado curso. Así que, hoy-mira-pues, me ha dado por continuar el hilo imperdible e incaducable del hat-trick insaltable de la mentada formación (ese que debiera terminar con el siguiente y siempre pelín ninguneado «Tusk») con el muy icónico y honorable «Rumours». Y antes de seguir:  ¿»soft-rock»?… Pues vale, ok y  cojonudo, pero «masterpiece» del copón igualmente. Y a quién le pique pomada le aproveche.
Una de las cosas que siempre me enaltecen los 70’s, «la década de la gran expansión de géneros», es (imaginación/enfermedad mediante) verme mismamente en una tienda de discos y tratar de elegir en base a lo que entonces, en ese preciso momento de la historia, «saltaba a la  palestra» (ejercicio/chorrada, por cierto, extrapolable a todos y cada uno de los años que conformaron dicha década). Para el caso: «¿1977?… A ver qué elijo…». Era el año de la eclosión punk/newaver por excelencia, sí, pero volvamos a lo de la «expansión» y reparar en que conviviendo con todos aquellos y artistas tan memorables que dieron forma a esas labels encóntrabamos cosas tan variopìntas (y del calibrazo) como las firmadas por AC/DC, Marley, Rush, Stevie Wonder, Radio Birdman, Peter Gabriel, Thin Lizzy, gran etc (joder, que ese año salió «Heroes», mismamente)… Dónde, estaríamos buenos, tenemos el disco de hoy brillando hasta la ceguera de quién quiera cristo se acerque. Y es que, más allá de estar ante un trabajo que fue N.1 hasta en el planeta de los simios (y durante no se qué burrada de meses en algún lugar), tenemos un tracklist que de puro genial e incontestable deviene, en efecto, en puro tópico. Y aunque ello, es de fácil suponer, pueda cargar a alguien lo cierto es que con «Rumours» no tenemos sino la enésima constatación del mantra aquel por el que «si las canciones son buenas no se necesita más»… Y las canciones de «Rumours», por supuesto,  dejan tan atrás el mero concepto «buenas» que el asunto alcanza cotas de chiste cutre (y ello como mínimo).
Y es que el maestrazo Stevie ya lo tenía claro, y lo aclaraba ese mismo año además: «Songs in the key of life», solo que (permítanme la barata licencia) confundió preposición con verbo y esa «n» de la segunda palabra debió ser «s»… Pasa nada. Que ya están y estaban ahí mismo los «rumores» para dejarlo todo atado. Y es que ya eran Fleetwood unas estrellonas (ni qué decir, que es pure history, el disco que precede tuvo una acogida tremenda) adictas sobremanera a cierto aspecto del folklore colombiano y a la gimnasia del codo empinado. Ello les llevó a esa serie de excesos, tan propios del mundillo, lo que magnificó su repercusión mediática y su aparición en prensa amarilla,  con mierdas y naderías mil del este se ha liado con esta o esta le ha puesto cuernacos a este… De ahí el título, y no sin cierto aire coñón por su parte ya puestos (que qué  importan esas chorradas al fin cuando es la música lo -único- que procede en realidad). Y antes de abordar contenidos lo evidente: no es ni banda ni disco el paradigma de lo combativo o decibélico lo mismo que no invita al «eruditismo de sobremesa», y no faltará nunca quien los meta siempre en la saca de lo «comercial» (así a lo bestia y a granel) pero recordemos, por ejemplo, no hay nada más «comercial» que Elvis o los de Liverpool y, aunque a ese nivel no brille ni el mismo sun, es de recibo recordar que, aunque pueda joder a alguien, a veces popularidad y el talento se encuentran en medio el puente.
«Rumours» se arranca con Lindsey y sus saltarinas «Second hand news«. Déjame a lo mio,  solo soy noticia de segunda mano… Lo de leches y botellas, vaya. Y ya de entrada esa tan reconocible algarabía vocal a más de una capa en pos de la melodía por bandera y que hermana, sin miramientos, a «los de la playa» más directos y los Garcia y cia más concesivos. Alegre y siempre bienvenida canción que, por contra, nace ya con la posible etiqueta de lo relativizable (craso error pero es lo que hay) dado que la muy honorable y muy cabrona de la srta. Nicks nos planta «Dreams» a las primeras cambiantes… Y siempre que escucho a esta mujer lo mismo: ¿es la voz o es cómo canta?… serán las dos cosas, sí. Fascinación forever por mi parte por la manera de atacar su talento por parte de Stevie. Quizá, en esas formas y épocas, la también para el menda primordial Linda Ronstadt podía volar ocasionalmente a esa altura pero, lo cierto, al final (a ese nivel) ni siquiera ella lo lograba en base a querencias propias. Reposada canción con la que, cómo no, la tipa nos agarra por donde quiere y sumerge hasta, en efecto, la pura ensoñación. «Never going back again» es la vuelta a la carga de Mr. Buckingham, con su guitarra casi desnuda que lo mismo retrotae a atardecer de porche como a día cierre de la feria… Y en verdad me mosquea cuando se trata de dar de menos a esta formación, por alguno de los motivos antes explicados o, especialmente, cuando se apunta a su necesidad de la «pulcritud y sobreproducción de estudio» para funcionar… Cuando precisamente, caray y coño, estamos ante un personal que te arrancaba melodías de la nada y sin casi aderezo a figurar. Da igual, me temo que como ocurre con los detractores varios de Supertramp o Dire Straits (por ejs), esta gente ya está condenada a ciegas y sin más para algunas buenas y malas gentes… Peor para ellos, sí, pero qué pena. Además, seguro que hasta alguno se «carga de razones» al empezar «Don’t stop» de la McVie… Superhit conocido y ultrasobado en todo el orbe desde el tiempo los boniatos (puro Radio club 25) con el que, a pesar de todo, los árboles siguen bailando la conga a lado y lado de la route. Un oldie pleno y total sin poder entender uno muy bien del todo cómo narices reprocharle lo más mínimo. Más de lo mismo, y quizá algo más, para «Go your own way» de la que directamente no comento nada… O mira, sí… ¿Se han fijado que si quitamos algún toque de eléctrica, esporádico en el transcurrir y solo pleno en la conclusión, es un tema básicamente acústico a pesar de lo vivaracho?. Lo de antes, esto es archifamoso, sí, pero también «orgánico» sin trampas, cartones ni polleces a denunciar. Y ya se calla hasta el diablo cuando abordamos esa preciosidad a piano y va que chuta de Christine para su «Songbird» que se te deshace por dentro la muy hija de puta. «Bonita» es insultarla y con ella que nos ventilamos la first side, además.
El reverso de la tarta arranca con «The chain«, única track del artilugio firmada en comándita por la banda al completo y blues de manual, encubierto por las acostumbradas capas de «juegos vocales» (amén de la despedida guitarrera en el arreón final, que mal del todo no estaría) que resulta igualmente, a su vez,  rock setentero vacilón de los de solapa, lentejuela y andar achulapado por la street. Más espíritu «dreams» (y «rhianones») para la magnífica «You make loving fun» de Christine que, con perdón por exprimir evidencias, demuestra por enésima que es una cantante top aunque no tenga ese timbre sesgado tan ubicable de la otra. «Soft-rock»?… Pues vale, pero qué bien me suena por los mismos clavos. Y sin más llegamos a mi pista favorita del álbum (me la trae lironda en sobremanera lo fácil que pueda resultar) con el «I don’t want to know» de la «otra». Mano a mano con Lindsey que nos recuerda, again, que por mucho que se sepa o conozca, una melodía invencible es -prácticamente- siempre la mejor manera de purgar miserias independientemente de su color… Y la de esta canción con su aspecto liviano por montera y falta de innecesarios aderezos, en efecto, te tumba sin remisión. Pero, al tanto, la McVie no piensa quedarse atrás y ya a estas alturas «Rumours» es un face to face en formato XX, por lo que se descuelga con otro lamento, «Oh daddy«, que le permite (nuevamente) marcarse esas preciosas escalas vocales que en gran medida la caracterizan. Y, por favor, ruego se repare aunque ya sea casi al fin, en la apreciable diversidad de registros aquí ubicables aún sin salirse nunca del manual de estilo propio. La despedida ya postrera es para el «Gold dust woman» de Stevie que con su forma tan marcadamente contenida parece que tenga estallar más de lo que lo hace en su estribillo. Particularmente siempre me parece, a pesar de su indebatible calidad,  la joya menos brillante de la corona pero, por contra, que mejor manera de despedirse de un disco de (estos) Fleetwood Mac que con la Nicks haciendo de la Nicks (y ahí queda esa despedida de matices «indígenas», ya presentes en todo el tema pero en la conclusión desbocados,  otorgando personalidad a la canción y para quien lo quiera/queramos apreciar). En conclusión: encontraremos la portada de este trabajo en todos los listados, tops, ránkings y su fucking mother que se quiera mentar de «Los más mejores álbumes de…» habidos o venideros pero dicho tópico, para quien suscribe al menos, es de plena ley y justicia. No hace falta insistir más, tras todas las opiniones que se quieran o puedan vertir esperan siempre las songs al final de la curva y, ahí, ni el más pejiguero-tocacojones detractor de la formación alcanzará jamás antes de meta al puñetero «Rumours». «Clásico», que se dice y és.
 
Fleetwood Mac – «Rumours» (1977) : 10/10
01. «Second Hand News»/ 02. «Dreams»/ 03. «Never Going Back Again»/ 04. «Don’t Stop»/ 05. «Go Your Own Way»/ 06. «Songbird»/ 07. «The Chain»/ 08. «You Make Loving Fun»/ 09. «I Don’t Want to Know»/ 10. «Oh Daddy»/ 11. «Gold Dust Woman».

Por Guzz


4 respuestas

  1. Uno de esos discos que se te meten en el cerebelo y ya no te abandonan. Un clásico impepinable, con ese mito sexual de Nicks…. aij… qué tipa!!!

  2. Puah! casi nada los Fleetwood Mac, y Stevie Nicks que me trae loco (al menos la de esa época). Muchas gracias por enlazarme, tanta canción redonda que lo hacen parecer fácil. Hay pocos discos, al menos los de esta época de la banda, que tengan tanto sunshine y tan buen rollo. El estilo de Lindsey a la guitarra es peculiar y único, tan blues y tan british-folk, pero… OOH! Stevie Nicks! gran reseña, abrazo.

  3. Pues yo soy de esos plastas recalcitrantes que adoran a Jeremy y a Peter, que nunca han oído un disco de los FM ya con las dos mujeres y que no sé, sería como traicionar a Greeny, si es que tal tontería es posible, pero bueno, estoy virgen más allá de radiofórmulas y demás, estoy que llevo años sin escucharlas, las radiofórmulas, creo que bajaré los discos para oírlos, pero que conste que San Greeny is the fucking master. Abrazos patós!

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