Críticas Discos Especiales

…la ternura de la inimitable forma de cantar de Arthur Alexander te hace sentirte dentro de una intimidad compartida dificil de describir. Y es su sonido pristino, la forma de tocar como si todos estuvieron en el momento justo de un enamoramiento irresistible. Glups, paro que me emociono»

Este es mi disco favorito de todos los tiempos o, para ser más preciso, al que más quiero. Es ese lp y cd -lo tengo en sus tres versiones posibles- que te llevarías al más bonito de los viajes porque es la foto musical en la que mejor me reflejo y confieso.
Vale que están los monumentales Astral Weeks, What´s Going On, Court & Spark o Blood on the Tracks, ¿quién los puede ocultar de su ser? pero hay algo en este humilde y sincero disco perdido en el cajón oculto de los años setenta del gran Arthur Alexander, leyenda del Muscle Shoals Soul, que resulta único e irrepetible, además, para mi está directamente ligado a un momento de mi vida de una felicidad gigante y sólo puedo llorar en cada una de sus escuchas.
Es por eso que es menos compartido, más intimo y secreto (hasta hoy) y aquellos que lo aman son los de mi círculo más íntimo porque saben que es una de mis tajantes obsesiones.
Recuerdo que lo pillé en la Librería Universal de Bilbao de la calle Ledesma, en los primeros noventa, en una reedición en vinilo con diferente portada, la blanca y azul,  del mítico sello ACE.
Fue un verano de escapadas a la playa de Laida y Laga, ubicadas en el sobrecogedor paraje natural del Urdaibai junto a Gernika.
Puede que fuera 1991 o 1992 ya que recuerdo fue el año del Príncipe de las Mareas, la película, de la que sólo os puedo decir que trabajaba Nick Nolte y la Streisand – era además la directora- y que era más un flojo telefilm con pretensiones de psicodrama lacrimógeno pero lo que a mi se me quedó en la memoria fueron los planos del delta y las marismas.
Volviendo al atardecer en un día de pleno sol por la carretera de Kanala, siempre hay un momento en que, si miras a la izquierda, por sus curvas y te pilla la bajamar, te encuentras con un espectáculo semejante , aunque a pequeña escala, esto es Bizkaia y txikia.
Como yo conducía fue sólo un segundo el que me pude permitir mirar a la derecha.
Fue observar los destellos de los esteros lilas, toda vez el sol se había escondido tras Sukarrieta escuchando éste disco e inmediatamente notar como si mi corazón fuera una botella de espumoso barato donde todo se agitara dentro de mi y explotaran millones de burbujas de bienestar. Iba con mi darling companion, no necesitaba más y había proyecto.
Hay en éste-su disco de la Warner-es así como se le llama- del autor de You Better Move On y Anna, algo que me atrevería a llamar esencia de un género en si mismo: el country soul mimosín.  Y no añado el adjetivo de manera gratuita e ingeniosa o en su sentido del todo empalagoso sino como el más sincero de los cariños que unas canciones, unas letras, una interpretación y unos músicos te pueden ofrecer. La cercanía que ofrece es alucinante.
Se produce dicha grabación en un momento de «plenitud hacia la decadencia» del sonido Muscle Shoals de Alabama, cuando ya estaba de moda el songwriterismo radical impuesto por los aciertos de los genios del Laurel Canyon ( Carole y James, Neil y CSN y demás luminarias que cambiaron el rumbo de las canciones con guitarras de palo, así como en soul y negro, el bueno de Bill Whiters)
Y mira por donde que Arthur con un ramito de sublimes composiciones, algunas repescadas de su cancionero de los sesenta, se juntó con quien tenía que juntarse y grabó una absoluta obra maestra como sin quererlo, como un beso en la nuca que notas suave pero que te cambia el humor.
Al sentirse libre ya de producir éxitos para la radio y sin un puto real,  with a little help from his friends-como siempre le ha pasado a este genio-que ha tenido que hacer de todo para sobrevivir a pesar de su importancia en la Historia del Rock y del Soul, se lo planteó de striptease emocional, cantando como nunca y cuidando al máximo eso que llamamos el soul is the answer.
Añadió en algunos de sus temas cuerdas- ay los arreglos de cuerda, me pueden, son un poco como el llanto tras la emoción contenida- y el set es variado abarcando todos los puntos de la circunferencia de la noria de la pasión sureña: desde el arrepentimiento soberano de Rainbow Road escrita para él por Dios, digo Dan Penn en comandita con el gran Donnie Fritts-sin duda en mi podium de la soul ballad con Dark End Of The Street y I,ve Been Loving You Too Long- hasta la alegría gozosa y eterna del clásico que inmortalizó Elvis, Burning Love.
El caso es que entre ambas hay slow sweet songs favoritas, dignas del Blood On The Tracks,  como In the Middle Of It All o Down The Backroads ( la del momentazo de felicidad estática en Urdaibai) o It Hurts To Want It So Bad , o la sublime Come Along With Me.

En la versión cd donde se incluyeron todas las grabaciones de dicha sesión hay canciones tan importantes como las que se incluyen en el clásico vinilo por lo que fue como si te dieran más maná cuando pensabas que era imposible.En realidad son tres. They´ll do it everytime es fundamental para el lote de las baladas mimosinas y luego están Mr. John (POM) y la gospel Thank God He Came.

Por eso es la edición en cd de portada blanca y morada y letras amarillas la más recomendable , aunque difícil de conseguir ahora,  como todo lo realmente extraordinario.

A veces pienso que es el disco que hubiera firmado Otis de haber grabado en Abbey Road en 1970.
No sé,  parece que digo tonterías de lo que me enamora pero repito, es mi favorito.
Si uno de los que me lee lo descubre,  me doy por satisfecho.
Me ha hecho y me hace mucho bien, constituye buena parte de mis raíces, aquello en lo que creo.
La temática del amor ante todo, el don´t mind the circumstances, superar los errores del pasado porque siempre que exista amistad se puede, es algo que en esta colección de canciones enormes te da una fuerza DESCOMUNAL porque lo sientes tuyo.La ternura de la inimitable forma de cantar de Arthur Alexander -sólo practicada en la actualidad de maravilla como discípulo blue eyed por Jeb Loy Nichols- te hace sentirte en una intimidad compartida dificil de describir.
Y es su sonido pristino, la forma de tocar como si todos estuvieron en el momento justo de un enamoramiento irresistible. Glups, paro que me emociono.
Es un disco con el que me casé para siempre, mi otra darling companion, mi príncipe de las mareas. El dulce disco de la Warner de Arthur Alexander, mi santo y seña.
Por Joserra

Publicado en rockandrodri land pero modificado y ampliado para el Exile.

Arthur Alexander- Arthur Alexander (1972)

I’m Comin’ Home/ It Hurts To Want It So Bad
Go On Home Girl/ In The Middle Of It All
Burning Love/ Rainbow Road
Love’s Where Life Begins/ Down The Back Roads
Call Me Honey/ Come Along With Me
Call Me In Tahiti/ Thank God He Came


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