Anderson East Delilah

Críticas Discos

Anderson East entrega en «Delilah» un chocolate nada puro, mezclado con leche y aderezado con almendras, un chocolate que sin llegar a la pureza de antaño consigue derretirse en nuestro paladar y hacernos tremendamente felices.

El chocolate es un alimento imprescindible que se obtiene al mezclar azúcar y cacao (pasta y mateca de cacao mejor dicho). El cacao proviene de un árbol originario del Amazonas, el Theobroma Cacao, y al parecer Theobroma signífica «alimento de los Dioses», así que poca broma.

Existen varios tipos de chocolate siendo el denominado negro el considerado el auténtico y genuino pues se obtiene a pelo de la mezcla que comentaba al principio de este didáctico post. A esa mezcla se le pueden añadir innumerables productos que ensalzan o minimizan su sabor… y luego tenemos el chocolate blanco, que ni es chocolate ni es nada, un sucedáneo que llegó para metérnosla doblada, muy atractivo visualmente, muy energético, cargadito de leche y no demasiado bueno para la salud.

El soul vendría a ser nuestro chocolate musical mezcla de gospel y rhythm and blues que llegó fruto de la descendecia afroamericana siendo, no nos engañemos, la población negra el soul puro y quedándose en su mayoría los caucásicos cercanos al chocolate blanco. Dicho esto la ciencia y la vida evolucionan, no todo es blanco y negro, y en esta vida lo que a veces era blanco ahora es negro y viceversa. Durante los últimos años la pureza soul se ha diluido de una manera sobrenatural, extraña, sin explicación alguna.

Encontramos oasis de buen gusto mezclados con coletazos retro de segundones del pasado con nuevas voces enlatadas y vendidas en los invasores Starbucks de la esquina. De la quema se salvan pocos, y de esos pocos no podemos salvar todos sus trabajos, como digo hay fogonazos, a veces los artistas ven la luz, y luego, en estos útlimos años tuvimos a Amy… pero eso sí que fue algo sobrenatural, como la Virgen de Lourdes, aunque la Winehouse de Virgen tenía poco o nada.

Anderson East 2015

Lo más interesante del Soul de los últimos años está siendo el sello Daptone pero realmente tampoco aporta nada nuevo, simplemente nos venden a veteranos que en los años dorados eran segundas o terceras figuras, y como tienen tablas y vamos escasos de soul pues nos quedamos con aquello que nos dan, veáse Sharon Jones, Lee Fields o el mismísimo Charles Bradley que malos no son (más bien notabilísimos) pero quedan lejos de aquellos coetáneos que nos dejaron en ascuas.

Luego tenemos los blanquitos retro como el repartidor de periódicos Eli o el último niño negro prodigio Leon Bridges que me dejó bastante frío e indiferente con su debut «Coming Home». El soul puro ya no existe y si lo hace es a través de Mesías como Danny y sus Campeones del Mundo porque lo que hace Danny por ejemplo en «What kind of love» es belleza pura, sentimiento… algo dificil de igualar.

El soul en esta década se entrega adulterado, siempre como condimento de algo, de country-soul, de folk-soul, de pop, rock, gospel … lo que sea, pero soul, lo que se dice soul… podemos contar los buenos discos con los dedos de una mano. Últimamente voy a la caza de ese disco soul que me devuelva la fe en el estilo, en esa música pero no lo encuentro y no hay realmente nadie que puede llegarme a estremecer (de nuevo Danny a parte), tengo que reconocer y confesaros que sí he encontrado uno que me ha tenido enganchado los últimos dos meses y que supongo yo seguirá sonando de vez en cuando en el hogar nikochiano.

Hablo de un disco que ni es chocolate negro ni blanco pero que tampoco es para dejarlo de lado, un producto que no es un Kinder sorpresa pero sí tiene sorpresa dentro, como un bombón de licor, hablo del disco «Delilah» de Anderson East, una delicia soul con los matices que os salgan del badajo añadirle, de un blanquito jovenzuelo originario de Athems, Alabama… residente hoy en la ciudad musical por antonomasia: Nashville, Tennessee.

Anderson East Satisfy Me

En el disco encontramos soul pero como digo es un soul enmascarado, oculto en otros estilos, cosa que en lugar de restar lo enriquece y nos da una experiencia más placentera. «Only you» que abre el disco es un ejemplo de lo que hablo, un tema de roncarol cincuentero vestido con coros souleros y una voz preciosa, rugosa y cálida. Ese «Baby i’m burning, yearning inside» me desmonta, toa toa.

«Satisfy me» sí es soul al ciento por ciento, es un poco o un mucho de Otis, un bastante de Stax, una montaña de sensaciones que atacan nuestra alma y nos llenan de felicidad, un temón qué cojones. «Find’em, fool’em and forget’em» sigue por el camino trazado por el anterior tema, un Otis versionado por los Black Crowes, sabéis a lo que me refiero no? un temazo de esos que nos vuelan la cabeza, de los que enamoran, de los que gustan, de los que se convierten con facilidad en favorito del año y de los que acostumbras a quedar prendado en directo.

Favoritísima «Devil in Me», aquí hay rasgos de otros artistas que me encantan, referencia más que clara y evidente la de Ray Lamontagne, si este tema estuviera en su «Trouble» no nos extrañaría nada, pero también de Amos Lee o del Ryan Adams más comedido, «All I’ll ever need» es muy soulera ella, con un piano preciosérrimo, jugando al soul teñido de blues, a la balada a flor de piel, a piel de gallina, a torrente de emociones.

Suena «Quit you» y volvemos a Otis, que tiene una presencia espectacular en este trabajo, en ese y en todos porque Otis era demasiado grande para este Universo. Marchosa, bailonga y sexi. «What a woman wants to hear» abre la paleta de sonidos hacia el country-soul donde la figura de el enfant terrible Ryan Admas aparece como un gigante. Tema de bellísima factura para señalar el final del camino.

Final del camino que comienza con el baladón «Lonely» muy en la línea del Van Morrison del Tupelo Honey, de cuando se pone a soulear, o bajando el nivel o el listón lo que nos enamoró de Lamontagne o de Amos Lee hace unos años sin irnos lejos ni buscar rocambolescas similitudes. Maravillosa «Keep the fire burning», una inesperada sorpresa a a estas altura del disco y para cerrar la delicia de «Lying in the arms», que simplemente enamora.

Anderson East – Delilah (2015)

Anderson East entrega en «Delilah» un chocolate nada puro, mezclado con leche y aderezado con almendras, un chocolate que sin llegar a la pureza de antaño consigue derretirse en nuestro paladar y hacernos tremendamente felices.
Delilah 2015

01.- Only You/ 02.- Satisfy Me/ 03.- Find ‘Em, Fool ‘Em and Forget ‘Em / 04.- Devil in Me/ 05.- All I’ll Ever Need/ 06.- Quit You/ 07.- What a Woman Wants to Hear / 08.- Lonely/ 09.- Keep the Fire Burning/ 10.- Lying in Her Arms.


3 comentarios

  1. Lo pienso escuchar tras el duelo Toussaint porque coincido tanto con vos en lo que cuenta. Le digo una cosa, esta entrada es una maravilla, enteritita, chocolate negro 100%, gracias por expresar tan bien lo que siempre he pensado mediante la metáfora de los porcentajes en los chocolates.Imaginación al poder. A ver si con este chaval ha acertado y se derrite en el paladar. El tema del vídeo promete. Un abrazo.

  2. Estupenda reseña Niko, uno de los discos del año en mi casa, le hice una reseña hace tiempo y sigue girando, un gran disco con un intenso sabor a chocolate sin duda.
    Un abrazo.

  3. Mira my king, hacía tiempo que no disfrutaba tanto leyendo una reseña, había visto este nombre en algunas oáginas y había leido a algunos plumillas de los llamados profesionales que hablan sin chicha ni limoná, pero ésto se escaba por arriba, muy bueno, además voy a escucharlo a conciencia, esa canción que has colgado es deliciosa. Saludos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Artículos que te pueden interesar