Críticas Discos

Llegó el tercer y esperado trabajo de nuestra querida banda donostiarra FRANK y estamos tan contentos. Por un lado porque se presentaron con el extended ep-cd My Wild Kingdom con un estilo bien marcado de gótico americana pero todavía inmaduro ya luego perfeccionado en el álbum The Mud & The Thirst que tuvimos la suerte de verlo presentar en el castillo medieval de Frías en El Último Vals en un pase que se recordará; sin embargo, un servidor quería o presentía que iba a llegar algo como Atlas. Es decir, un disco con canciones más concisas, sobre las que puedas cantar por encima al bajar las ventanillas de tu coche, y respirar  con ellas la llegada de la que promete ser la primavera más verde y florida en eras.
Y si, este nuevo disco es sin duda el definitivo de esa conjunción del talento de Sara, Christian, Iñigo y Andoni, como si fuera una colección de grandes éxitos perfectamente secuenciada y estructurada. En definitiva, ágil.
A la Tom Petty comienza con el adelanto Total Blackout, todo un acierto de single imaginario o un puñetazo en la mesa dentro de ese minutaje perfecto que por segundos no supera los 3 minutos. Con una épica controlada y la voz siempre estremecedora y sublime de Sara, lo que en una primera escucha parece continuista se torna en el órdago letal de enganche a Atlas por su melodía tan rotunda.
Pero es con Necromancer donde se van al classic Frisco Sound de unos Jefferson en tránsito de Airplane a Starship y es cuando uno sitúa el prodigio de esas cuerdas vocales entre Grace Slick y una Joan Baez en pleno paso a su madurez. Sara es la mejor y la que mejor canta en inglés de este país, bar none. Señores/as de la prensa escrita, qué no se enteran! Esta cantante canta en inglés como si fuera anglosajona y con bravado, no con la meliflua moda imperante de las voces sensibleras que no sensibles.
La decisión de no irse en los temas por los cerros del Alto de Miraflores y controlar la estructura clásica de la canción hacen que tras la escucha de You Can You Say, puro folk-rock Maria McKee o mejor digno del Nuevo Rock Americano de los ochenta, rellena tú -de Green On Red a REM- hace a este escribiente aplaudirles y felicitarles. Este es un disco vibrante, suelto, menos rebuscado que los Frank anteriores, menos intensos consiguen transmitir mejor su pasión, sin perder su estampa aquí se centran, incluso todavía más por ese corito precioso que remata esta buenísima canción.
Captain Captain con su sonido ácido y sesentero y ese cambio del estribillo soberbio que cautiva mi corazón en un riff Louie Louie. En este disco Iñigo Bailador baila las canciones a base de bien, las cuida, las mima, las hace el amor. Bravo! Ese solo tan Buffalo Springfield te honra. El arreglo del piano es tan acertado. La melodía se te queda marcada a fuego. De bis.
La cara b se cierra con Mysteries Of A Dream, una slow song que bien podría haber firmado la mismísima Christine McVie en los Fleetwood Mac del Tusk. Da gusta escucharle cantar a nuestra Christine de la Bella Easo. Unas escalas de guitarra romántica cierran esta escondida gema.
Y ¿qué no vamos a encontrar en la cara B? Pues otros registros bien distintos e igual de excitantes.
Atlas, la que le da el título, es puro estilo Frank con una batería preciosa de Iñigo Y si algo sobresale en ella es su melodía pop perfectamente calibrada para convertirla en otro himno. Caramba otro título bueno para esta colección hubiera sido Hymns.
El detalle de incluir la maravillosa cover de This Wheel´s On Fire de Dylan/Danko, en referencia a su valentía y detalle impagable de interpretarla en Frías, trae de nuevo a todo de vuelta a casa porque uno no puede evitar acordarse de Julie Driscoll y Brian Auger. Y es que Grace Slick, la Baez, Julie, en fin qué pedazo de cantantes…pues Sara de ese pelo oigan.
9 Acres es la más fronteriza y polvorienta, un lamento dulce desde el sol abrasador del desierto, esa guitarra suena a Ribera navarra y es el número donde la Voz se salta todos los límites de lo predecible – ardiente emoción- y el bajo de Chris cabalga como Billy de Kid. Me encanta. Entre los Walkabouts clásicos y los Cowboy Junkies más hermosos. O para más recientes, Jesse Sykes & The Sweet Hereafter. Dentro de esos parámetros de belleza infinita encontramos Atlas.
Mi favorita del lote es Liquid & Stone, no me digáis por qué, o si, explicármelo.
¿Será el redoble de tambores, el trino de ese ángel, los suaves trémolos eléctricos, la trompeta magnífica o el fino soplo en la nuca del bajo eléctrico? ¿Será que fantaseo con una Baez acompañada por Calexico? Ustedes me contarán. ¿O será ese crescendo final que me pone la carne de gallina? POM.
Para rematar la faena tenemos Veils la única que pasa de los 5 minutos por unos segundos. Y es que en este caso estamos ante una composición que empieza acústica, desnuda, hermosa para adornarse tras un latigazo de distorsión-seis cuerdas made in Bailador en algo digno del tío Neil: una maraña de sentimientos y remordimientos acentuados por la súplica, que es la mejor manera que tengo para definir la música de esta queridísima banda donostiarra. Y si, se puede decir bien alto, con este Atlas, ya imprescindible para buscar las coordenadas sonoras de todo lo extraordinario que tenemos tan cerca de casa y que apreciamos solo unos pocos privilegiados, los Frank han pintado su obra maestra y es nuestra obligación y necesidad vital conseguir su mayor reconocimiento.
* Mención especial aparte merece el precioso artwork de Fortun, perfecto para el contenido de este espléndido trabajo.

El bandcamp de la banda para hacerse con sus discos:

https://frankfrankfrank.bandcamp.com/

Una de las ciudades que en esta casa está grabada a fuego se sitúa al norte de la península. La ciudad de San Sebastián está impregnada del sabor del punk rock al que tanto nos referimos y citamos pero tras el ejercicio de domar a la bestia surge un sonido cálido, duce y de toques folk que se alberga bajo el nombre Frank. En él militan músicos como el batería Andoni Etxebeste, quien ha puesto percusión a bandas como Supersweet o la tan referente Señor No y que actualmente asume su papel en Atom Rhumba. También componen la banda Iñigo Bailador (guitarra eléctrica), Christian Rodríguez (bajo) y Sara Comerón (voz y guitarra acústica). Llevan trabajando desde el año 2013 y han compartido escenario con músicos de la talla de Danny & The Champions of The World. En el año 2014 publicaron su primera referencia, un EP de 6 temas titulado ‘My Wild Kingdom’ que daría paso a, ‘The Mud and The Thirst’, su primer LP, y que situaba su sonido en la dirección de una voz dulce, aunque de bagaje agresivo, escoltada por guitarras capaces de desplazarse desde la desnudez de lo acústico hasta la distorsión más crujiente. Es Sara, precisamente, quien nos habla de su nuevo trabajo: ‘Atlas’ (2018)
Tras un EP y un primer disco, presentáis vuestro segundo trabajo “Atlas”. ¿Qué os lleva a escribir y grabar un disco como éste? Con la experiencia del anterior y los nuevos propósitos…
¡Pues las ganas de más! Al fin y al cabo llevábamos ya mucho tiempo tocando las canciones de “The Mud And The Thirst” y teníamos bastantes temas nuevos. Estábamos deseando darles forma y grabar en cuanto pudiéramos, así que… aquí estamos, con unas ganas brutales de empezar a tocarlas en directo.
(Casi) todos los discos empiezan presentándose por un título, el vuestro es “Atlas” ¿Por qué éste nombre para el trabajo? 
Porque lo incluí en la letra de uno de los temas, y curiosamente, en la época en la que teníamos que decidir qué título ponerle al álbum, empezamos a toparnos con referencias al mismísimo Atlas en muchos sitios. Nos lo tomamos como una señal, algo simbólico.
La parte artística está muy cuidada y aporta una personalidad especial a la banda, se ha ido más allá de una ‘foto de banda en la portada’ ¿Qué hay detrás de este diseño?
Tras este diseño está el gran Fortun, un diseñador con un estilo simbolista y preciosista; teníamos muy claro que queríamos que, si era posible, nos hiciera él el artwork. Ya nos conocía y nos había visto en bolos, así que cuando le pasamos el máster del disco y las letras para que lo escuchara hizo un montón de bocetos alucinantes. Sin embargo, fue cuando le confirmamos que el disco se titularía “Atlas” cuando dio un vuelco absoluto a todo su diseño y le salió la maravilla que hoy tenemos, donde todo cobra sentido.
Aparte de los 4 miembros de la banda, quien más ha colaborado en la grabación de “Atlas”? La producción ha ido a cargo de Álvaro Turrión, alguien muy cercano a vosotros… cuéntame. 
Pues el propio Álvaro ha colaborado tocando el piano, Hammond y Fender Rhodes; Noemí Santamaría e Itxaso Díez se encargaron de los violines y Jon Ander Burgos de la trompeta. Por otro lado, Álvaro es colega y un músico y productor cuya visión respetamos muchísimo. Quiso involucrarse prácticamente desde el nacimiento de las canciones hasta el mástering, que hicimos con otro grande, Estanis Elorza de Doctor Master. El proceso con Álvaro fue muy intenso y profundo por cómo trabajamos cada canción, como una pieza de orfebrería, intentando darle a cada tema lo que realmente necesitaba, ni más ni menos. Ha sido una experiencia potente y de mucho aprendizaje para todos.
¿De dónde surgen las temáticas para vuestras canciones, desde “The Necromancer”, donde aparecen elementos medievales como el caballero y el pañuelo aromatizado de la dama, hasta “Captain, Captain” donde entran el tópico del marinero sin hogar al que volver atormentado por una sirena?
Supongo que las letras me surgen de todo lo que me rodea; cada peli o libro o conversación o sueño que tengo impregna de algún modo simbólico las letras. A veces vienen dadas por la melodía incluso, al tararear inconscientemente mientras compongo. Pero creo que casi siempre son visiones sin relación entre sí, no al menos narrativa, pero sí visual y metafórica.
De entre todos los temas hay una versión de Dylan que es “This Wheel’s on Fire” ¿Qué os llevó a esta versión y a incluirla en el disco?
La cosa viene del festival “El Último Vals”, organizado en 2016 por el gran melómano Joserra Rodrigo, a quien se le ocurrió la locura de montar un festival que celebrase el 40 aniversario de “The Last Waltz” en el patio de armas del castillo medieval del increíble pueblo de Frías, con varias bandas nacionales geniales y como colofón Danny And The Champions Of The World. Nos propuso formar parte de aquélla maravilla, por lo que siempre le estaremos muy agradecidos. Así que decidimos tocar “This Wheel’s on Fire” tirando más hacia Byrds que a Dylan esa noche, y como nos moló tantísimo, pues… hoy forma parte de “Atlas”.
De tu voz destaca un tono muy cálido,  a mi me recuerda a una versión femenina de Neil Young en “Rust Never Sleeps”. Sin embargo hay referencias sobre tu pasión por un rock más duro. ¿Qué te lleva a cantar con esta dulzura y calidez?
Lo primero, decirte que ¡muchísimas gracias! Y lo segundo… Ni idea. La verdad es que simplemente canto como me sale cantar. Siempre me comentan y sugieren parecidos con muchas referencias vocales pero casi nunca conozco a las cantantes que me mencionan, jajaja. Mis mayores referentes en realidad son Nino Bravo, Mark Farner, Rob Tyner, Scott Walker, Sam Cooke, etc.
“Mysteries of a Dream” me lleva a las baladas de norte, los cantos a las antiguas batallas entre Vikingos y tierras más apegadas al continente. ¿Hay una búsqueda en el concepto folk para trasladarlo a Frank o surge de manera espontánea? 
Pues ese tema es de Iñigo, quien tiene una especial querencia por Escocia y como dices, tiene unos matices folk preciosos, muy delicados, cuya inspiración posiblemente venga de ahí. De todos modos no buscamos en absoluto el elemento folk… surge o no surge. Diría de hecho que en este disco no abunda tanto como, sobre todo, en el EP “My Wild Kingdom”.
¿Cómo surgen las canciones? Cuando las escucho pienso en una cantautora que toca sus canciones con una banda. ¿Qué hay de cierto y erróneo en esto?
Como siempre, las canciones nacen y se desarrollan en soledad, tanto en el caso de mis temas como en los de Iñigo. Y luego, si gustan al resto de la banda, nos dedicamos a pulir y hacer que las canciones crezcan y encuentren su propio lugar. Entiendo que siempre hay parte de cantautor; digamos que al componer, damos a luz solos.
¨Total Blackout¨ es el tema elegido como single para presentar el disco. Háblame de él y de por qué motivos se ha elegido para presentar o avanzar el disco?
Ha sido elegido como single porque todo en él fue (y es) rápido y accesible. Tal y como la compuse, el proceso fue ultra rápido, y lo mismo en el local. Le dimos otros bríos y enseguida tuvo sentido. Creemos que va directo a la yugular y abre la puerta a lo que viene después, que es un universo paralelo.
¿Qué lugar tiene Frank en el San Sebastián underground? Una ciudad bien conocida en esta casa por su aportación al punk-rock.
Honestamente, ni idea. Tampoco sé si es bueno pensar qué lugar ocupamos o dejamos de ocupar. No creo que tenga importancia, mientras sepamos qué lugar ocupamos nosotros, que ya es bastante… jejeje. Desde luego no estamos en ningún lugar en específico ni formamos parte de ninguna escena, creo… y personalmente, lo prefiero; no formar parte de nada en concreto.
¿Qué planes hay para girar el disco?
Espero que tocar, tocar y tocar. Donde podamos, donde nos dejen… mantener la ilusión en cada bolo, ¡que para algo presentamos canciones nuevas y eso es un subidón! Y por supuesto, iremos anunciando las fechas en cuanto estén cerradas.
Texto: Mario Silvestre
Foto: Dani GV


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