Discos Críticas

…Nos encontramos con diez canciones como diez soles de primavera entre el Shakey del Silver & Gold y los America / Bread menos dulzones. Un disco de tonalidades sepias y de luces que se filtran desde el quicio de una puerta de madera vieja.

Nada más ver la portada me vinieron al recuerdo dos cosas: el mítico disco de Bobby Charles de los setenta donde aparece en el río con su perro y ese término que inventé en el momento de auge de los blogs, hace ya unos años, del sonido de los nuevos pastores: esos grupos que a raíz de los experimentos gregorianos-byrdsmaniacos de My Morning Jacket salieron como setas de primavera:  desde los afamados-pelín sobrevalorados Fleet Foxes ( los que más se forraron)  hasta al combo al que pertenecía el bueno de Tyler Ramsey, los estupendos Band of Horses.

Todo eran armonías y bosque, doce cuerdas y reverb al rojo vivo. Pócimas del mejor folk-rock con ese toque justo toque de psicodelia y mucho tintineo a la Turn Turn Turn y toda la base del tío Neil. Lo cierto es que fue un movimiento muy excitante que generó joyas románicas varias, culminando con lo que servidor considera obra maestra del género: el Trials Of Van Occupanther de los curiosamente tejanos Midlake.

Al lío: éste barbudo con pintas de ser colega de Jonathan Wilson-se le parece- se ha marcado un disco de retiro al campo tipo el For Emma de Bon Iver pero manteniendo un acento más afín a esos nuevos pastores; él es/era (quién sabe) el guitarra solista de los Band of Horses pero también tiene una preciosa voz, de tono repicante, perfecta para el género.
Este es su cuarto disco pero por fin ha encapsulado un remanso de sosiego que llama la atención entre tanta propuesta veloz y perecedera. Estoy muy enganchado a su secuencia y acudo a darle al play a la mínima y hasta el final- sin aleatorios picaflor- para así entrar en ese santuario sagrado de la canción nacida de un retiro espiritual muy meditado.Todo un género clásico, por otra parte.
Nos encontramos con diez canciones como diez soles de primavera entre el Shakey del Silver & Gold y los America / Bread menos dulzones. Un disco de tonalidades sepias y de luces que se filtran desde el quicio de una puerta de madera vieja. No inventa la pólvora-lo sabemos desde la primera nota- pero tiene mucha personalidad.
Hijo de Richard Manuel.
Your Whole Life define con su tono country-waltz lo que te vas a encontrar estéticamente hablando por todo el álbum; una melaza con base de steel guitar perfecta para la conducción en carretera, a ser posible en días con nubes blancas impolutas sobre un cielo azul turquesa.
Es cierto que el tono recuerda mucho a la época gloriosa de su banda madre: los Horses mimaban la melodía, eran sumamente pegadizos y muy delicados.Incluso hace una interpretación de un tema de ellos cambiándole un poco el título.

A Dream Of Home es california pura, tributo al sonido Laurel Canyon mientras White Coat nos deleita de manera acústica y demuestra que ya ésta música ha traspasado la reminiscencia a sus propias raíces.Su interludio de aire oriental es muy bonito y tan harrisoniano como su propio look. Le faltan en la foto los enanos de piedra.

El clásico instantáneo puede que sea Breaking A Heart, un suave masaje para el alma que no quedaría fuera de lugar en el Harvest Moon. The Bottom Of The Sea trae pereza de la buena y siesta al sol entreverado con trazas de patchouli, llamando la atención lo melódico de todas las estructuras y lo mágico del discurso. Es aquí donde uno recuerda a los Bread o a los Bee Gees y su gran contribución a la Torre de la Canción. Darkest Clouds apunta más al folk inglés ya que no hay voz y si guitarras cristalinas mientras en Firewood (gema destacada) estamos cerca de territorios del gran Dylan Leblanc y su insuperable debut. El disco vira a lo monacal y al pleno recogimiento de maitines ya que la preciosa Cheap Summer Dress carece también de percusiones que distraigan. Vuelve la steel y las baquetas suaves en Evening Country, la adaptada de su banda y se nota esa orfebrería y buen hacer en sus líneas celestiales. Para recapitular un humilde himno al poder mañanero con For The Morning que es más nana, beso, abrazo, cuento perfecto para querer volver a empezar a vivir la experiencia de este sublime retiro espiritual. Tyler te drena las toxinas, te aparta de las prisas de querer estar a todo para nada, te enseña que de vez en cuando hay que subir a la montaña y respirar profundo para cargar las pilas con este maravilloso For The Morning. Con el tiempo se convertirá en un clásico del post-pastoreo y puede que gracias a él vuelvan las necesarias peticiones de ingresos voluntarios en el Monasterio. Y no es su llamada lo que le convierte en uno de los discos de 2019, son sus bellas canciones.

File Under:
Far From The Echoes -Salto
Cast the Same old Shadow- Dylan Leblanc
The Trials Of Van Occupanther – Midlake


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