Quique González/Lus García Montero - Las palabras vividas (2019)

Críticas Discos

Ya está en la calle la comentada coalición entre Quique González y Luis García Montero.

 …es un tenue acompañamiento de acústica con pinceladas de cuerdas rasgadas por el arco y pellizcadas por dedos o púas de entorno country, algunas escobillas golpeando, el bajo y poco más.

No tenía nada claro si escribir esta reseña. Los que me conocen saben que sigo a Quique González prácticamente desde sus inicios; le he visto en multitud de ocasiones en vivo, mucho antes de que sus visitas a Bilbao se contasen por ‘Sold outs’, más exáctamente desde los tiempos en los que ocurría todo lo contrario.  

Con el tiempo me da la sensación de que ha ido consolidando un especie de ‘canción fórmula’, y que la repite con demasiada asiduidad a sabiendas de que le registra buenos resultados.  

Cuando anunció y explicó su nuevo proyecto, éste del que hoy vamos a hablar, y que finalmente se ha titulado «Las palabras vividas», no lo terminé de entender.  

Las últimas ocasiones en que he visto a Quique en directo no me parecía el Quique de siempre: Aquél chico que salía como asustado al escenario y cantaba sus historias en voz baja, sin querer llamar demasiado la atención ni molestar a los vecinos había desaparecido para dar paso a un frontman al más puro estilo ‘boss», cosa que no encajaba demasiado con su idiosincrasia hasta la fecha, ni tampoco con el espíritu de muchas de sus canciones.  

Quique González / Luis García Montero
Quique González / Luis García Montero

Así que cuando nos comunicó que en su siguiente disco contaría con los versos del famoso poeta granadino (con lo que la palabra famoso tiene de significado cuando de un poeta se trata) Luis García Montero, me extrañó sobremanera, no creía entonces que el resultado final (para el que aún quedaban varios meses) fuese precisamente un disco efusivo de ímpetu rockero, ni acorde a las indómitas exposiciones de aguerrido frontman a las que parecía haberse adscrito González en los últimos tiempos; desde luego, visto el resultado podemos decir que así es.

Además, como decía más arriba, siento que la variedad en cuanto a la composición de melodías de Quique había caído en los últimos discos, aunque es cierto que sus textos habían mejorado exponencialmente con el paso de los álbumes. Parecía por tanto que un disco de las características que prometía este «Las palabras vividas» era propicio para que el propio madrileño se hiciese cargo de las letras, pues han sido su fuerte últimamente, en cambio se las encarga a García Montero quedándose él con la responsabilidad de las melodías, donde, siempre en mi opinión, el autor de «Salitre 48» parecía haber perdido facultades. Cómo decía antes, no terminaba de entender el por qué de este disco.  

He leído por ahí que era un viejo proyecto del madrileño, y que él y García Montero son amigos; debo pensar pues que se trata de un capricho que se quiere dar Quique González, me parece correcto y en ningún punto criticable, pero yo les voy a decir lo que me parece la escucha del disco, que entiendo que es de lo que se trata.  

Lo he estado escuchando en estas vacaciones, en tierras bávaras, en viajes en trenes, mirando por la ventanilla y en soledad, creo que era un posicionamiento propicio para escuchar y entender el trabajo. Como era de esperar dominan los temas calmos, lentos; la base musical es un tenue acompañamiento de acústica con pinceladas de cuerdas rasgadas por el arco y pellizcadas por dedos o púas de entorno country, algunas escobillas golpeando, el bajo y poco más. Pero la protagonista es la voz, Quique canta mejor que nunca (lo creo sinceramente) y realmente era lógico que así fuera, pues la idea es resaltar las palabras escritas por el granadino, y ese efecto se consigue.

No me da la sensación de que se haya pretendido ser en absoluto pretencioso o intenso, y creo que en ésto aciertan plenamente, más bien se trata de actuar como un cuentacuentos con acompañamiento folk y semblanzas literarias notables, aunque un servidor esperaba tal vez algo más a este respecto.  

Por lo demás, les seré sincero: aburrimiento, solemne y plácido, pero aburrimiento. Las canciones se adhieren a esa fórmula de aritmética compositiva a la que aludía, una ecuación donde ya hemos descubierto la incógnita hace tiempo; y al menos a mi, me da la sensación de que ya las he escuchado antes, en otros discos, pero con distintos textos.  

Respeto la intención del artista, un disco en el que trata de sumergirse en una lírica paralela sin perder su propio ser, seguro que muchos conectan con estas nuevas veredas musicales y me alegraría que así fuera, pero yo no, y lo único que puedo decir, reconozco que es poco y encima pueril, es que me aburro, y para nada me emociono, y lo siento en el alma.  

Otra vez será.


4 comentarios

  1. Me ha parecido un buen disco honesto y que gana con cada escucha, pocos a nivel nacional son capaces de conseguir ese sonido, esa calidez y chispa en las letras, esa emoción. Siento no coincidir. Saludos

  2. Si no fueran quienes son y fueran tan conocidos a nivel nacional (central) y con todo el respeto que siempre manifiesto a todo artista, no costaría tanto afirmar que es uno de los trabajos más flojos del encuentro canción, música y poesía que he escuchado. Previsible, plano, sin sangre, sin riesgo, sin arrebato. Hay magníficos discos de encuentro de música y poesía en este país tan ignorante de sus inframundo y meandros que superan en todas sus facetas a este disco.

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