Blackbird & Crow - Ailm

Críticas Discos

El duo Blackbird & Crow practica un folk con esencia medieval sumamente atractivo.

La música de esta pareja es según sus propias palabras: un conglomerado de folk, blues y música celta con actitud punk…

Maighread Ní Ghrásta (voz) y Stephen Doohan (guitarra, bouzouki, stomp-box) son los responsables del proyecto musical Blackbird & Crow.  

Oriundos del noroeste de Irlanda del Norte, más concretamente de Donegal, una población perteneciente a uno de los tres condados del Ulster, en los confines del país.  

En 2014 se conocen y da comienzo su colaboración, el disco que traemos hoy al Exile es su segundo trabajo, que responde al título de «Ailm» y que ha sido publicado hace unos días.  

Ailm es la vigésima letra del alfabeto medieval irlandés Ogham, y hace referencia a la conífera, que a su vez está relacionada con la curación (información extraída de la reseña de este mismo álbum aparecida en la web musical Radio Folk).  

Blackbird & Crow
Blackbird & Crow

La música de esta pareja es según sus propias palabras: un conglomerado de folk, blues y música celta con actitud punk; creo que es la mejor manera de describir lo que hace este grupo.  

Escuchamos guitarras eléctricas furiosas y tempestuosas, acústicas que dibujan noches de soledad y extractos del evangelio, diversos instrumentos que evocan a la mágica poesía tribal de los ancestros celtas: trompeta, saxo, violín, chelo, órgano, bouzouki (instrumento de cuerda similar a la guitarra de origen griego), stomp box (instrumento de percusión rudimentario) o silbato.  

Pero resalta por encima de todo la gloriosa voz de Maighread Ní Ghrásta: poderosa y al tiempo frágil, dramática sin perder suntuosidad y lirismo, misteriosa y magnética, romántica y vaporosa, como una soprano Wagneriana cantando a otros dioses que no a los del Valhalla y a otras noches que no a las que divisaba el holandés errante.  

Posiblemente no estemos ante un álbum para escuchar en cualquier momento, es posible que el disco marque el instante de ser escuchado más incluso que el oyente, pero una vez empieza a girar, se me antoja complicado escapar de su hipnótica y expansiva atmósfera, de la bella linea de sus baladas, elegíacas y místicas; de los arranques eléctricos de inflamable distorsión o de la hechicería que destilan sus cantos tribales de pletórica reflexión.

En los textos hay mucha nostalgia: se habla de brujas, de almas gemelas, de una mujer de fuego, se rememoran historias familiares irlandesas, y aparece la mitología.  

No es un disco fácil, requiere un posicionamiento determinado ante él, y no será de lo más comentado del año, pero me ha resultado en cierto modo sanador e indiscutiblemente bello, transportador y acogedor, y eso, a veces es necesario. Por eso lo traigo aquí, para compartirlo y recomendarlo como ejercicio de paz y magia.

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