
Reseña y crítica del álbum ‘Still life’ de la banda angelina Massage.
…una auténtica joyita musical de esta añada, un masaje auditivo a tenor del nombre de esta banda angelina y de un sonido que, por afinidades melódicas, nos pueden retrotraer a los mejores tiempos de los Jesus And Mary Chain, Galaxie 500, Feelies, Twerps, Field Mice, New Order, Stone Roses, The La’s…
Tan cálido como luminoso, dulce y sensible es el segundo álbum de los californianos Massage, un trabajo más profundo y con mejor producción que su antecesor «Oh boy» (2018), que cabalga entre el jangle-pop y el shoegaze y que con casi toda probabilidad deleitará a la minoría selecta que le dedique suficiente atención.

Este quinteto, con centro neurálgico en Los Ángeles, está formado por los cantantes y guitarristas Andrew Romano y Alex Naidus (ex-bajista este último de Pains of Being Pure at Heart), junto a Gabrielle Ferrer (teclado y voz), Natalie de Almeida (batería) y David Rager (bajo).
El primer adelanto durante el pasado 2020 fue «Michael is my girlfriend», una pegadiza, romántica y cristalina melodía que encendía las alarmas y que permitía pronosticar las bondades de este «Still life» que ahora nos llega vía el recomendable sello madrileño Bobo Integral Records.
Otro de los temas estrellas que poco antes generó más expectativas y que también sirvió de single previo con videoclip incluido es «Half a feeling», donde se pueden percibir aproximaciones a la banda escocesa de los hermanos Reid, así como la vibrante «Made of moods» que, a buen seguro, le habría gustado contar con ella a Ian Brown y John Squire en su currículum madchesteriano. En esa línea también se muestra «I’m a crusader» y «Until» aunque las guitarras de esta última evocan más a The Cure.
El resto de melodías transcurren con admirable ligereza entre pinceladas etéreas y un halo de espontaneidad que las dota de mayor atracción, como «In gray and blue», «Anna», «At the end of the world» o «I come running», y con mención especial para las más urgentes «Stick & Stones» o «The double» y para mi favorita «10 & 2», de la que resulta imposible no enamorarse por la intensidad que transmite el protagonismo vocal femenino junto a la pureza y transparencia de las guitarras acompañantes.
Para aquellos buscadores de tesoros camuflados estamos ante una auténtica joyita musical de esta añada, un masaje auditivo a tenor del nombre de esta banda angelina y de un sonido que, por afinidades melódicas, nos pueden retrotraer a los mejores tiempos de los Jesus And Mary Chain, Galaxie 500, Feelies, Twerps, Field Mice, New Order, Stone Roses, The La’s… Una gozada.
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