Moonage Daydream de Brett Morgen

Rockumentales Críticas Especiales

Moonage Daydream dirigida por Brett Morgen ofrece un punto de vista personal en boca de su propio protagonista.

Desde que David Bowie nos dejó, no han parado de editarse y salir a la luz una serie de discos y artilugios totalmente prescindibles que bajo mi punto de vista solo buscan hacer caja y seguir exprimiendo a uno de los grandes iconos de la cultura popular de todos los tiempos.

Así que no es de extrañar que me acercara al cine con cierto temor a que el metraje ofreciera un pastiche para vender entradas o que buscara un pelotazo comercial en forma de nefasto biopic. Por suerte no es la intención de esta película.

Absténganse ávidos de datos, fechas, anécdotas jocosas o detalles sobre la gestación de algunas de sus obras maestras. No es lo que va a encontrar en Moonage Daydream. Para ello os recomendaría la lectura de libros como Hero de Lesley-Ann Jones, reseñado por cierto en este exilio musical, cualquiera de los que ha escrito Dylan Jones o incluso la magnífica biografía de Paul Trynca.

Cartel de Moonage Dream dirigida por Brett Morgen
Moonage Daydream. El viaje estratosférico a la psyche de David Bowie

El director Brett Morgen se adentra en la psyche de David Bowie y ofrece un ensayo casi filosófico que resulta mucho más descriptivo de quien está detrás del autor de Ziggy Stardust que la mayor parte de estudios exhaustivos sobre su obra.

Uno de los elementos fundamentales para que este acercamiento no se quede en un burdo homenaje, además de un montaje exquisito con imágenes recurrentes y documentos visuales inéditos filmados por el propio artista, es darle voz al propio David Bowie quien relata y nos va guiando a través de su vida.

Y es a través de sus ojos y de su voz que tenemos la oportunidad de adentrarnos en una de las mentes más poliédricas de la historia de la música moderna, una vida en constante búsqueda de una libertad total de expresión artística, pero sobre todo en constante búsqueda de un significado mucho más profundo de la propia existencia, motivo central que en cierta manera quita el foco sobre los personajes que fue creando a lo largo de su carrera discográfica.

Por tanto, hay que tener en cuenta que Moonage Daydream no es un documental al uso y la verdad es que se agradece. También aviso a quien tenga intención de acercarse a su sala de cine más cercana que este documento audiovisual puede llevar a la confusión. Es más, a la salida del cine a algún asistente escuché argüir que le pareció aburrido. Y no voy a negar que el ritmo del film queda lejos de pretender enganchar, esto no es una película de acción, ni un artilugio comercial estilo Elvis.

En ese sentido y solo por sacarle alguna pega y que no todo sea azúcar, diría que en la primera mitad de la película se podría haber prescindido de unos 15 minutos que llegan a ser redundantes, una minucia a razón del resultado, para mi claramente satisfactorio.

Por mi parte confieso que, entre el desconcierto del admirador casual y la pasión del incondicional de David Bowie, me sitúo mucho más cerca de los segundos, no os voy a engañar y como tal entiendo que esta película hay que tomarla como un viaje entre la ensoñación y la reflexión existencial.

Salí del cine emocionado, amando al David Bowie real más que al artista. A la postre Moonage Daydream tiene un propósito muy concreto y no es el de condensar cada estadio artístico de su protagonista, ni engrandecer aún más su peso en la historia de la música moderna.

Su mensaje es claro: Déjate de tonterías, ama la vida y aprovecha al máximo cada día.

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