Conciertos

Crónica del concierto que ofrecieron Jon Spencer & The Hitmakers en Loco Club de València.

… hasta, metafóricamente, dejar calcinada la sala y demostrando que todavía quedan malditos del underground en la brecha del fuzz garagero, los pantanos psicodélicos, el blues futurista y la suciedad industrial… 

Lo de anoche con Jon Spencer & The Hitmakers en el Loco Club fue de traca, pero traca de mascletà valenciana y con castillo de fuegos artificiales en el frenesí psicótico de la recta final del concierto. Fue la viva demostración de que no hace falta ningún disparo pirotécnico fallero para alcanzar un nivel ruidoso y rítmico memorable en la capital del Turia, ni para que sus espectadores acaben en éxtasis.

Sabíamos a lo que venía, sabíamos que no iba a decepcionar, sabíamos que iba a a ser un concierto abrasador… y todo lo que sabíamos se cumplió a pies juntillas y con disciplina marcial.

Y es que alguien que ha pasado por bandas como Pussy Galore, Boss Hog, Heavy Trash y la Blues Explosion no podía dejar de mantener la llama sagrada de ese sonido que ha venido desarrollando a lo largo de los últimos treinta y cinco años, hasta crear un propio universo personal que ha sido labrado a fuego lento entre influencias de Stooges, Cramps, Birthday Party…

Jon Spencer

Su objetivo fue claro y evidente desde el primer instante, el de dejar su pasado musical porque el nuevo propósito —cosa que le honra más si cabe— era elevar a los altares del underground otro proyecto musical, como es el actual con los Hitmakers, un trío formado por Sam Coomes a las voces y teclados, M. Sord a la batería y Bob Bert como encargado, con sus martillos y sus cubos de basura, de la parcela percusiva más trash.

Jon Spencer

Por ello casi todo el cogollo del concierto se centró en sus álbumes ‘Spencer Sings The Hits’ (2018) y en el más reciente ‘Spencer Get It Lit’ de este 2022. De los éxitos malditos desfilaron esa especie de rockabilly cavernícola ‘Wilderness’, el escupitajo basurero ‘Trash Can’, la monstruosa ‘Ghost’… o la fabulosa ‘Beetle Boots’, una de las piezas donde más consiguieron el clímax de la concurrencia.

En cuanto al arsenal más fresco, lozano y salvaje, comenzó la orgía sónica con una fase de calentamiento entre ‘Get It Right Now’, ‘Push Comes to Shove’, ‘My Hit Parade’ y ‘Bruise’. A partir de ‘The Worst Facts’ creo que se desató la bestia y la intensidad aumentó desmesuradamente con composiciones fieras y descarnadas. Entre algún guiño a Pussy Galore en temas de finales de los ochenta como ‘Pretty Fuck Look’ o ‘Just Wanna Die’ destacaría esa terrorífica visión trash y chatarrera de ‘Junk Man’, la bestial ‘Strike 3’, la inmunda y adictiva ‘Death Ray’ o las maravillosas ‘Primary Baby’, ‘Worm Torm’ y ‘Get Up & Do It’. 

Jon Spencer

Entre tanto cañonazo indómito y abrumador, acabó el bueno de Spencer sudando la gota gorda y en estado de delirio, hasta, metafóricamente, dejar calcinada la sala y demostrando que todavía quedan malditos del underground en la brecha del fuzz garagero, los pantanos psicodélicos, el blues futurista y la suciedad industrial. Que siga por muchos años más, y que nosotros lo oigamos y lo veamos.

*Imágenes de JJ Mestre. Vídeo de Antonio Minerba.


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