Conciertos

Crónica del concierto de Maika Makovski en 16 Toneladas de València.

… deslumbra cuando se sumerge en terrenos de new wave y art-pop, donde es capaz de incorporar sensaciones de funk, ska, glam-rock, noise-pop y música electrónica en un complejo maremágnum de sonidos perfectamente estructurado…

Habían dudas de cancelación, pero finalmente se produjo el impetuoso, original y ameno ciclón de Maika Makovski y compañía, quienes agitaron la atmósfera del abarrotado templo sagrado rocanrolero 16 Toneladas —sold out total— hasta dejar a la concurrencia plenamente satisfecha, todo ello a pesar de que la talentosa artista no estaba en su plenitud por motivos de garganta, razón por la que durante la víspera anterior se suspendió el concierto de Granada. Cortisona y saludables caldos, tal y como manifestó, fueron suficientes para demostrar su capacidad, su actitud y su aptitud.

Si “Chinook Wind”, la canción que daba título al álbum que publicó en 2016 sirvió para destapar el tarro de las esencias que deambulan en el universo Makovski, “Scared of Dirt” fue la primera pieza de fusión de estilos que circulan en esa gran obra de rock alternativo que es  “MKMK”, dentro del final de una extensa gira que la ha colocado entre lo más preciado e interesante que se pueda hallar actualmente en el panorama musical nacional.

Maika Makovski

Habituales de su repertorio en directo como “The Gate” o el desparrame sónico de “Nevermore” —pertenecientes a “Desaparecer” (2011)— permitieron comprobar cuantísimo deslumbra cuando se sumerge en terrenos de new wave y art-pop, donde es capaz de incorporar sensaciones de funk, ska, glam-rock, noise-pop y música electrónica en un complejo maremágnum de sonidos perfectamente estructurado.

En esa onda de vehemencia y colorido, se producía una meticulosa y explosiva mezcla que combinaba temas más antiguos —algunos a tener muy en cuenta como “No Blood” o “Lava Love” del homónimo del 2010 o “Number”, “No News“ y “When the dust clears” del “Thank you for the boots” (2012)—, con más recientes como “The Posse”.

Maika Makovski

Por supuesto, aumentaron las revoluciones hasta límites estratosféricos con ese misil de crucero que es “Reaching Out To You”, ganándose a la práctica totalidad de la privilegiada asistencia cuando se produjo el giro hacia las raíces americanas en “Places Where We Used To Sit”, una vuelta de tuerca sin perder la emoción, la sonrisa y sin caer en los hábitos reincidentes del folk o del country.

Más. Sigo viendo mucha «Devo-lucion» en “Purpose”, un verdadero lujo que haya alguien que en estos tiempos nos evoque a la estupendísima banda de Ohio que comandaba Mark Mothersbaugh. Para colmo no faltó la espectacular lectura que realizan del “This Town Ain’t Big Enough For Both Of Us” de Sparks, con la que se inicia “Kimono my house”, la obra maestra de los angelinos del año 1974. Realmente habría que valorar objetivamente cómo rescatan y cómo adaptan esa compleja joya oculta del rock.

Maika Makovski

Dicho lo cual, no sería nada justo darle todo el protagonismo a la mallorquina. Impresionante toda su carismática banda sin excepción: Dani Fernández (bajo y voces), Mariana Pérez (percusión, teclados y voces), Sam Bredikhin (batería, teclado, guitarra y voces) y Adrián Martínez (guitarra, batería y voces), un cuarteto que es un plus enorme por profesionalidad, talante, naturalidad alejada de postureos, así como por ese intercambio constante de instrumentos que permite ir variando la mirada sobre todos y cada uno de los que se hallan en el escenario.

Ya en la recta final no faltó el emocionante y vitalista gran himno “Love You Til I Die”, la divertida y tabernera “Tonight” con el quinteto al unísono exhibiendo espontaneidad y buen rollo, o esa tremenda amalgama de sonidos que lleva consigo «I Live In A Boat».

Maika Makovski

Sinceramente creo que ya va siendo hora de reconocer a nivel general, sin talibanes rocanroleros ni inapetentes desconocedores, el mérito de una banda que, alejada de los parámetros habituales del mainstream y de la comercialidad más chabacana y vulgar, consigue movilizar a un numeroso y heterogéneo número de aficionados porque sus canciones tienen lo que se ha de tener y porque ofrecen un show espléndido. Quienes hayan visto en directo el ciclón de la Makovski y su banda lo entenderán mejor.


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