The Nude Party se vuelven a destapar con un soberbio disco de efervescencia desbordante, el mejor hasta la fecha, que es puro clasicismo. Una puta fiesta rocanrolera.
Sin duda alguna la efervescente aparición de este sexteto con base en Carolina del Norte fue una de las mejores noticias que hemos tenido este último lustro repleto de mierdas varias con pandemias, guerras, crisis económica y tocando más al Exilio, la marcha de músicos a los que adoramos… Pero ahí están Patton Magee (Guitarra, Voz), Shaun Couture (Guitarra, Voz) , Alec Castillo (Bajo, Voz), Don Merrill (Teclados, Piano, Voz), Austin Brose (Percusión, Voz) y Connor Mikita (Batería) como Dios (o quién sea…) los trajo al mundo… en pelotas y de eterna fiesta… para salvarnos de la mediocridad.
The Nude Party debutaron en 2018 con un disco debut homónimo de trempera matinera. Sin descubrir nada ni inventar la pólvora combinaba todas las referencias de clásicos rocanroleros de muchas décadas, le daban una capa de modernidad de chapa y pintura, y a rocanrolear sin más. Un disco de esos vigorizantes que por ser el primero se le perdonan los fallos y a, lo mejor, se le aplauden demasiado los aciertos por eso el difícil segundo disco es el que suele poner las cosas en su sitio e indicar si eran o no un bluf y si aquello que nos hizo vibrar fue flor de un día.
Llegó ese segundo disco, llegó en 2020 «Midnight Manor» y…. me cago en la puta mare de Dèu Senyor….!!! sí, coñe, sí que son buenos! Una continuación con patada a seguir incluida con la única variación de «amanzanarse», es decir, coger esos sonidos de la Gran Manzana, de la ciudad que nunca duerme, de la gran e impresionante NY con Lou Reed grabado a fuego aunque siempre mirando de soslayo y metiendo guiños a los Kinks (americanos), Rundgren y el rock actual de Razorlight o Deer Tick. Notabilísimo disco.
Después de esto hay que esperar siempre el tercer volumen. Si el primero suele sorprender y el segundo quita o da razones, el tercero tiene que decirnos cual ha sido el camino a seguir, por donde irán los derroteros y ya os digo que «Rides On» sino es el mejor trabajo de todos por ahí andará. Un despelote (one more time), otra fiesta (un non-stop), otra joya musical formada por 13 tonadas que rinden homenaje a la historia del rock, a las grandes bandas y a ese sonido que sus Satánicas Majestades comentaron con aquello de it’s only rock’n’roll… but i like it.
Las nuevas canciones fueron grabadas en el estudio que la banda compró al norte del estado de NY con Matthew Horner de ingeniero de sonido y ellos mismos a la producción, grabando los temas de manera orgánica, en falso directo cosa que se aprecia al escuchar el resultado final. En la cocktelera meten todos los condimentos que conocen. Meten a Lou, meten a Jagger, Bo Diddley, Sir Douglas Quintet e incluso incluyen una versión del Señor Rebbennack. Joder, la versión de Dr John es un cañonazo en toda regla.
Desde la inicial, sucia y glamera, «Word gets around», nos atrapan sin compasión. No puede haber mejor carta de presentación, incluso esos «pa-pa-pas» tan KINKYS suenan excitantes. Claro que «Hard Times (All around) nos vuelve a dejar en cueros. Con la boca abierta y el culo prieto. Temarraco. El piano haciendo de las suyas y mirando a los Stones de soslayo. Qué placer! Bajan el pistón con «Midnight on Lafayette Park» que es sobresaliente de cabo a rabo. Oscura y turbia.
Tamborileamos a lo Bo Diddley en la loca y garagera «Hey Monet» momento en el que nos depelotamos y nos unimos sin complejos a la fiesta. Una fiesta que no cesa con la muy americana «Polly Anne» con la armónica por montera y un delicioso piano en estado de gracia muy al estilo Old Crow Medicine Show. «Cherry Reds Boots» que luce sonido londinense a cada segundo y por supuesto «Ride On», una de las joyas de la corona, donde emerge al figura fantasmal de Lou Reed y su Velvet para darnos placer eterno.
Llegados al ecuador tenemos la certeza que a esta fiesta no podíamos faltar. Todo continúa de lujo primero con la cincuentera «Tree of love», siguiendo con la hipnótica, brutal y acertadísima versión del Dr John «Somebody trying to vodoo me» (locura!) y reencarnándose en Jagger en «Tell Em» mientras se pringan los dedos y apuntan al Exilio en la calle mayor, o simplemente pasan la noche en el calabozo en la enorme y blusera «Stately Prison Cell».
El final nos acecha y es mejor retirase a tiempo de la fiesta que acabar medio en coma en una esquina. Claro que con temazos como «Sold out of love» es imposible marcharse sin marcarse el último baile amarradito a lo que sea, a otro ser humano o a un buen trago de tristeza y melancolía embotellada. Qué canción! qué maravilla! qué puto lujo! qué sexi, qué soulera! Esta canción bien vale un disco! Y finalmente, el cierre se lo lleva la armónica llorosa de «Red Rocket Ride», firmando un disco soberbio, brutal e imprescindible.
The Nude Party – Rides On (2023)
01.- Word Gets Around/ 02.- Hard Times (All Around)/ 03. Midnight on Lafayette Park/ 04.- Hey Monet/ 05.- Polly Anne/ 06.- Cherry Red Boots/ 07.- Ride On/ 08.- Tree of Love/ 09.- Somebody Tryin’ to Hoodoo Me/ 10.- Tell Em/ 11.- Stately Prison Cell/ 12.- Sold out of Love/ 13.- Red Rocket Ride
- The Libertines – All Quiet on the Eastern Esplanade (2024): el retorno de una esencia que nunca se fue - 24 de abril de 2024
- Sam Morrow – On the Ride Here (2024): puro sabor americano - 15 de abril de 2024
- Sierra Ferrell – Trail of Flowers (2024): tradición y brujería - 4 de abril de 2024
Pues mira tú con lo que llegué a flipar con el debut y la de parabienes que le dediqué, y lo tarde que llego a este.
Aunque, supongo, como bien sabes.
Nunca es tarde, lo importante es llegar my friend.
Soberbio texto