El segundo disco de The Nude Party sigue dejándonos en cueros. Clasicismo, rocanrol aterciopelado y canalla. Canciones repletas de puterío y clase.
Stephanie decía que quería aprender, conocer y vivir nuevas experiencias porque había dedicado toda su vida a gente que odiaba. Caroline, en cambio, decía, a pecho palomo, que no era un juguete y que no quería a su amado mientras le pegaba y ella se levantaba del suelo magullada. Lisa, en una gran noche, decía que después de ser besada y a cambio de una sonrisa, cantaría eternamente.
Un servidor os dice que no hay mejor aprendizaje que la misma experiencia, la experiencia del oyente, del consumidor de discos, del coleccionista de vivencias y sensaciones. En esas, Lou Reed, fue en mi vida una experiencia constante. En mi vida y en la de muchos otros porque no es que fuese un grande es que fue gigantesco, eterno.
Esa huella, ese devenir en la vida de muchos de nosotros, se puede localizar en cada nota, en cada riff, en cada deje vocal de la banda de Carolina del Norte The Nude Party. Estos muchachos dejan la desnudez del primer (gran) disco y se visten para la ocasión de residentes de la gran Manzana. Dejan la sorpresa, el efecto burbujeante y excitante a un lado, y toman las riendas de ese difícil segundo disco que pone a cada cual en su sitio.
Lo hacen de manera inteligente. Lo hacen manteniendo las señas de identidad, sin experimentos con gaseosa. Lo hacen tirando de clasicismo, de rocanrol aterciopelado y canalla. De puterío y clase. Sí, habréis leído que este segundo disco no es para tanto, que se repiten, que el disco se desinfla conforme avanza (no hagáis caso) pero como decía Lou «cada uno recoge lo que siembra», y si siembras buenas composiciones, mucha pasión y buen gusto solo puedes recoger aplausos y ovaciones.
Patton Magee (Guitarra, Voz), Shaun Couture (Guitarra, Voz) , Alec Castillo (Bajo, Voz), Don Merrill (Organ, Piano, Voz), Austin Brose (Percusion, Voz) y Connor Mikita (Batería, Cencerros y Campanas) vuelven a deslumbrarnos, a dejarnos en cueros, en pelota picada. Sí, son una gran banda. Vigorizante y canalla. Bebiendo de la Velvet de LOU, de los Stones, del supersonido de los setenta americano, de los Kinks!!! de Verlaine, Rundgren, Cooper (Alice), Russell….. Madre mía del amor hermoso!! qué puta fiesta en cueros!!! Despelote queridos terrícolas, puro y sobresaliente despelote.
Seguramente no será el disco definitivo y menos una obra maestra pero sin duda es un disco notable. Mejor que muchos otros discos de leyendas/dinosaurios de este mismo año repletos de autoplagios insulsos (Boss), falta de punch y dispersión (Costello), y en algunos incluso cierto «maquetismo» insufrible (eh, Jeff?). The Nude Party no se complican. Formula rocanrolera efervescente, canallesca y repleta de testosterona propia de una banda joven y con recorrido por delante. Tomando de aquí y de allá con sabiduría pero delatando su falta de originalidad y sonido propio.
Ese es el punto negativo, el punto a debatir, el resto, su contenido, es una fiesta. Ya la inicial «Lonely Heather» es demoledora con esos teclados electrizantes a lo decimonovena crisis nerviosa y mucho rocanrol barriobajero de manual, algo del pre-punk novayorqués y unos sha-la-lahs kinkinianos. Maravillosa tonada. La fiesta sigue y no para. «Pardon me, Satan» es de una melodía deliciosa donde la batería y la voz marcan el ritmo cabaretero y algo sureño, en cambio «Cure is you» tiene deje stoniano en el Exilio. Qué decir? debilidad!.
«Easier said than done» es puro Lou Reed. La voz, los dejes… ese «and reach out to the kingdom» o el mismísimo estribillo son velvetundergrounera en vena. «Shine your light» es un pelotazo sideral… recuerdos a Rundgren, o más actual al olvidado Johnny Borrell (Razorlight) e incluso a McCuley (Deer Tick). Imposible no caer rendido a la primera media docena que se completa con la genial «What’s the deal?». Pero no, no se dejen engañar. El disco no baja el nivel, para nada.
Escuchen la canallada garajera de «Cities» o la excelente «Thirsty drinking blues» que nos lleva de viaje por la galaxia británica, mientras que la alargada sombra de Jagger aparece en «Times moves on» para llevarnos a otro tiempo sin duda mejor. «Judith» sí es algo prescindible, no por bajar el nivel sino por falta de sorpresa. Es una canción notable. «Things fall apart», cincuentona y enamoradiza, señala el final que llega de la mano juguetona de «Nashville Record Co.» para rematar un disco estupendo y disfrutable como ninguno.
The Nude Party – Midnight Manor (2020)
01.- Lonely Heather/ 02.- Pardon Me, Satan/ 03.- Cure Is You/ 04.- Easier Said Than Done/ 05.- Shine Your Light/ 06.- What’s The Deal/ 07.- Cities/ 08.- Thirsty Drinking Blues/ 09.- Time Moves On/ 10.- Judith/ 11.- Things Fall Apart/ 12.- Nashville Record Co.
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Bueno, no es que este disco sea más flojo. Es que el anterior era trote cochinero desde el minuto 0 sin apenas dejar aliento al aburrimiento.
Este es más reposado y americano, y fíjate que aquí les veo menos Velvet/Lou.
Por cierto, extraordinaria entrada
Yo sigo viendo a Lou a fuego en estas canciones.. pero sí, hay más cosas. La fiesta sigue aunque ya es el segundo día non-stop y se nota, ja ja… el disco debut fue un terremoto pero este no le va a la zaga. Gracias por lo de la entrada.