Noticias

Devastado. Triste. Tocado y hundido. Con el alma hecha un guiñapo. Así me siento. Así lo siento. David Robert Jones es como de mi familia, mi tío perdido, junto a Lou, ambos ya en otra dimensión. Esta mañana he recibido la peor de las noticias, por inesperada y por dolorosa. La muerte de David Bowie me pilla a contrapié. Puede que muchos piensen que sus 69 años son un argumento poderoso para comprender su muerte pero hoy en día 69 años no son tantos, más aún cuando había vuelto hace nada, con su «The Next Day» y su «Black Star», siempre confundiéndonos, siempre dando que hablar, siempre poniendo a prueba nuestros gustos, nuestra inteligencia… siempre provocando que sus oyentes además de él sean/seamos inquietos. Otra vez el dichoso cáncer se ha llevado a un extraterrestre. Dichosa enfermedad!!! Una vez se ha ido David el vacío generado es de difícil reparación. Para los amantes del rock, de la música en general, ya casi no nos quedan grandes referencias, grandes nombres y leyendas, grandes leyendas. Dylan, Young, Jagger & Richards, Townshend, Ray y Macca. Esos son, de verdad, los más grandes que nos quedan, y aunque parezca que están en plena forma podemos despertar cualquier día y recibir otro mazazo irreparable. Lo que queda, lo nombres, las bandas… no son dignas de los nombres citados a los que habría que añadir a Lou y Lennon como otros gigantes, cualquiera de esas bandas no hacen nada más que repescar en la obra de los mencionados. No hay relevo, no hay tanta calidad, ni la habrá. El rocanrol se está suicidando y nada podemos hacer, está dolido e indignado, y al irse Bowie sabemos que ya no hay esperanza ni salvación.

Atrás nos deja una maravillosa obra y una historia vital acojonante. Desde su época adolescente mod, trabajando casi de niñera para los peques de Pete Townshend y convertirse después en una estrella mundial del mal llamado glam. Sus discos conceptuales, su época berlinesa, su acercamiento a lo comercial en la época MTV ochentera con el «vamos a bailar», «los amores modernos» y la «chica china». Su época más tecnológica y su madurez impecable ejemplarizada en «Thursday’s Child»… su retiro.. su resurrección «al día siguiente» y finalmente su «Black Star». Último disco que en solo unos días no había dejado a nadie contento o sí o no, ni a mi que con una escucha pensé en dejarlo para otro momento aunque ahora sin duda lo escucharé de otra manera, con otros oídos, con cariño, siempre con respeto porque ese es su último trabajo, su testamento. Sigo dolido, mientras escucho su preciosa voz. Ahora suena «Drive-In saturday» y se me eriza la piel. Tanto en la Isla como aquí en el Exilio sólo podemos dedicarle todo nuestro tiempo para darle las gracias por los buenos e incontables momentos que me ha hecho disfrutar. Parte de mi vida, siempre conmigo. Gracias David.

*texto aparecido originalmente en Nikochan Island por NIKOCHAN


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Artículos que te pueden interesar