Crónica del concierto que ofrecieron Guttercats en el Pub Dublín de la Playa de Gandía durante la velada del 4 de abril de 2025.
… exhibiendo un poderío escénico, un talento y una autenticidad que los convierte en un rara avis de la escena underground europea, cabalgando entre el glam, el post-punk y el blues-rock, adaptándose según sus melodías a las enseñanzas de los Quireboys, Dogs D’Amour, Peter Perrett, Nick Cave, Jacobites o, por supuesto, Bowie, Faces, Rolling Stones e incluso los Doors…
Coincidiendo los años y los días, justa y exactamente tres años y tres días después, volvían los fabulosos parisinos Guttercats al Dublín, y eso suponía un plan ineludible, la excusa ideal para visitar otra vez el ya legendario templo rocanrolero de la playa de Gandía.
Se trataba de uno de los últimos conciertos de una maratoniana gira por, se dice pronto, diecinueve emplazamientos de la geografía española, y en la que esos dos inseparables fenómenos que son Hervé Michel, alias Guts Guttercat, y Chris Waldo, fueron arropados en la base rítmica por Quim Viladrich a la batería y Lluc Llevot al bajo, dos jóvenes de Lleida que se sumaron a esta digna causa y que demostraron sobrada solvencia, actitud, humildad, frescura y sintonía con la pareja francesa.
Al menos encima del escenario no hubo ni una pizca que evidenciase cansancio por estar en la recta final de la mencionada extensa gira, exhibiendo un poderío escénico, un talento y una autenticidad que los convierte en un rara avis de la escena underground europea, cabalgando entre el glam, el post-punk y el blues-rock, adaptándose según sus melodías a las enseñanzas de los Quireboys, Dogs D’Amour, Peter Perrett, Nick Cave, Jacobites o, por supuesto, Bowie, Faces, Rolling Stones e incluso los Doors.
Y todo ello, tal y como nos anticipo aquí en el Exile mysuperfriend Jorge García en su crónica del concierto en la Nave 9 de Bilbao, sin versiones, con un cancionero propio de traca, que rebosó calidad por los cuatro costados y que suma para comprender la grandeza de una banda que, si existiera justicia musical, estaría llenando salas mucho más grandes.
Y es que resulta bastante inconcebible que estos corredores de fondo, que poseen una discografía envidiable y que ofrecen unos directos apabullantes, no hayan obtenido un mayor reconocimiento generalizado a lo largo y ancho del planeta. Al final, lo habitual, poco más de medio centenar de privilegiados disfrutamos como cosacos de un concierto memorable, tanto que me atrevería a decir el mejor de la media docena que he visto y he tenido la suerte de disfrutarles durante la última década.
Para la ocasión, el objetivo era dejar el pabellón muy alto de un “Rise & Fall of the Last Civilization” que, indudablemente para un servidor, es uno de los mejores discos que, por ahora, se han publicado en esta añada. Y ella, la canción que da título a tan excelso álbum, sirvió como pistoletazo de salida y como una especie de metafórica declaración de intenciones, la de reivindicar la mitología de las civilizaciones y, de manera simbólica, podríamos pensar en reclamar un lugar entre la esencia de calidad rocanrolera.
Después llegaron los alienígenas y “Aliens Are Back” se fusionó con “Know Your Roots” en un perfecto medley para descubrir raíces y fantasmas del pasado. Además de esta última melodía, se sumarían de la «Vida Eterna» de 2021 otras piezas como la noctámbula “Dark Room”, las místicas con ese halo romántico característico “Dagger in My Heart” o “Farewell”, y esa maravilla de tensión cósmica que es “If I Had A Loaded Gun”, unida sin tregua a la canción más antigua de todo la velada, “Last Chance Loser”, inquietante pieza para perdedores, perteneciente al álbum “Black Sorrow” de 2012, y con insinuación incluida al afecto de esta banda por los felinos.
Del plato fuerte y flamante reciente disco no faltó la belleza apocalíptica de “Wishing On A World” y de “All Fall Down”, el guiño al flamenco español en esa maravilla que es “When You Lose Your Dearest Friend”, o las alusiones al amor incondicional, deliciosas a más no poder “Out of Style”, “If You Love Me” o “Lament In The Night”.
Pero si tuviera que destacar momentazos del concierto me quedo con “Beautiful Curse”, que en vivo suena escandalosamente bien, que nos hizo mover el esquelto, y donde Waldo se salió con un dominio guitarrero que, por momentos, el de Montpellier nos evocó a los Stooges. Y por supuesto, la inclusión en el repertorio de “Before I Die”, con las guitarras retorciéndose de intensidad en la que considero mejor pieza de la obra maestra de 2018, “Follow Your Instinct”, cuyo tema que le da título sirvió de colofón, en una especie de aquelarre donde pareció agregarse el espíritu brujo de Jim Morrison.
Sí, Guttercats lo volvieron a hacer, entre la esperanza y la desesperación, entre la vida y la muerte, entre el amor y el desamor, entre el vino y las rosas, entre el auge y la caída de esta civilización. Fue tanto que los suficientes ya estamos deseando que los galos vuelvan pronto porque actualmente representan mejor que nadie el malditismo de esos perdedores que el tiempo ubicará entre los grandes. Como dice el refrán, tiempo al tiempo, con paciencia, no se si lo veremos pero llegará.
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