Conciertos

Sucedió como tenía que suceder, tal y como la imaginación había fantaseado previamente respecto al vendaval que se avecinaba procedente de Toronto (Canadá).

Sorpresas pocas para los que sabíamos como se las gastan encima de un escenario, profesionalidad mucha y dignidad rockera por tubulares, cañerías y conductos que deberían ser de obligado cumplimiento y reconocimiento.

Desde que hace más de un par de años me los recomendara encarecidamente mi psicoterapeuta de Garajeland dejé de tener la menor duda de que los canadienses THE SADIES son los grandes tapados del mundillo musical en los últimos años. Tapados, ocultos, disimulados o como se les quiera llamar. El caso es que la banda de los hermanos Good atesora un sinfín de virtudes que les permiten jugar con solvencia en varios campos y estilos con una ligereza que acaba resultando arrebatadora, la cual se acentúa muy especialmente durante sus conciertos en directo.

Allí, en la Wah Wah, intimidaron con su altura física cual si fueran Gullivers, con esos caretos que aparentan haber vivido en primera persona duras batallas, con esos elegantes trajes satánicos que a buen seguro triunfarían en alguna pasarela de diseñadores de moda (por cierto, impresionantes botas azules de piel de serpiente que lucía el contrabajo) y, en definitiva, con esa imagen que parecía extraída de “Reservoir dogs” o de alguna secuela o refritos de films de Tarantino.

Pero por encima de todo estos señores del rock destaparon el tarro de sus esencias, ese tarro repleto de melodías embaucadoras, habilidad, experiencia, técnica, simpatía (escasa pero justa, la adecuada y suficiente para fascinar al público que allí se congregaba), pop psicodélico de mucho gancho, garage con abundantes pasajes surferos y country-rock de exquisitez suprema.

Y todo ello sucedía porque presentaban su último álbum, el Internal sounds, (por cierto, allí nos enteramos que la portada se hizo a partir de una radiografía de pierna rota en un accidente de esquí de uno de los Good), discazo del 2013 que inexplicablemente ha pasado de largo o de puntillas entre las abundantes listas del pasado año aunque algunos, los suficientes, no desfalleciéramos en destacar y en recomendar. Y es que todo sea dicho, la apisonadora del tiempo, esa que pone las cosas en su sitio, lo dirá, pero aquí hay uno que apuesta una y otra vez porque este disco será de los que se queden y de los que obtendrán un reconocimiento gradual y paulatino.

Del mencionado trabajo destacaron temas de raza como Another yesterday again”, “The very beginning”, “The first five minutes”, “Starting all over again,… Me asombraron con Leave this world behind, un tema que no le había dado el caché que merecía hasta ese momento, y consiguieron fascinarme absolutamente al compás de Story 19con un Dallas en plenitud de facultades y un Travis que parecía haber entrado en trance cual si estuviera poseído por el espíritu de Neil Young.

A tener en cuenta también otros que estuvieron allí del estupendísimo Darker circles del 2011 como Tell her what i said”, “Another year again,… o la instrumental Ten more songs. Creo que fue al compás de esta última cuando el Duke sentenció: “estos tipos serían capaces de intercalar estilos desde Dead Kennedys a Simon & Garfunkel y quedar de puta madre”.

El final fue de traca. Lo habían conseguido casi sin mutar un semblante serio, de entrega, de actitud y de carisma. Observé las caras de satisfacción de los miembros del batallón acompañante. Acabábamos de ser los personajes secundarios de otra película más del western que protagonizan los Sadies tras aquella consumación que fue A house is not a motel, la maravillosa canción de Arthur Lee con Love, desenlace ideal para tan magno evento. Muy, muy, muy grandes, se llaman THE SADIES.


* Este artículo se ha publicado también en el siguiente enlace del Espacio Woodyjaggeriano.


2 respuestas

  1. Se me esta escapando el invierno y apenas he disfrutado de buenos bolos, veo que por aalí donde el mediterraneo colorea los ánimos estáis mas concentrados y disfrutando del rock de tipos tan grandes como Sadies, me alegro en lo personal por el disfrute de los amigos y porque además lo plasman asi de bien en sus blogs, coño, asi yo lo disfruto un poco también…
    El verano llegará, con John Paul Keith…
    Abrazo masters…

  2. Es que los Sadies eran fundamentales. Lo de JPK tenemos que hablarlo, sería un buen motivo para vernos. Abrazo mysuperfriend y gracias por comentar, se había quedado este post un poco desangelado.

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