Críticas Discos

En 2015 David Rawlings junto a su inseparable media naranja Gillian Welch nos regaló una de esas pocas colecciones de canciones que se pueden considerar casi instantáneamente como obra maestra. Parecía exagerado en un primer momento pero simplemente aquel «Nashville Obsolete» es y será siempre una Puta Obra Maestra. Rawlings al frente de su «máquina» superaba lo mostrado en el debut «A friend of a friend», doblaba su apuesta y le otorgaba una magia que difícilmente se puede llegar a igualar, es por eso que tenemos que soportar como muchos hablan de su nuevo disco, el tercero aunque ya sin su «machine», su «Poor David’s Almanack», en términos de disco menor, incluso he leído y escuchado que es aburrido y que tiene canciones tontas, y perdónenme o no aquellos que opinan de esa manera pues creo que es una de las mayores estupideces que alguien puede decir sobre este excelente disco. Vale, no es «Nashville Obsolete» pero eso es francamente difícil por no decir imposible, aunque en esta nueva entregar encontremos canciones que podrían pertenecer a aquella joya del 2015. Sí, creo que al menos la mitad de sus canciones no desentonarían en absoluto pero desgraciadamente para todos, en este nuevo disco no encontramos joyas como «Thr Trip» o «Pilgrim», pues encontrarnos con milagros musicales no suele suceder todos los días. Rawlings puede que haya realizado un disco más ligero, y digo puede porque me asalta la duda. Cuenta para ello como siempre con Gillian Welch, con muchos de sus colaboradores habituales y además con colaboraciones estelares como la de Keth Secor, Willie Watson y Critter Fuqua (Old Crow Medicine Show), Griffin y Taylor Goldsmith (Dawes), y Paul Kower (Punch Brothers). El disco es por tanto menos «máquina» y más reunión de amigos, es más ligero y menos introvertido que su predecesor y en cuanto a comparaciones sónicas es menos Tito Neil y más Jackson Browne, menos Dylan y más countrificado aunque, claro, Rawlings viene de donde viene y ramalazos a Dylan y sobretodo al Young de después de la fiebre del oro encontramos por doquier, pero sobretodo está bañado por la vieja medicina del cuervo. Ese es mi parecer, esa es mi sensación al escucharlo. Disco menor? paparruchas!.
 

La deliciosa «Midnight Train» da el pistoletazo de salida. Perfectas guitarras que erizan el bello y unas voces, las de David y Gillian, que sencillamente son celestiales. Compenetradas, increíblemente empastadas y complementarías. Mágicas. La divertida y desenfadada «Money is the meat in the coconut» tiene mucho de la esencia de los «Old crow medicine show», y es de las pocas no escritas a cuatro manos por Rawlings y Welch, como los últimos tres temas del disco, tal vez esos temas que firma en solitario Rawlings, son los que hacen bajar un poquito la nota final. Aún así, a mi, personalmente la del «coconut» me divierte y me hace feliz. Llega entonces «Cumberland Gap», la mejor canción del lote, la única junto a «Lindsey Button» que encajarían perfectamente en su anterior trabajo. Es «Cumberland Gap» un tema 99% Neil Young después de la fiebre del oro, su esencia es puro «After the gold rush», y como el falsete no le da a David, pues Gillian se encarga de dar con ese sónido putoámico.  «Airplane» es preciosa de principio a fin. Pura americana, pura tradición. Muy balada «Old crow», porqué no decirlo, con un estribillo ganador. «Lindsey Button» es una de mis favoritas del lote. Canción de cantautor top, canción que nos atrapa poco a poco para no soltarnos y así llevarnos en volandas a «Come on over my house» con el country de pradera por montera… fogatas, violines, whisky y buen rollo. «Guitar man» es la última firmada por la pareja celestial, es un tema precioso, un tema muy pero que muy Jackson Browne, esas guitarras son puro Eagle. La tanda final la firma Rawlings en solitario, y no digo que sean malas, son notabilísimas pero un servidor prefiere que Welch supervise. «Yup» y «Good god a woman» van cargaditas de humor, son divertidas y desenfadadas, pero para nada malas. La segunda de ellas, «Good god a woman» tiene ese aroma a los «Old crow medicine show» que supongo yo proporciona el trabajar con Secor, Watson y Fuqua. Cierra magistralmente volviendo al sonido neilyounguero con «Put’em up solid» un disco que siendo un peldañito menor que su predecesor es toda una delicia.

David Rawlings – Poor David’s Almanack (2017)


01.- Midnight Train/ 02.- Money Is the Meat in the Coconut/ 03.- Cumberland Gap/ 04.- Airplane/ 05.- Lindsey Button/ 06.- Come on Over My House/ 07.- Guitar Man/ 08.- Yup/ 09.- Good God a Woman/ 10.- Put ‘Em Up Solid.

*post aparecido en Nikochan Island por Nikochan


Un comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Artículos que te pueden interesar