Hace algo más de una década, mientras estudiaba Farmacia y pensaba en irme a vivir con la que hoy es mi esposa entré a trabajar en un puesto de esos de teleoperaciones telefónicas donde se organizaban las urgencias médicas, porque antes la gente de clase media trabajábamos, estudiábamos y seguíamos pasándolo bien (al menos lo intentábamos). Sueldo de mierda, horarios de mierda, trabajo de mierda. Allí conocí al que con el tiempo sería mi archienemigo inseparable. Todo un personaje. La amistad vino obviamente por la música, una cosa llevo a la otra y ahora soy el padrino de su hija aunque la verdad y me da algo de vergüenza reconocerlo no me esfuerzo al cien por cien (pondré remedio, lo prometo). Entre muchas cosas Guzzest es un sabiondo de los noventa rocanroleros, un estudioso de Costello y sus variantes. Gracias a él conocí al otro Elvis, a los Pixies y a Pearl Jam. Tres grandes para él y creo que ahora también para mí. Un buen día vino y me dijo: “ten, a ver si mejoran tus gustos”, y dejó sobre la mesa con sobradez y cara de perdonavidas “Beautiful freak” (96), “Electro-shock blues” (98), “Daisies of the galaxy” (00), “”Souljacker” (2001) y “Shootenanny” (03). Sí, a él también le debo conocer a Eels. Bueno, ya lo conocía pero no a fondo. Tenía deberes y aunque él no pudo aguantarse y me marcó la hoja de ruta, yo no le escuché y fui a lo mío. Empecé por aquel que tenía la portada que más me gustaba y ese claro fue “Daisies of the galaxy” aunque ni es su mejor disco ni Eels tiene disco malo. Desde entonces ando maravillado con cada entrega del señor Mark Oliver Everett.
En comparación con el tristón y tortuoso “Electroshock blues”, el “Daisies” es un rayo de luz, una sonrisa de una niña, un auténtico suspiro de felicidad. Eels lo hace todo bien, un pop-rock de etiqueta que a veces suena a Beck a veces a XTC, pero siempre suena como quiere Mr E, y él quería que pudiésemos escuchar saxofones, trompetas, trombones, banjos, violines, clarinetes, pianos, violines, guitarras y si hacía falta hasta flautas. Es el puto amo, y la verdad es que le quedó un disco sensacional. Un disco que empezaba con la estupendísima “Grace Kelly Blues” que enseguida te mete en el rollito y te arranca una sonrisilla que ya no te abandona. Es una de mis favoritas. La guitarrita de “Packing Blankets” quita el hipo y “The sound of fear” es la releche, muy Beck eso sí, me encanta, ese pianito, esas distorsiones…. Y qué decir de “I like birds”???? estupenda. La canción que da nombre al disco es una de esas lentas que te erizan el bello, luego tenemos “Flyswatter” con esa melodía terroríficamente infantil para rematarnos seguidamente con “It’s a motherfucker”. Quién más podría hacer una letra así en una canción de esta guisa y salir victorioso? Sólo llevamos medio disco pero nos damos cuenta que estamos ante una obra maestra, otra de tantas de Eels. Lo que queda del disco es un despiporre, empieza esta segunda parte con la brutal “Estate sale” y acaba con el temazo oculto “Mr E’s beautiful Blues” pasando por las beckianas “Tigger in my tank” y “A daisy through concrete” y la fantástica “Jeannie’s diary”. Tremendo todo ello. “Daisies of the galaxy” fue su tercer disco, su tercer acierto, su tercera obra maestra. Para mí, como dije, fue el primer contacto serio con Mr E y claro, me dejó con la boca abierta y el culo prieto. Luego retrocedí y despaché con gusto sus dos obras iniciales que eran sin lugar a dudas novocaína para el alma pero el recuerdo del primer contacto, de la primera escucha le hacen, con honores, ser un merecidísimo clásico nikochiano.
Por Nikochan
*post aparecido originalmente en Nikochan Island
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