Puestos a dar testimonio de POM’s imprescindibles en la estantería de cualquiera, seas melómano o no lo seas, no puede faltar el cuarto de Led Zeppelin. La verdad es que no vengo a decir nada nuevo si es que a estas alturas puede decirse alguna cosa más de este disco, además estoy seguro que leeréis muchas más veces y mejor sobre este disco inmenso. Pero mirad, cuando llega el Zepelín no existe ningún otro sonido que me llegue del exterior, y simplemente me produce congoja y placer tener esta ilustre portada luciendo y escribir cuatro líneas como sentido homenaje.
Fíjate tú, ayer escarbando entre imágenes inconexas mientras escuchaba este disco, ensimismamiento suelen llamarlo, recordé que mi abuelo solía decirme que quien suele sacar mayor partido de las ideas más originales no tiene porque ser quien las inventa, algo que no entendí en su momento, el buen hombre me lo decía por otros aspectos de la vida moderna, yo ahí pragmático no soy ni pizca, supongo que si lo hubiera aplicado en una línea más comercial incluso podría haber llegado a ser un encorbatado hombre de traje gris, falto de empatía con la raza humana y con pasta hasta las orejas. Por suerte, como oveja negra de la familia que soy y loco por los discos además, vine a entenderlo con el rock. Y Led Zeppelin es uno de los casos a tener como ejemplo en ese aspecto, para empezar, creo que no existe grupo en el planeta tierra que tenga en su historial tal número de acusaciones de plagio y apropiaciones ilegales de canciones ajenas, una discografía que en sus cuatro primeros discos expolió el rock hecho hasta el momento con descaro y sin miramientos, desde riffs, partes vocales, intros, instrumentación, arreglos, incluso textos de Tolkien. A esto le sigue una la leyenda negra que supera la ficción, con sus borracheras interminables, y su afamadas y brutales orgías que bien les valdría una asociación de mujeres víctimas de sus tropelías, y excentricidades variopintas como la obsesión de Page por Aliester Crowley y sus neófitas prácticas de magia negra, todo con un vestuario entre la Swinging London y la mafia, y donde no faltaron muertes misteriosas de familiares directos y huidas a la campiña inglesa, toda una serie de capítulos que explicados al detalle podrían lograr que el más pintado rockero se hiciera pipi y caca encima. Los adjetivos podrían ser salvaje, peligroso, a tope…
Por mi parte no supe de todas estas mandangas extra-musicales hasta bien pasada la edad del pavo y a base de artículos de aquí y de allá, el más sonado que recuerdo leer fue en la mítica sección «No me judas satanás» de la Popular, aquellas líneas me dejaron cartón-piedra, e incluso me hicieron dudar (sólo unos segundos hasta presionar el play del cassette) ante el hijodeputismo de los cuatro músicos. Algo habría de cierto en todo aquello, y algo habría de leyenda urbana. Y pese a todo, nadie puede discutir su grandeza… y aquí una suelta eso de… it makes me wonder y/o el todo está inventado que puede ser un buen recurso para explicarlo, aunque realmente me quedo con el título de esa canción de los Rolling Stones que dice The Singer Not The Song, un título que llevo escrito en el apartado refranero justo antes de otro de igual calaña como The Song Remains The Same. Es el cantante no la canción, porque la canción es siempre la misma, desde el blues de Willie Dixon, Howlin’ Wolf…, el soul y el rock and roll a través de los grupos sixties tal que Small Faces, Rolling Stones…, el folk de los pioneros del revival yanqui y británico, Joan Baez, Joni Mitchell (también), Bert Janchs, Roy Harper, Fairport Convention…, todo llevado al extremo en una especie de mezcla inestable a punto de estallar, el caso es que después de tantos años los discos de este grupo continúan sonando igual de frescos, únicos y desbocados, atractivos, placenteros, influyentes, místicos y míticos, únicos.
Imposible para mí detenerme como debe en cada canción, cada una merecería un post en el que explayarse disfrutando con la referencia a plagios varios, anécdotas sangrantes, influencias obvias y otras que no tanto… etc. Yo sólo os diré que Black Dog me parece ya de entrada acojonante, literal y metafóricamente hablando, el grupo lleva el riff blues plagiado de Dixon/Wolf a otra dimensión donde ni sus propios autores nunca habrían imaginado, con Rock’n’Roll dan cera como quien no quiere la cosa al propio rock’n’roll y al riff-shuffle pentatónico de sobras conocido que nunca volvería a ser el mismo desde entonces, abriendo de paso una nueva brecha dimensional para el rock de pelaje más rudo, y sin dejar la tradición que tan bien supieron aprendeher (con h) en su tercer disco, sellan con matrícula de honor el buen momento del brit-folk con The Battle Of Evermore, ratificado con la presencia de la siempre portentosa y nunca suficientemente homenajeada Sandy Denny, y tomando prestados los textos de Tolkien para esta batalla a la eternidad. Cierra la cara A, y por todo lo alto, la canción de las canciones, Stairway To Heaven es mítica y a enumerar junto al Like A Rolling Stone, Gimme Shelter y A Day In The Life, me sorprende que cuando salga a colación este temazo de primeras se afirme que tienen mejores, puede que por tantas veces escuchada, aunque para mí sigue siendo uno de los puntos más altos que conocerá el pensamiento pagano y agnóstico en el rock, un carpe diem llevado a la espiritualidad ocultista ante la estupefacción y en las narices de la misma reina de mayo, hay muchas canciones pom en su carrera, y esta no será la mejor porque no hay bajo mi punto de vista una canción «la mejor» en su discografía, pero sí como mínimo a enumerar entre ellas.
La Cara B ejerciendo de reclamo vuelve al misticismo épico de Tolkien en la rítmica y portentosa Misty Mountain Hop, vuelta a la tensión instrumental entre sección rítmica y melodía, para ya de paso escenificar las tardes de fumata en el parque, inmensa tonada. Y vale que Four Sticks no será de sus canciones más nombradas posiblemente por compartir espacio con otras más conocidas, pero no deja de ser un portento arrollador y prueba de la apisonadora instrumental que fueron. Vuelven por los fueros del Brit-folk con Going To California señalando a Joni Mitchell como catalizadora, o mejor, víctima del plagio correspondiente, aunque sarna con gusto no pica nada, cierra la cara B y el disco When The Leeve Breaks, blues del Delta esta vez sí, acreditada como debe a sus autores Kansas Joe McCoy y Memphis Minnie, y como tan bien sabían hacer los Small Faces, improvisando libremente sobre un motivo principal, con la batería potente en primer plano y sonido trabajado al detalle, un portento en cuanto a producción y regristros se refiere, única, una de esas joyas últimacanción que reinan sobre el resto del tracklist desde su cómoda posición de cierre del disco, grande, colosal sería un buen adjetivo.
Se me hacía cuesta arriba en primera instancia hablar de tal magna obra del rock de nuestra civilización, pues siempre uno se ve minúsculo bajo la sombra del zepelín, pirámide que logrará por los siglos de los siglos escapar a la corrosión del tiempo, señalando como siempre ha hecho desde su impertérrita posición el mapa astral del rock de los 70 y de todo lo que vino después, ya sea de ascendencia por la Casa del Sol Naciente, sita en la ancestral New Orleans, o por la recóndita gracia de Bron-Yr-Aur allá por Gales. El cuarto disco de Led Zeppelin, que empiece la misa pagana.
Por Chals
Original de la misa negra en ON THE ROUTE
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Imprescindible es poco. POM absoluta.
le debería haber otorgado el infinito/10, bueno, me lo pienso. Saludos Nikochan
Que entrada mas completa y bien documentada, la musica, la historia y todo el elemento esoterico que rodea a los zep es para cientos de horas de charla, sus plagios y apropiaciones ilegales a las que han sido sometidos, en ocasiones con razon, no restan la grandeza de su legado, enormes sus seis primeras obras son impolutas, eternas y sublimes y esta por supuesto tambiien.
Abrazo.
Es difícil hablar siempre de una obra magna del rock sin dejarse algo en el tintero, es para eso, para horas de charla y escuchando sus discos, gracias por la alabanza, aunque más que querer aportar algo nuevo a lo ya sabido, buscaba simplemente homenajearlo con el mayor cuidado posible, no estoy convencido de si lo he conseguido, la verdad. Saludos Addi y gracias
El disco que más me gusta de ellos, es simplemente perfecto. Y como a ti , me abstrae totalmente del resto del mundanal ruido y me quedo alucinando con semejante grado de putuamismo. El IV tenía que estar exiliado! Gracias Chals por encargarte de ello.
A mi con Led Zeppelin me pasa que me da la época y respiro el humo de la misty mountain hop a todas horas, lo vivo con intensidad, al igual como puedo tenerlos en el olvido una larga temporada, pero cuando me da, me da fuerte, y estos días ha sido un poco III y IV a la vena, si es verdad que este último está mucho mejor encastado, lo digo dudando de que mi favorito es el III. Saludos Joserra
Para mi no es el mejor de esa primera época, me quedo con el II, pero sin duda contiene temazos antológicos de las historia del rock and roll.
Abrazos truferos.
Me parece de las mejores reseñas que te he leído, my mestre. Tu abuelo sí que sabía. No es el único caso dentro de la música rock en que las ideas más originales no tienen que ser de quien las inventa. Diría más sin citar nombres porque no es cuestión de debates pero hay casos en la historia del rock en que grupos con claras referencias mejoran el legado de sus principales influencias que se hallan en el olimpo de los más grandes. Es sin duda el mejor disco de los Zeppelin (aunque creo que me gusta incluso más el primero), es una POM absoluta. Abraçada.
Como uno se sabe bastante mitómano, que si tengo un problema con eso no me importa (aclaro), se suma en parte al hablar de grupos de rock a lo de "Beatles, Stones y después todo lo demás"… Solo que yo, no me canso de repetir, incluiría a Zep como únicos "terceros en discordia" factibles y reales. Tu texto es para atesorarse en la carpeta vinilera interior (esto es así), pero para mí esta gente es un infinito/10 desde el principio de "good times…" hasta el final de "sick again". Más de un lustro de reinado, a nivel de bandas, incontestable. Lo explicaré (lo que esta gente me supone) de una manera algo larga pero entendible: todas las cosas que más me gustan del Rock no (me) quedan completamente recogidas en banda alguna y no hay banda alguna que (me) consiga llegar a todas las cosas que más me gustan del Rock… por lo menos "plenamente" y siempre a mi entender… Led Zeppelin es la ÚNICA excepción "jode-reglas" que pienso existe: bluesazos, souledades, suites progres, folk quilatero de diversos quilates, hard rock espanta dragones, hasta se atreven con el reggae y les queda bien a los cabrones, y aún estaríamos un rato… Para mi, hoy por hoy (y aunque le tenga especial estima a "houses" por su elemento "reivindicable" del "no me toquen los huevos que es tan bueno como los otros"), no es un disco u otro… Todo en Zeppelin durante esos discos me parece intocable y necesario cual respirar y la única comparación secuencial que permito es lo tópico de "rubber-abbey" o "aftermath-exile"… El resto, cojan número que hay cola. Abrazo guzzero, Chals.