Críticas Discos

¿Es un pestiño? : Pues no, oiga. ¿Es una -realmente- digna continuación desde su último disco de estudio, pasados ya los dos decenios?… Pues tampoco, malditas todas las estampas… Se queda en un «psché, está bien»… Y The Pixies no és, nunca fue, una formación de «psché, está bien». Ahí reside el drama y así empieza la entrada más hijoputesca que he tenido que realizar en esta santa casa hasta día presente pues, por si alguien lo desconoce, uno ya hace largos años que dejó de ser «fan» de los de Boston para ascender al estado de «enfermo irredento recalcitrante de los cojones»  (o similar). Una de las bandas de la vida para mí, en efecto y resumen.

A principios de año, y en espacio propio, uno se mostraba ilusionado con ese par de EP’s (todavía no tenía el tercero y último) de cuatro canciones por ronda… Haciendo recuento: un par de regulerías indignas de su nombre, otro par que pasaba el corte (dejaban de ser indignas pero se quedaban en lo de «perfecta para b-side») y, finalmente, las cuatro restantes que, sin ser ninguna de ellas «gouge away», «levitate me» o «debaser» (largo etc y por supuesto), me recuperaban el tan añorado y para mi necesario influjo de los jodidos Duendes… Bien, un tiempo de embarazo estándar después debo comulgar y admitir que si bien para mi (para mi, reitero) hay más autenticidad, pureza y talento rocanroleante en «Indie Cindy» de lo que  lograrán los White, Black Keys, Kings of Leon, Artic Monkeys, y demás pájaros de similar pelaje, aunque vivan un millón de vidas, el halo de «decepción» resulta innegable. Hablamos de los Pixies en definitiva, damas y los otros, que cada vez que algún barbilampiño teenager o post-teenager afirma que «Nirvana (y varios miles de bandas más pero ninguna tan popular) es la banda de mi vida» tendrían que cobrar derechos por royalties o algo… También ocurre con otras bandas de lo más granado del indie rock yanqui ochentero (el bueno, auténtico y de verdad, recordemos), ok, pero ciertamente lo de plagiar la estructura «loud-quiet-loud» de pixieland hasta la extenuación es algo que de tan indebatible asciende a tópico (de los eternos pimpollos Weezer hasta los tan respetados Radiohead y pasando por chuscadas tan innecesarias como populares a lo Offspring, o debilidades personales tan sentías como los tan añorados Pavement, han picoteado de ahí en mayor o menor grado  -incontable etc y admitiéndolo sin vergüenza alguna en la mayoría de casos-).

Lo peor, lo que más escuece de toda esta historia es la jeta, el morro, que le han echado. Pasándose por el arco del triunfo las ansias y esperanzas de sus más militantes admiradores. Y lo voy a explicar esto… Según iban saliendo los susodichos EP’s, con una cadencia trimestral o aprox., el pasado año (y ya se sabía que iban a ser tres en total) , el tema se desdoblaba en dos posibilidades, una correcta, la otra tremebunda:  a) sacan esto para no «ensuciar» el sacrosanto legado de su discografía de larga duración, o b) son los descartes de otro disco que están puliendo con todo el cariño e intención colateralmente y que será el quinto, sexto y séptimo advenimiento, todo de golpe… Que y una sra pollo como un olla esto, claro. Lo que muchos, demasiados me temo, no tuvimos en cuenta (o no vimos venir) era la tercera, y tramposa, vía que a la postre ha sido la única certera: juntarán los tres EP’s y harán un álbum sin vergüenza alguna ni pesar que medie y santaspascuas duenderas… Y desde ahí, finalmente, un estruendoso y potente «me cago en la puta» que sería un poco la moraleja, sí.  Y hora ya de enfrentarnos a «Indie Cindy», el disco. Que, ojo atención, sus buenas (muy buenas en algún caso) canciones integra pero en el recuento: cinco que son lo esperado (y tan necesario para un potosí de personal), un par de cagadas bastante infumables y un restante que, me repito, no pasarían de «bienvenida b-side» pero que no acaban de quedar del todo diáfanas a la hora de vestirlas de largo… Por supuesto, antes de entrar a trapo, conviene aclarar que si este álbum lo realizara un grupo novel se lo iba a recomendar hasta a la prima sorda del cartero pero, ay, tratando con quien lo hacemos solo cabe bajar cabezas y claudicar en que el eterna y tan injustamente infravalorado «Trompe Le Monde» merecía, sin ningún género de duda, un mucho mejor sucesor inmediato. Esto es así.
Sin dejar de señalar a los nostálgicos que ya metí, a las primeras de cambio en el espacio, reseña del totémico «Doolittle» (diez catedralicio intocable de la historia rockera para el menda), toca el song by song… en el órden elegido para el LP. De entrada y para echar (aún) más sales en herida, y por si lo relatado hasta ahora fuera poco, resulta que -de no conocer previamente las canciones- ese hat-trick de inicio supone un «dientelarguismo» importante… En efecto, la guitarra del gran Joey ruge con fuerza en «What goes boom«, berreo de la casa y esa marcheta a lo prima lejana del pueblo de «gouge away» más la rabia tan ubicable de Mr. Francis en el chorus es, como poco, incontestable. Barbitúrico y explosivo inicio que contiene las señas y tics acostumbrados que parte la tarta de inicio (esto es «indie rock»… añejo y de verdad, no «indie» a secas y aun menos «pop indie» que diox nos libre). Aún estamos escurriendo el babero cuando la magia de pixieland entra de golpe, sin llamar a la puerta… «Greens and blues» me parece la mejor canción de los Pixies «post-Trompe». Tal cual. ¿Qué precio tiene una guitarra como esa en un mundo neomilenario actual, de hypes sobrevenidos a genios -revista y medios de tendencias mediante- por un clamorosa falta de auténticos héroes?. Es melódica, tiene Personalidad (con la mayúscula aposta), la cadencia popera que la envuelve es fetén… «Anguloso y retorcido», así le gusta, así nos gusta Mr. Santiago. El retorno de la turbina, de los acordes circulares flotando en techo alto… Me cago en mi puta vida, cómo te he echado de menos Joey !. Se remata la faena con  «Indie Cindy«, the song, que recupera los mejores momentos de la carrera en solitario de Fatty en los 90’s. Y quizá ese languidecer en el estribillo pueda despistar al poco precavido pero, como aquí ya nos conocemos al pollastre, es precisamente del contraste entre lo tajante mal lechoso de lo uno y lo cándido de lo otro (subrayando con las cuerdas esporádicas del de más allá as usual)  de donde se alimenta esta muy apreciable pista. Pero es entonces (oh sielos), con el subidón y cagonla, cuando al castillo le encuentran aluminosis… Ya se puede dejar los dedos Joey en algunos pasajes intermedios de «Bagboy«, canción de adelanto a los EP’s (la primera que se conoció de esta ¿nueva? etapa), que su duración poco acorde a lo merecido (da igual lo que guste al principio que se torna machacona lo veas o no venir) y lo monótono del asunto la lleva de cabeza al cajón de lo anecdótico, lo correcto y poco más… Ese «psché, está bien», ¿recuerdan?. Turno para el primer jostoncio propiamente dicho del trabajo: «Magdalena«… Más allá de los prejuicios inmediatos que se puedan tener por una track que nos recuerda a la lechera de La Bella Easo, lo cierto es que resulta más plana y falta de chispa que la madre que la parió… y ese repetir «madalina» que se te incrusta en el córtex… Ni para b-side, ya les digo. Se sale de la nadería con «Silver snail» pero, honestamente, tampoco en exceso (del quinteto de las de «chicha ni limoná» es claramente  la más flojeras)… Más monotonía para un relatar de matices galácticos que, eso sí, en sus mejores momentos puede dejar ecos de la parte final del disco de las «Alison», «Velouria» y demás, y por esos matices que acuden al rescate desde el fondo. Se reflota con la potente «Blue eyed hexe» que es puro «Trompe» y que se escapa hacia el triunfo por la vía del desbocamiento… Ese bridge y final berreante que supura electricidad a chorros (con el riff de marca registrada sin dar tregua) tiene lo suyo, vaya. A la sencillez saltarina de «Ring the bell«, por su parte, puede que haya quién le encuentre la gracia pero para el menda es otra que se queda en la sala de espera de lo que sería lo esperado y tal… Muy pocas variaciones (nuevamente) en el transcurrir y, para el caso, sin tener asidero eléctrico al que agarrarse (la canción inmediatamente anterior, por ejemplo, no sería «Street hassle» en sus variaciones pero, coño, tiene esa cañota tan bienvenida que la exonera y pone en un estadio superior). Otra para el futuro disco de bonus de la reedición con las demos y demás, sí. Algo mejor «Another toe in the ocean«, que confieso me convive entre dos aguas… Del grupo de «no elegidas» es la que más se acerca al «Pixie level» requerido y en verdad la voy promocionando y despromocionando según lo cabreado que ande con la banda el día/rato que toque… Mola, sí, no me hagan aquí demasiado caso que, recuerdo, esto está escrito desde un perfil de desilusión por parte de alguien que amará siempre a esta banda e, injustamente (muy injustamente), les endilga «la obligación de estar siempre perfectos» como a la tipa de L’Oreal. «Andro queen» es la otra que me parece, directamente, inexcusable en base a gustos propios… Me recuerda a los Pet Shop Boys, a los que (con todo el respeto por sus fans varios) detesto lo indecible. Y no me extiendo más aquí que me empiezan a picar los puntos de la operación de hernia. Me niego. Mejoramos con «Snakes«, claro, que parece la rehostia en comparación, hasta que la despegamos de dicha comparativa y reparamos en que no está mal pero que, one more time, a esta gente hay que pedirles más y aún a pesar de su luminoso estribillo… Me gusta, ojo, pero me parece una buena canción de su líder… sin ese punto de locura de la banda (pelín encorsetada, si prefieren). Se despide el cocido como procede, eso sí, no le quitemos al disco lo que de bueno tiene que, recordemos again please, también lo tiene… «Jaime Bravo» abusa de algún «uh-uh» y puede resultar algo simple de primeras pero, al contrario que pasa con la anterior (que corre el camino a la inversa), es al analizarla y escucharla con atención cuando encontramos la guitarra de Joey dando vueltas sobre si misma por última vez, tenemos esa rentré por el medio, las variaciones de fondo… Nada mal, en verdad, y muy engañosa esa aparente simplicidad, se insiste. Dejamos constancia, at last, que esa bonus track del «Women of war» le pasa la mano por la cara a más de la mitad del disco… y a saber en qué napias estarían pensando al dejarla fuera (más dejando dentro a las madalenas y andro-reinas de los huevos). Another despropósito pendiente de comprender, en fin…
Se lo resumo aquí abajo todo bien clarinete y nos despedimos ya en la confianza de que saquen en el futuro otro disco mejor que… no, rectifico, con que sea igual me conformo… Así le sumaré su mitad a la de este y me quedará (al fin y de una fucking time)  un quinto elepé de los Pixies con un par y como debe ser acorde a su, nadie se equivoque, para mi imprescindible grandeza e importancia. Ah, y pasé en verdad  un mucho de todo el asunto con la Deal, sus «atracos veraniego-festivaleros» y demás jerigonzas, que es que no me da la gana ni apetece, además… Prueben en el Garbo o el Diez Minutos, si hay necesidad.
Estos son mis muchachos… :   «What goes boom», «Greens and blues», «Indie Cindy», «Blue eyed hexe» y «Jaime Bravo» (a sumar -ok- «Another toe in the ocean» y la de bonus ya explicada).
Malas no son, pero el mundo puede seguir girando sin… : «Bagboy», «Silver snail», «Ring the bell» y «Snakes».
Ni para echar al caldo picao que me sirven…: «Magdalena» y «Andro queen».
 
Pixies – Indie Cindy (2014)  : 6’1/10
01. «What goes boom»/ 02. «Greens and blues»/ 03. «Indie Cindy»/ 04. «Bagboy»/ 05. «Magdalena»/ 06. «Silver snail»/ 07. «Blue eyed hexe»/ 08. «Ring the bell»/ 09. «Another toe in the ocean»/ 10. «Andro queen»/ 11. «Snakes»/ 12. «Jaime Bravo».

Por Guzz


4 comentarios

  1. Estoy plenamente de acuerdo en su razonamiento. No es un pestiño pero no está a la altura de la impoluta discografía entre los ochenta y noventa. En cierto modo, me va a permitir Vd. que se lo diga, creo que empaña ese legado que estaba por encima del bien y del mal, a la altura de los más grandes, donde son escasísimos los que llegan y aunque no todos se lo reconozcan. Insisto, el disco está bien pero se queda en eso, en bien, y además con demasiada competencia en uno de los mejores años que recuerdo a nivel musical. También le digo una cosa, si este disco lo hubiese firmado una banda novel creo que le estaríamos dando mayor valor del que le damos. Ah, pero son los Pixies y en esto de la música tiene su lógica comparar, y máxime si llevaban tantos años sin publicar. Aún así le digo que a mi juicio está a la altura o más de bastantes dinosaurios actuales sobrevalorados que no cesan de grabar. Me parece justa y objetiva su puntuación, que es buena aunque por estos lares aparente un suspenso porque muchas veces se puntúa demasiado al alza, quizás le habría subido una o dos décimas. Reciba mi abrazo.

  2. Bueno chicos, yo lo que creo es que como fans, seguidores o amantes despechados que somos y que ilustramos la presencia de Pixies, como aquellos culpables que cincelaron nuestra juventud con melodías y recuerdos. Cuesta pensar que ellos son humanos y no apóstoles, y después de ese montón de años es imposible que sigan pensando, creando, teniendo inquietudes o intereses musicales, iguales a los que tenían con 20 años.
    Todos hemos cambiado a lo largo de estos años y ellos más. Yo soy de los que he disfrutado más con los proyectos personales de Frank Black que cn lo que se predecía iba a pasar con su nuevo temario. Los Pixies los tengo ahí en un altar, y esto es simplemente un ejercicio monetario o de pasión musical. Están en su derecho de volver a grabar, y hacerlo pensando en sus inquietudes personales.
    Pero vaya, como dices Guzz: Ni es para decir que el disco es la polla, ni para quemarlos en la pira. Están ahí, y que cada uno los disfrute como buenamente puedad. Ahora, eso sí, creo que el echo de que sigan tocando y grabando ya es todo un privilegio. Y pelillos a la mar!!
    SALUDATIONS!!

  3. Me encanta ese '1, además coincide con mi nota para entrar a la universidad, hace ya la pila de años, supongo que ese 0'1 se lo ganan por lo que tienen de joyas antiguas.
    A ver, el tema está muy clarinete, por lo menos por mi parte, es decir, los Pixies de 1988 a 1991 son intocables, esto es un regreso algo forzado, sin Kim Deal que tenía mucho morbo… pero falta espíritu, aquel que muchas veces hace falta para hacer las cosas con ganas. Que no digo que no hayan hecho bien en sacar el disco, pero leñe… que somos los Pixies demos nivel a esto… pues no… y se queda a medias.

    Abrazos truferos.

  4. me encantó este disco, es muy bueno… no traiciona el legado para nada y sigue una linda de buen gusto y en definitiva, tiene le sonido Pixies y su estampa… 5 tema buenos y no es un buen disco? ja, no debemos ser tan exigentes… y Silver Snail es un temazo y junto a un video casi obra maestra…

    no se puede ser genial todo el tiempo… con ser los Pixies alcanza… salu2!

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