Críticas Discos

¿Qué ocurre cuando algo que tienes la certeza absoluta -y muchísimo más allá de las debilidades generacionales de quien toque- de su putoamismo e imperiosa necesidad es, directamente, ignorado, sin medida y sistemáticamente, porqué sí?… Pues jode. A tí no te va nada y debiera importarte ídem. Pero sigue jodiendo, en definitiva. Desde el más que recomendable (así, generalizando) Dunedin Sound, por la neozelandesa localidad así evidentemente llamado, que llegaron los Straitjacket Fits… Un segundo disco buenísimo, un tercero y último que aguanta el tirón (aunque flojee en la comparación) y, sobretodo, un estreno que es una maldita masterpiece del santo copón bendito: «Hail» (1988), antes de perderse tan cruelmente en el olvido general. De todo aquello y con The Clean por montera que tenemos Chills, Tall Dwarfs, Verlaines, los propios Bats y demás pero, como ocurre con el mentado «Daddy’s highway» de esos últimos, dicho álbum de Straitjacket Fits merece, no tengo el menor atisbo de duda, figurar como un oldie de la historia rockera toda ella al nivel de los también ochenteros «Murmur», «Queen is dead» o «16 Lovers Lane». O poco menos. Esto es así. Por poner otro ejemplo y tirar ya de la manta del todo, mentar que aún admirando mucho a los honorables Teenage Fanclub (recurrente ejemplo de pop de guitarras melódico de último cuarto de siglo, y por algo será) no creo que tan reputada formación tenga un disco que le aguante hasta el second round siquiera a este «Hail» en su edición UK/US (vital matiz). Ahi queda eso.
Sin más, escuchen lo que sigue :

Y todo el resto, las otras nueve, por ahí rondan. Puestos a echar vinagre se debiera admitir que esta es la edición facturada -y rasurada al «máximo común putámico»- para comerse el mundo (como debió haber ocurrido en una realidad mejor) y la original neozelandesa carece de algunos de los dardos aquí a ubicar. En cualquier caso, temas con entidad, bien paridos… Las guitarras de «Hail» -la canción- surgiendo desde la oscura aunque dinámica melodía, el arranque de «Dialling a Prayer» que se arrastra desde las sombras de lo mínimo para liarte la marimorena sin previo aviso… si la cantara McCulloch sería un muy posible top-10 de Echo fácilmente.Ya han oido «All that that brings» y a qué más… si la hubieran metido Stipe y Buck en «Document» iba a salir hasta en los anuncios de sopicaldos. Pero es lo que hay.  Más melódica si cabe, «más Bats», llega «Sparkle that shines» con sus coros y su tono tan abiertamente smithero que es la redención automática… Y ese tono de country sideral que se gasta… Pero, coño, esa inmediata posterior «She speeds» es tan excesivamente buena que, seguramente, es justo ahí cuando ya se repara (del todo) en que el que esto no sea más reconocido es de como para cagarse en algo, ya seriamente y tal… Cuanta luz en el estribillo, cuanta personalidad antes… Tremendo, se insiste e insistirá.
Seguimos en la tourné con el peaje beatleniano de «So long Marianne», con magníficos coros y voces dobladas… y qué decir e la guitarra centrifugadora que aparece a traición o la misma melodia conductora. Se deshace la cabrona y, por si fuera poco, me recuerda las veces a ese cruzar el charco de Jordan y sus Groovies en el segundo lustro setentero… A qué más, de nuevo. «Grate» se refugia, again, en esa contención presta a estallar que es, de alguna manera, el santo y seña de buena parte del disco. Magnífica, de nuevo, esa guitarra que dirige el cotarro desde la segunda fila pero haciéndose notar en todo momento. «Fabulous things», a su vez y dando relevo, me parece el momento «preciosura total» del disco (la imagino cantada por Buckley Jr. y… joder). Majestuoso aquí ya no queda corto sino que ni habita en el mismo continente (y de nuevo, -una constante en este trabajo-, cuando parece que el estribillo se terminó es cuando viene lo gordo de verdad… bravo, recurso nada fácil que a ustedes aquí les salió con escalofríante naturalidad tantas veces quisieron). Y tras la miel llega el pelotazo «Life in one chord», claro… El momento punkarril de «Hail», un trallazo sin contemplación que valga, aún con sus dejes melódicos innegociables con esta gente y álbum a cuestas… Y así, tras la celestial deceleración de turno (que es que se les da muy bien) de ese tema previo llegamos al final con «This taste delight» y su elegante crescendo mode en slow burn sin pausa… Los que piensen que el rock no se liberó del todo sino hasta «Nevermind» se pongan esto para descubrir que los magníficos «Grace» o «The bends», mismamente y por ejemplo, lo serán siempre (el primero especialmente, faltaría, sí) pero que, y aunque ya se sepa, de inventar más bien nada tirando a cero.
 Y ya estaría la cosa. Ahora solo me queda recomendarles que, obviamente, por los clavos de todo el santoral bendito o lo que particularmente proceda a cada un@, se hagan con el disco «Hail» de los Straitjacket Fits. Descúbranlo y quiéranlo forever pues, muy serio se lo digo (y aunque no les suene de nada banda ni álbum), no les va a quedar otra. Gloria bendita total.
 
Straitjacket Fits – Hail (1988) : 9’5/10
01. Dialling a Prayer/ 02. All that that brings/ 03. Hail/ 04. Sparkle that shines/ 05. She speeds/ 06. So long Marianne/ 07. Grate/ 08. Fabulous things/ 09. Life in one chord/ 10. This taste delight.

Por Guzz
Este texto fue sustraído, tuneado y oportunamente regurgitado para la ocasión desde el espacio Citizen Guzz.
Pd. Lo pongo aquí abajo que casi no se ve que después me dicen que me paso con uds, pero, sres del Allmusic: this album was released in 1988, not 1990… a ver si nos fijamos un algo ni que sea, caray.

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2 comentarios

  1. Estos trabajos que haces de espeleología ochentera y paleontologóa noventera no tienen precio Don Guzz, apunto en negrita porque lo poco escuchado así aprisas y corriendo en este post bien vale una visita a todocolección leñe. Mola mucho. Saludos

  2. Ahí estará esperándote en vinileante formato (y bien apañado de pasta me atrevo a afirmar) que te aseguro merece la pena. Particularmente estoy a medio paso de ponerme a reunir firmas por las calles para que esta maravilla (de su época y en general) no caiga en el fatal e injusto olvido. Soy muy vehemente con lo que me gusta y me consta, pero este es de esos casos que estoy tan seguro de lo indefraudable que oferta que se lo recomiendo a todo cristo sin pestañear. Abrazo, Chals.

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