No hay mayor verdad que existe música para cada momento de nuestras vidas. Existen canciones para cada estado de ánimo, y por tanto discos que gusta recuperar en las mismas ocasiones. «Oh my God, Charlie Darwin» es uno de esos discos que me gusta recuperar cuando se aproxima el verano, un disco que me gusta escuchar en soledad mientras miro la inmensidad del mar. Un disco de una belleza descomunal que tiene la buena o mala suerte de ser tan sumamente genial que sus creadores nunca han podido siquiera igualarlo. La banda de Providence (Rhode Island) The Low Anthem me sedujo en 2009 con su tercer larga duración y a partir de entonces un servidor les ha seguido la pista. Si bien su siguiente disco, «Smart Flesh», no bajaba de nivel si estaba falto de magia, de mojo, de ese algo más que hace que un disco deje de ser notable para convertirse en sobresaliente.
El trío formado por Jeff Prystowsky, Jocie Adams, y por Ben Know Miller que ejerce de líder, cantante, compositor principal, guitarrista y además toca un sinfín de instrumentos, son los responsables de esta maravilla sonora que enamora desde el primer instante con esa delicatessen titulada “Charlie Darwin” próxima, casi mimética, a las mejores baladas de Art Garfunkel. Me pone los pelos de punta y la lágrima fácil. Bella, delicada y eterna. Después de esta poco convencional primera canción de un disco llega una de mis favoritas “To Ohio” que sigue por la senda marcada en el primer corte, mucho más folk, no tan Garfunkel pero tiene una pizquita de Paul Simon cuando andaba con Art. El resultado?, pues otra preciosa canción que no baja del sobresaliente. La tercera del disco rememora lo bueno que ofreció Bon Iver en su fabuloso álbum de debut aunque lógicamente no llega a su nivel que para ser justos es bastante difícil de igualar. Después de tres canciones preciosas, delicadas y pausadas uno piensa que el disco va a seguir por los mismos derroteros pero no se puede estar más equivocado. “The Horizon Is A Beltway” te sacude y patea el culo, menuda pieza!, para que os hagáis una idea es como si Tom Waitts se apoderase de The Band o se hubiese merendado a los The Felice Brothers. Tremebundo.Y ese puto espíritu tabernero continúa con la fantástica “Home I’ll Never Be”. Entonces uno llega a la conclusión de estar ante algo grande, algo que nunca va a poder abandonar, y entiendo entonces mi enorme fascinación/enamoramiento por la música folk americana. Volvemos al paraíso con “Cage The Songbird” en la línea de las primeras canciones del disco. En «(Don’t) Tremble» aparece la encantadora armónica que tanto me gusta, puro folk, pura magia que nos lleva después de una instrumental “Music Box” a una de las mejores canciones del disco, hablo de “Champion Angel” con una clara inspiración en Bob Dylan. Amén. Para acabar nos encontramos con la sobresaliente “To the Ghosts Who Write History Books”, el gospel de “OMGCD” y otra vez con “To Ohio”, que fácilamente se ha convertido en uno de mis predilectos “reprise”. Así pues estamos ante uno de los grandes discos de aquel 2009, por su calidad y lo inesperado de su aparición, un disco plagado de excelentes canciones vestidas con mil sonidos de una gigantesca belleza. Un disco necesario. Una obra, no sé si maestra, pero si lo suficientemente buena para recurrir a ella constantemente.
The Low Anthem: “Oh My God, Charlie Darwin” (2009)
1.- Charlie Darwin / 2.- To Ohio / 3.- Ticket Taker / 4.- The Horizon Is a Beltway / 5.- Home I’ll Never Be / 6.- Cage the Songbird / 7.- (Don’t) Tremble / 8.- Music Box / 9.- Champion Angel / 10.- To the Ghosts Who Write History Books / 11.- OMGCD / 12.- To Ohio (Reprise).
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