Supersuckers

Críticas Discos

Supersuckers publica un nuevo disco, con productor, que sigue la linea habitual de gamberrismo y contundencia.

…no acostumbran a esconder cartas bajo su manga ni a inventarse sorpresas de última hora, lo suyo es el rock y el punk, la carretera, la barra del bar y las letras llenas de socarronería, ironía y declaraciones de intenciones en clave de actitud y posicionamiento…

El duodécimo álbum de estudio de la marca de Tucson (Arizona) Supersuckers, entra una vez más en el juego del rock and roll, como siempre, iniciando la partida con las cartas boca arriba.

Con «Liquor, women, girls & killing», que es el título de este último álbum de la banda, no juegan de farol, Eddie Spaghetti, «Metal» Marty Chandler y Christopher «Chango» Von Streicher no acostumbran a esconder cartas bajo su manga ni a inventarse sorpresas de última hora, lo suyo es el rock y el punk, la carretera, la barra del bar y las letras llenas de socarronería, ironía y declaraciones de intenciones en clave de actitud y posicionamiento, y en todo eso se resume – una vez más – su apuesta sobre el tapete.

Supersuckers
Supersuckers

Una novedad sí que nos encontramos en esta ocasión, pues la auto-bautizada Mejor banda de Rock & Roll del mundo ha vuelto a confiar, tras varios años, el apartado de la producción a alguien externo al grupo, en concreto al viejo amigo de Eddie, Billy Joe Bowers, quien sin modificar ni alterar la propuesta habitual de Supersuckers, es justo decir que consigue una coherencia y fluidez extra, además de un cierto tono de sofisticación que no se enfrenta a la rudeza de vaqueros roídos y botas sucias característica del grupo.

Quizás sea por esta variante más tersa y sutil en el sonido propiciado por la producción, o tal vez sea una cuestión de textura, pero hay algo que me invita a considerarlo levemente superior a su anterior entrega de 2020, también comentada en Exile SH Magazine: «Pay that Rock n’ Roll» (reseña).

Por lo demás, que nadie se haga cábalas sobre lo que se escucha en «Liquor, women, drugs & killing» si no desea meterse en un callejón sin salida, porque la realidad más plausible es que este lote de once canciones desarrolladas en algo más de media hora, ofrecen lo de siempre en Supersuckers: guitarras rugientes que no se detienen en virtuosismos y sí en soflamas rock y punk, estribillos impetuosos e incisivos y bloques rítmicos cacharreantes, en resumen: un Rock and Roll con incrustaciones Punk que se desarrolla a la vista de todos los presentes en la timba del rock, sin complejos ni miradas de soslayo a otras jugadas.

También se insinuan algunos estilos tangenciales a los dos que desde siempre comandan su cóctel sónico como el country en «Unsolvable problems», el hard-rock en «Maybe I’m just messin’ with you» (con evidente esencia Motörhead) o un engañoso folk acústico en «Meaningful songs».

Y por supuesto, la tralla de siempre en contundentes alegatos como las aceleradas «Time to put it down» y «I don’t enunciate», la irresistible y descontrolada pieza de carretera y fonda «Rocket 69» o resultones pelotazos de cara al directo como «Volunteer» o «Tried to write a song».

Desvergonzados y granujas como siempre, irresistibles para los que vibramos con el rock de viejo cuño con aderezos ruidosos que se dejan hacer cochinadas por líneas melódicas y estribillos con pegada. Supersuckers publica un disco marca de la casa, sin trucos ni trampas, pero sin apostar al azar, lanzandose al tablero con las cartas boca arriba y el vaso al alcance de la mano. ¡¡¡Que no pare la partida!!!

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