Teenage Fanclub en Bilbao

Conciertos

Volvieron Teenage Fanclub a Bilbao sin Gerard Love pero dejaron mejores sensaciones que en su última visita.

hablaremos del concierto dividiéndolo en tres partes, siempre bajo mi punto de vista y poniendo el foco en la manera en que yo lo viví, donde es importante dejar claro que hay mucho de fan y rendido amante de las melodías de TF…

Una franja roja con las palabras Sold-Out, atravesaba diagonalmente el cartel anunciador del concierto de la banda escocesa Teenage Fanclub que ocupaba su lugar preceptivo junto a la puerta de entrada al Kafe Antzoki minutos antes de comenzar el bolo.

Lo raro de la fecha, viernes santo, y la ausencia de muchos habituales en la sala de San Vicente por diversos motivos, entre ellos los días de vacaciones que trae acarreados la semana de pasión, no fue obstaculo para que el local tuviese que colgar el cartel de lleno.

Para mi era un concierto un tanto extraño. Había ciertos atenuantes que me hicieron dudar mucho a la hora de comprar el ticket, a saber: La ausencia de mi miembro favorito de siempre, Gerard Love, que dejaba la banda el pasado mes de noviembre, ponía en suspenso el rendimiento del grupo.

Por otro lado, la mala experiencia de hace un par de años, donde los escoceses sonaron agotados y se les notó demasiado que iban con el piloto automático, entonces no gustaron a nadie, o a casi nadie.

Teenage Fanclub
Teenage Fanclub

Iremos por partes: un servidor no notó demasiado la ausencia de Love, en principio perfectamente reemplazado por el miembro de Belle and Sebastian, Dave McGowan. Además la banda sobre el escenario se completaba con el baterista Francis McDonald y el líder de Gorky’s Zygotic Mynci Euros Child; que acompañaban a los míticos Norman Blake y Raymond McGinley a las guitarras y las voces.

Y por otra parte, hablaremos del concierto dividiéndolo en tres partes, siempre bajo mi punto de vista y poniendo el foco en la manera en que yo lo viví, donde es importante dejar claro que hay mucho de fan y rendido amante de las melodías de TF, por siempre jamás.

En la primera parte el grupo recordaba a su última visita a Bilbao, sonaban abatidos y sin chispa, cansados, no había frescura, las guitarras adolecían de brillo e incluso las voces no refulgían, a pesar del gran comienzo con clásicos como «About you», «Start again», «The cabbage» o el nuevo single de la formación, «Everything is falling apart» que sonó repetitiva y cansina, la maravillosa «Only with you» se salvó solo por la belleza intrínseca del tema.

Con «Catholic education» y la magnífica «Alcoholiday» el grupo fue ajustando las voces, que empezaron a sonar como deben, esas armonías ejemplares y únicas; aunque los solos de Raymond McGinley no alcanzaban la garra e intensidad deseada y la banda seguía con el piloto automático en posición de ‘on’. Se sucedieron «The darkness part of the night», «Your love is the place where I come from», «Verisimilitude» (si la memoria no me falla) y con «I don’t want control of you» parece que el tremendo empuje del público (totalmente entregado desde el minuto uno) contagió a la banda, que empezó un tercer cuarto de recital en el que se advirtió una mayor garra y empuje. que se hizo evidente en «It’s a bad world».

A partir de ahí, un servidor se despojó de remilgos y se centró en las canciones, el grupo transmitía más (sin excesos tampoco) y el respetable se sumergió en la preciosa «In my love», la estupenda «My uptight life» y el desenfreno total con ese himno que es «The concept».

La cerveza refrescaba el gaznate y encendía la sangre para disfrutar de los bises: «The fall», «What you do to me», una sorprendente y pletórica -¿el mejor momento del bolo?- «The kids are alright» cover del célebre tema de The Who, y fin de fiesta con «Everything flows».

No quiero dejarme llevar por la pasión, amo profundamente la música de Teenage Fanclub, el concierto superó mis expectativas, lo confieso; pero sigue siendo mejor escuchar sus discos en casa, donde el piloto automático que mata en parte su directo, no se aprecia.

Superaron su anterior bolo, es cierto, pero no se salieron; pero, ¿qué quieren que les diga?… sus canciones son tan, tan, tan grandes.

Fue, eso si, un placer pasar parte de la tarde y el concierto con Juan Pablo Mazzola, al que espero volver a encontrarme en alguna otra ocasión a la mayor brevedad.


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