Steve Earle & The Dukes

Críticas Discos

Steve Earle vuelve por sus fueros. Vuelve inspirado, sonando a él, casi autoversionándose. Excelente disco de una leyenda americana.

Hace tanto que soy fan de Steve Earle que no recuerdo mi vida sin él. Para ser franco, le prefiero a él que a grandes leyendas tipo Springsteen. Salvando, obviamente la diferencia de peso, pegada y venta pues la legión de acólitos del Boss asusta.

La carrera de Earle siempre ha sido muy regular, con algunas cimas creativas de aquí te espero bonita, pero si queremos seguir siendo francos hacía mucho tiempo que no le salía una colección de canciones de quitarse el sombrero. Mucho, mucho tiempo. Tanto que uno buscó y rebuscó, y encontró lo que quería en el mismo ADN, pareciéndome la obra de su hijo Justin muy superior a la de su santo padre si tomamos de referencia la última década. Justin Townes Earle había cogido el testigo con grandes discos como aquel «Nothing’s gonna change…» del 2012,

«Single  Mothers/ Absent Fathers» (2014/2015), «Kids in the Streets» (2017) o su magnífico último trabajo del pasado año «The Saint of lost causes«…. pero quién tuvo, retuvo y Papá Earle, esta vez sí, consigue con su nuevo disco, «Ghosts of West Virginia», lo que no conseguía desde la tripleta «I’ll never get out of this world alive» (mi favorito), «The Low highway» (canela) y «Terraplane» (discarral).

Sí. Así es. Earle, el padre, firma un disco redondo. Un disco de pura América. Muy suyo, muy él, muy Earle, incluyendo la ya clásica horrenda portada. Junto a sus Dukes: el guitarrista Chris Masterson, la pedal steel de Ricky Jay Jackson, el fiddler Eleanor Whitmore, Jeff Hill al bajo, y la percusión de Brad Pembert. Aún así, y volviendo a la sinceridad absoluta, no supera a «Terraplane» (pero se acerca).

Steve Earle vuelve por sus fueros. Vuelve inspirado, sonando a él, casi autoversionándose. Excelente disco de una leyenda americana.
The Dukes

Esta vez, para su vigésimo disco de estudio, Earle se inspira en un suceso terrible con unos mineros de protagonistas y una desgracia de esas que se recuerdan de por vida. Cuando uno escucha la inicial a capela «Heaven ain’t going nowhere» se le erizan los pelos. Magnífica. Papá Earle está de vuelta!!! Y qué decir de «Union, God and Country». Puro Earle. Pura protesta. Pura América en vena.

Más oscura y quejosa, pero igual de buena y efectiva, es «Devil put the coal in the ground», en la que la voz de Earle se presenta en forma con la presencia de unos arreglos que quitan el hipo. «John Henry was a steel driving man» tiene ese sonido clásico que Earle domina a la perfección y que da ese toque tan countril al disco cosa que me encanta y que queda todo rematado con la soberbia balada «Time is never on our side». Preciosa.

Los violines vuelan en «It’s about blood» y Whitmore lo borda tomando el papel principal vocal en «If I could see your face again», transportándonos a otra época. El final se acerca, y lo hace con una tripleta alucinante. «Black Lung» que es tremebunda, favoritísima y que en directo puede ser la repanocha. «Fastest man alive» con ese rocanrolito simple pero efectivo para cerrar con categoría descomunal con «The Mine» un disco que recupera lo mejor de Steve Earle, y que nos hace recordar que es, sin duda alguna, uno de los grandes de la música americana.

Steve Earle & The Dukes – Ghosts of West Virginia (2020)

Steve Earle vuelve por sus fueros. Vuelve inspirado, sonando a él, casi autoversionándose. Excelente disco de una leyenda americana.
Ghosts of West Virginia

01.- Heaven Ain’t Goin’ Nowhere/ 02.- Union, God and Country/ 03.- Devil Put the Coal in the Ground/ 04.- John Henry was a Steel Drivin’ Man/ 05.- Time is Never on Our Side/ 06.- It’s About Blood/ 07.- If I Could See Your Face Again/ 08.- Black Lung/ 09.- Fastest Man Alive/ 10.- The Mine


Un comentario

  1. Pues por aquí otro fan irredento del viejo Steve. Para mi no tiene disco malo, algunos mejores que otros, siempre manteniendo el nivel alto. Ya he pedido al dealer este su último trabajo, y lo espero con la confianza que no me defraudará.
    Por cierto, siempre me han gustado sus portadas, esta también.
    Fuerte abrazo, cuidaros.

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