Crítica y reseña sobre ‘Something to give’, álbum de The Forresters.
…excepcionales armonías entre guitarras que impregnan un lienzo powerpopero fuertemente influenciado por clásicos como Big Star, Raspberries, Badfinger… y donde también hallaremos conexiones con pilares melódicos como Jayhawks, Posies, Golden Smog, Someloves, Matthew Sweet…
Si nos ceñimos al contenido —lírico y musical — de la canción que da título a este álbum, es muy posible que «Something to give» acabe convirtiéndose en una debilidad, una especie de atracción fatal que no se puede apartar de la cabeza (o mejor sería decir del reproductor musical).
El protagonista es el grupo australiano The Forresters, poco conocido entre los aficionados musicales del estado español, y que en realidad es el proyecto de largo recorrido más personal del egregio Anthony Bautovich, en cuyo currículum también destaca haber formado parte de The Lonely Hearts, Coronet Blue o de los dos exquisitos primeros álbumes —y alguna parte compositiva del tercero— de mis adorados The Orange Humble Band junto a otros ilustres como Darryl Mather, Ken Stringfellow y Mitch Easter. Por cierto, este último participa en el trabajo que nos ocupa como productor.
A lo largo de todo el álbum hallaremos emotivas historias de amores y desamores, muy bien reflejadas en esa rosa de la portada y en excepcionales armonías entre guitarras que impregnan un lienzo powerpopero fuertemente influenciado por clásicos como Big Star, Raspberries, Badfinger… y donde también hallaremos conexiones con pilares melódicos como Jayhawks, Posies, Golden Smog, Someloves, Matthew Sweet…
Por lo anteriormente expuesto no falta la exhibición de veneración a las composiciones de Alex Chilton y Chris Bell, versionando con una lectura muy folk el agridulce clásico «Thirteen» sobre aquel amor adolescente de la escuela que fue incluido en el fundamental primer álbum de la Gran Estrella.
Además, como no podía ser de otro modo, incide en las virtudes de un tesoro discográfico como fue «Skindeep» (2004) —del que recupera dos joyitas como esos mágicos paseos sentimentales que fueron «Are you ready» y «Missin’ you»—, y demostrando el de Sydney que sabe dosificarse en el tiempo a nivel de publicaciones, compartiendo su amor por las melodías atemporales con la labor de director de una galería de arte.
Junto a él un elenco de importantes acompañantes: a la guitarra Matt Galvin (Perry Keyes), al teclado Cameron Bruce (Paul Kelly), a la batería Nick Kennedy (Imperial Broads) y al bajo Steve Balbi (Noiseworks), contando con la participación esporádica de Peter Kelly (The Gadflys) a la trompeta, Jess Ciampa (Bernie Hayes) a la percusión, Emma Swift a los coros y Charlie Owen (Beasts of Bourbon) con la guitarra eléctrica.
Asimismo se incorporan dos maravillas como «On my way» y «Pretty little thing», que algunos pocos conocimos por formar parte de un EP digital en el 2016, y la muy dinámica «Get to you», un auténtico himno que apareció en el EP «About you» del 2020 y que crece muchísimo gracias a la participación de la arriba mencionada Emma Swift.
Sin desmerecer gemas como «Falling star», «Back in my arms» o «Fall back in», quiero hacer mención exclusiva para una preciosidad como «Tightrope», apasionante súplica de amor, haciendo equilibrios en la cuerda floja, y que fue single durante el pasado verano.
Sí, mientras las modas van y vienen, mientras no son pocos los que afirman que estamos asistiendo al ocaso del rock ‘n’ roll, ahí está Bautovich y los Forresters, resistiendo y haciéndonos disfrutar a los suficientes.
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