
Crónica del concierto de Sarah Shook & The Disarmers en la Sala Loco Club de València durante la velada del 9 de noviembre de 2023.
… el concierto fue una maravilla de actitud, sentimiento y renovación del country-rock más alternativo, como por la curiosidad de ver a la totalmente remodelada banda acompañante The Disarmers que, nunca mejor dicho, respiraban juventud, poderío y carisma por los cuatro costados…
Podía imaginar una escasa asistencia al templo valenciano del Loco Club para ver a Sarah Shook, pero lo que nunca se me hubiera pasado por la cabeza es que fuera tan mísera, con solamente cinco o seis docenas de privilegiados espectadores, algo similar a lo sucedido semanas atrás en el evento que comenté de Sunny War. Después vienen los lamentos y quejas, que si el rock no se renueva, que si está muy masculinizado, que si hay mucho reggaeton u otros bodrios semejantes…
El caso es que, expuesta esa reflexión a modo de frustración, me pareció un lujo pertenecer a la selecta minoría asistente, bien porque el concierto fue una maravilla de actitud, sentimiento y renovación del country-rock más alternativo, como por la curiosidad de ver a la totalmente remodelada banda acompañante The Disarmers que, nunca mejor dicho, respiraban juventud, poderío y carisma por los cuatro costados: Blake J. Talent a la guitarra, Nick Larimore al pedal steel, Andrew Lambie al bajo y Jack Foster a la batería.

Como era de presuponer, la neoyorkina de Rochester dedicó buena parte del concierto a su más reciente “Nightroamer” del pasado año, un trabajo en estudio que a un servidor decepcionó respecto al material discográfico anterior pero que, sin embargo y como podía sospechar, gana mucho en directo, tal como se visibilizó en “Been Lovin’ you Too Long”, “No Mistakes”, “Somebody Else” y, sobre todo, en «If It’s Poison» y “Talkin’ To Myself”.

Por su parte, la enorme ganancia que proporcionan los citados miembros de la transformada banda se comprobó también con “Good As Gold”, con esa especie de rockabilly rural que es “Damned If I Do, Damned If I Don’t”, con “What It Takes” o, muy especialmente, con “New Ways To Fail”, auténtica gema reivindicativa de esa forma de vivir que no sigue los modelos habituales, que sonó de fábula y que sigue siendo mi favorita del “Years” de 2018.
Vídeo cortesía del gran Alfredo Beltrán
Asimismo, el concierto sirvió para recuperar piezas de un primer álbum que sigue en proceso de crecimiento atemporal, con “Fuck Up”, “Heal Me”, “Keep The Home Fries Burnin”, y de las que destacaría “Sidelong” y “Dwight Yoakam”, así como para disfrutar de algunas melodías que apuntan a prever un nuevo e interesante trabajo, como “Nightingale”, “Dogbane” o “Backsliders” .

Realmente se puede colocar a Sarah Shook en el saco de mujeres que están transformando el country, como Nikki Lane, Margo Price… pero tanto sus formas, con cierto halo enigmático, autárquico y modesto, como su registro vocal, dan la sensación de que es una anomalía. Con ello no digo que sea mejor o peor, solo que aporta un plus de motivación, interés y satisfacción, del mismo modo que resulta de agradecer que haya salas y promotores que arriesguen y apuesten por este tipo de eventos cargados de calidad y alejados de tanta morralla que nos inunda y que nos hace difícil separar la paja del grano.
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Por fin alguien al que su último disco le parece decepcionante.
En directo muy monótona, una banda más de bar, de las cientos que hay por EEUU, sin más.
Enhorabuena por poder haberla visto, yo la conocí hace años y me parece una barbaridad, lástima que no baje al sur. Y me parece inconcebible que no llene todas las salas por donde pasa, aunque cuatro o cinco docenas tampoco es mala entrada, ¿no?
Abrazo Juanjo.