Discos Críticas

Reseña y crítica de ‘The Caezars’, el álbum con el que regresa la banda británica a través del sello Folc Records.

… tiene el desparpajo, la actitud felina, el nervio y la casta del mejor revival rocanrolero de los ochenta, eficazmente transportado hasta nuestros días…

Durante el pasado mes de febrero, con el lanzamiento por el recomendable sello madrileño Folc Records del single formado por “Heartache Overload” y “Back In the Jungle”, los suficientes nos enteramos del inesperado retorno de The Caezars.

Digo inesperado porque no creo que fuese el único en pensar que esta banda londinense estaba totalmente disuelta, máxime teniendo en cuenta que han transcurrido once años desde la publicación de “Welcome to the Mainstream” o que dos de sus miembros como Danny Dawkins (guitarra y voz) y Steve Neller (contrabajo) publicaron en 2019 el álbum “Introducing…” como Danny “O” & The Astrotones, una estupendísima obra rocanrolera con diecisiete cortes contagiososos, llenos de actitud y de amor por el buen rock and roll.

El caso es que ambos, junto a AJ Denning (voz) y Mikey Crow (batería), han resucitado un proyecto que, desde algunos medios británicos, fue aclamado por su estilo vintage, entre el surf, el rock and roll y las pelis de Tarantino, cual si fuera un cruce entre Jim Jones Revue y Johnny Burnette, aunque yo me atrevería a citar, claramente también, a los primeros Stray Cats.

the caezars
The Caezars

De las dos mencionadas en el primer single que también se incluyen en el álbum homónimo que nos ocupa, “Heartache Overload” es una revisión más directa de la que ya apareció en el también citado álbum de 2013 y que, en realidad, es una versión de Paul O. And His Big Guitar que se publicó en 1996, la banda de Paul Dawkins, padre de Dale al que transmitió su pasión por el rock and roll, después de pasar por The Kingbeats en los 80 y por The Rough Diamonds a principios de los noventa. Ídem de lo mismo sucede con “Sixt Feet In The Ground”, «Shakedown» o «You Can Love Me», cuyos originales aparecieron en el álbum de 2010.

El resto de la primera cara con “Lovin Up A Storm”, «Graveyard» y “Dance To Keep From Crying”, tiene el desparpajo, la actitud felina, el nervio y la casta del mejor revival rocanrolero de los ochenta, eficazmente transportado hasta nuestros días, del mismo modo que sucede en la cara b donde, además de “Be My Witch”, se incluyen tres versiones, tres joyitas fifties bastante ocultas como son el “Madman” de Willie Ward & The Warblers, “Lou Lou” de Darrell Rhodes y “Dirty Robber” de The Wailers.

Estamos ante un disco que transcurre como una exhalación, solamente una de las piezas supera los tres minutos, dejando mejor sabor de boca que cualquier pasta dentífrica. A quienes le guste la esencia y el espíritu del rock & roll aquí tienen un artefacto para gozar como posesos.


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