Conciertos

Crónica del concierto de Daddy Long Legs en 16 Toneladas de València el 31 de agosto de 2024.

… el espíritu británico del pub rock de los primeros Doctor Feelgood, transportado a influencias como Howlin Wolf, Screamin Jay Hawkins, Hasil Adkins y a las cavernas del blues afroamericano más indómito, salvaje y pantanoso…

Lo vivimos y por eso podemos contar lo sucedido anoche en el templo rocanrolero valenciano 16 Toneladas que, una vez más, volvió a colgar el cartel de “sold out”, en este caso para rematar el mes de agosto con el ahora cuarteto neoyorkino que lidera el larguirucho y carismático cantante, guitarrista y virtuoso armonicista Brian Hurd, muy bien escoltado por el turco Murat Aktürk a la guitarra, Josh Styles a la batería y el incorporado Dave T. Wave a los teclados, todos ellos bien avituallados de abundantes tercios de cerveza.

Tal y como podíamos sospechar, se cumplieron los pronósticos con un conciertazo crudo y demoledor. Y es que Daddy Long Legs es la banda actual que mejor ha heredado el espíritu británico del pub rock de los primeros Doctor Feelgood, transportado a influencias como Howlin Wolf, Screamin Jay Hawkins, Hasil Adkins y a las cavernas del blues afroamericano más indómito, salvaje y pantanoso, a lo que se añade un crecimiento discográfico digno de tener muy en cuenta con su más reciente cuarto álbum Street Sermons como obra cumbre esperanzadora de otras alegrías futuras.

* Foto + vídeos cortesía de Alfredo Beltrán y Borgia Pop.

Cual si fuera esa araña común de patas largas y finas que el nombre de la banda indica, fueron tejiendo progresivamente la telaraña que capturó a los privilegiados asistentes con un cancionero de aúpa, desde “Long John’s Jump” o una acelerada y casi irreconocible lectura del “Ramblin’ Gamblin’ Man” de Bob Seger, hasta concluir con un fastuoso regalito final, el “Fire And Brimstone” de Link Wray.

La sensación de entusiasmo y pasión por el primitivo blues y el rock ‘n’ roll de casta y enjundia se evidenció en cada instante, intercalando con naturalidad piezas más antiguas y modernas de su repertorio. Del primer lustro de la década 10 desfilaron “I Feel So Electric”, “Blood from a Stone”, “Evil” y, en pleno delirio final, la tralla de “Motorcycle Madness” y “Death Train Blues”.


Como himnos más lozanos y excitantes “Nightmare”, el instrumental «Harmonica Razor», “Pink Lemonade”, “Winners Circle” y “Rockin’ My Boogie”. Pero si algo sorprendió a un servidor y superó todas las expectativas, fue que se cascasen dos abrasadoras versiones de mi favoritísimo de la vida “Teenage Head” de los Flamin Groovies, como “Dr. Boogie” y “High Flyn’ Baby”.

Se hizo corto, pero suficiente. Los Daddy Long Legs nos transmitieron su energía, nos cargaron las pilas para la nueva temporada y, por supuesto, ya estamos deseando que vuelvan.


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