Fontaines D.C. publica su esperado cuarto disco con un evidente giro pop que los hace más accesibles y ortodoxos.
Las guitarras crudas y chirriantes son sustituidas por otras mucho más amables, incluyendo puntuales incursiones acústicas y los estribillos son elegantes y abiertos.
La banda irlandesa Fontaines D.C. alcanzó en 2020 con su segundo álbum «A Hero’s Death» (pinchar) un punto de inflexión que hizo que muchos dirigiesen su mirada hacia ellos.
No era de extrañar la sorpresa que causaron en tan fúnebre añada, ya que parecían llegar al negocio con la kamikaze intención de triunfar en los tiempos del Reguetón articulando los sonidos sórdidos y crudos propios de un género que para muchos estaba muerto y enterrado, aunque otros aún recuerdan los no pocos discos míticos que dejó tras de sí, una vez agotados sus años de gloria, me refiero al Post Punk.
Dos años después repetían e incluso amplificaban su poder de convocatoria para con la prensa especializada (y un número creciente de público) con «Skinty fia» (pinchar reseña), donde insistían, nuevamente con éxito, en el uso de coordenadas musicales y atmósferas propias del género más gótico, agonizante y sombrío de la historia de la música contemporánea.
En este 2024, y tras nada menos que cuatro adelantos sobre un disco que se han empeñado, a golpe de ataque mediático, en convertir en uno de los más esperados del año, aparece «Romance», el cuarto álbum de Fontaines D.C. cuyo lanzamiento mundial el pasado 23 de agosto, ha formado un revuelo más que considerable entre los medios musicales más habituales.
«Romance» llega bajo el auspicio de un sello de campanillas como es XL Recordings, base de operaciones de iconos del indie (o Rock alternativo) y del Hip Hop como Radiohead, The Prodigy, Vampire Weekend, Tyler The Creator o The White Stripes entre otros. Encargan además la producción a James Ford, habitual responsable de los trabajos de Arctic Monkeys y encargado de las últimas obras de Depeche Mode, Blur o Pet Shop Boys.
Podemos deducir de todo lo dicho, que los irlandeses han ido a por todas, al menos en lo referente a pretender llegar a un público más heterogéneo y numeroso, y lo han hecho sin reparar en gastos. Ahora bien, las señas identificativas de la banda se han ido por el sumidero, el que se suele abrir para facilitar la entrada de los euros.
También se puede opinar que el grupo pretende dar un paso adelante en lo referente a su producción artística, abarcando una paleta estilística más amplia y pintando sus canciones con tonos más sofisticados y menos agoreros, por supuesto me parece una opinión absolutamente respetable, que por lo que veo está siendo la general, pero que a un servidor no le convence, simplemente pienso que el grupo – con todo el derecho del mundo y mi total respeto – ha buscado una fórmula más comercial para dar continuidad a su carrera, renunciando – eso sí – al Post Punk con el que dieron un puñetazo en la mesa que resonó por doquier cuatro años atrás.
Y es que, en principio, un título como «Romance» de Post Punk tiene poco, y la portada, con refulgentes tonos azulitos y rositas, menos aún. En lo musical, poco más que anotar, que las atmósferas claustrofóbicas y purpúreas dan paso a brillantes paisajes llenos de color y chispa pop. Las guitarras, antes crudas y chirriantes son sustituidas por otras mucho más amables, incluyendo puntuales incursiones acústicas y que los estribillos son elegantes y abiertos. En resumen, Fontaines D. C. suenan aquí más a Blur, Oasis o Arcade Fire que a Joy Division o Bauhaus.
Y ojo que el disco alberga buenos temas, algunos como «In Another World», «Bug» o «Starburster» me gustan mucho. Pero tampoco quiero engañar a nadie dejando por escrito algo que no pienso, y me consta que esta vez me toca nadar a contracorriente, pero a mi personalmente me gustaban más los otros Fontaines D.C.
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Joder coño ya. La única crítica con la que coincido casi plenamente (in a modern world no me gusta nada) a tenor de lo absorto que me quedé con este truño de disco. Y mira que he leído unas cuantas sin dejar de sorprenderme (bueno, no me sorprende demasiado) cómo nadie se ha atrevido, como dices tú, a nadar contracorriente. Gracias
Yo también celebro no quedarme solo, la verdad es que la mayoría de lo que he leído por ser publicado le hace la ola al disco, aunque los «particulares» no lo estén apoyando tanto. Gracias por tus palabras.
Salud.
Como Gus la decepción que tengo es absoluta. Han desaparecido los que pergeñaron tres discos de esos que son para enmarcar. Ahora hay una panda de chavales con el pelo de colores y todos muy modernos. En cuanto a la música, basta escuchar el disco 2 o 3 veces para darse cuenta de que estos Fontaines D.C. son otros distintos. Sólo espero que todos los discos que han escuchado para hacer sus tres primeros trabajos (Joy Division, The Sound, The Chameleons, The Fall) no duerman para siempre el sueño eterno y les puedan guiar en un futuro para un cambio de rumbo que les vuelva a ser creíbles. Y sí, la mejor crítica de este disco que me encontrado en la web. Saludos Jorge!!!!!
Hola Carlos.
La verdad es que los singles ya anunciaban algo como esto. Efectivamente este «Romance» no tiene nada que ver con los tres primeros donde arriesgaron con unos sonidos que no son de actual interés general consiguiendo una gran acogida por parte del público. Yo personalmente lo de la evolución musical y demás milongas no me lo creo, se tiran a lo comercial y si les va bien (parece que sí), no tengo claro que vuelvan a la senda de sus inicios.
Gracias por tus palabras.
Un saludo.