'Skinty fia'. La esperanzadora ascensión de Fontaines D.C. (2022)

26 de abril de 2022
Autor: Juanjo Mestre.

Reseña y crítica de ‘Skinty fia’, álbum publicado en 2022 por los irlandeses Fontaines D.C.

...a su favor juega claramente su cultivada lírica, a veces escabrosa, oscura y repleta de aristas, ideal para recoger el testigo de las brumosas atmósferas guitarreras del afterpunk ochentero, con una capacidad y sapiencia de raíces irlandesas muy personal…

Llama poderosamente la atención comprobar el prolífico y espectacular legado discográfico de los veinteañeros irlandeses Fontaines D.C, con tres álbumes en los últimos cuatro años —cuatro si tenemos en cuenta que en el 2021 también lanzaron en edición limitada «Live at Kilmainham Gaol»—. Además, y aunque ello no sea realmente determinante, sus nominaciones en premios de relevancia comercial e internacional con «Dogrel» (2019) o «A hero’s death» (2020) tienen la positiva lectura de recuperar la dignidad del pop-rock de calidad, permitiendo pensar incluso que pronto puedan cruzar la barrera del mainstream, convertirse en auténticos ídolos de masas y, por ende, salir beneficiadas otras bandas juveniles similares de la escena musical alternativa actual.

A su favor juega claramente su cultivada lírica, a veces escabrosa, oscura y repleta de aristas, ideal para recoger el testigo de las brumosas atmósferas guitarreras del afterpunk ochentero, con una capacidad y sapiencia de raíces irlandesas muy personal, donde el spoken word ejerce también un importante papel en temas candentes que pueden atraer a las nuevas generaciones, como la religión, la muerte, la insociabilidad, la introversión, el machismo, la toxicidad en las relaciones personales, la política, las drogas…

Y es que «Skinty fia», que a gusto y criterio personal no creo que supere su temperamental y magnética obra maestra anterior de estudio, deja claro que posee una impepinable casta y unas cualidades conceptuales de aspecto imperfecto que los asientan en ese universo propio que han generado y que, al mismo tiempo, ahora los alejan de ser una firme promesa para asegurarlos como una gran esperanza, una realidad con futuro que, si no se tuerce la cosa, nos puede deparar muchas alegrías musicales.

Cuatro avanzadillas, con sus cuatro videoclips correspondientes, fueron suficientemente indicativos de lo que iba a acontecer. Primero «Jackie down the line», melodía de creciente intensidad sobre idilios malsanos, y poco después «I love you», una tremenda declaración de amor donde se incluyen menciones soslayadas de caracter social, religioso o político, de sacerdotes a partidos irlandeses como Fine Gael o Fianna Fáil, en la que seguramente sea la pieza más compleja y fascinante que ha grabado el vocalista Grian Chatten junto a Carlos O’Connell y Conor Curley a las guitarras, Conor Deegan III al bajo y piano, y Tom Coll a la batería.

Con la canción «Skinty fia» descubrimos la clave del título del disco, una ‘condena del ciervo’ que tiene que ver con una expresión irlandesa bastante habitual, similar a una exclamación de disgusto, asombro, decepción o irritación, acaso refiriéndose a sensaciones o estados producidos por el alcohol o las drogas. Aunque fue realmente la cuarta «Roman holiday», seguramente la pieza que mejor podía venderse como single, donde realmente se incluye la citada locución del título, y donde más se incide en las mentiras, las drogas o el dolor como fuentes de opresión y desesperanza.

Ella se fue. En nuestros corazones para siempre. «In ár gCroíthe go Deo» es la penetrante canción elegida para abrir el álbum, una melodía a modo de despedida, de adiós, de separación definitiva, con un poso místico sensacional, y cuyo título entronca con una legendaria frase grabada en una lápida que la Iglesia de Inglaterra consideró que, extrañamente, tenía connotaciones políticas.

En esa línea densa y profunda circula «Big shot», cual si fuera una confesión, una oración, una declaración de culpa, de ese pecado que sirve a las religiones para controlar personas, mientras que en «How cold love is» se vuelve a agitar la frialdad del amor a partir del consumo de sustancias, como si los protagonistas fueran muertos vivientes.

Nos queda «Bloomsday», con la solera triste y afligida que en otros tiempos se habría convertido en clásico, «The couple across the way» que, con el uso de acordeón, parece el intento de recuperar un inacabado tradicional irlandés entre emociones depresivas o mentiras, y el perfecto colofón de «Nabokov», una desangrada declaración de dolor y de eterna sumisión que, conceptualmente, podría enlazar con el tema de inicio.

A través de sucesivas audiciones podemos hallar matices de The Cure, Echo & The Bunnymen, The Fall, The Chameleons, The Sound, Wire, Killing Joke, My Bloody Valentine, Joy Division, Gang of Four…, motivos por los que seguramente no pueda ser entendido o apreciado por parte de sectores puristas más próximos a los sonidos americanos. Pero por todo lo expuesto y por más, parece claro que los dublineses son la banda juvenil de culto más esperanzadora del momento a nivel internacional, a la que hay y habrá que seguir con lupa.