Conciertos

Crónica del concierto que ofrecieron Los Montoya en Pub Dublín de Gandía el 8 de diciembre de 2024.

… demostrando que pocas bandas consiguen llegar tan lejos con canciones de amor primitivas iberoamericanas, llenas de fuzz y de espíritu ramoniano…

Lo vivimos y por eso lo podemos contar. Habremos visto pocas o muchas veces a Los Montoya, pero el pasado domingo tenía una motivación muy especial que se sumaba al evento, el de celebrar con amigos y en familia el aniversario de su ilustre y muy egregio guitarrista Jose Luis Larroca, además capo del Dublín por lo que jugaba en casa, en un templo que sigue siendo una referencia nacional y un bendito oasis de rock ‘n’ roll en nuestra costa mediterránea.

Junto a él, Josep Llorens al bajo, Joan García a la guitarra, Dani “Henry Chinaski Jr” a la batería y el vocalista Jacc, plenamente asentado desde su incorporación hace un año. Como tarjeta de presentación, “Comanche” de Link Wray fue toda una declaración de intenciones y contrapunto a la inevitable llegada de “La hora del Jerk”, la rítmica y festiva adaptación que la banda mexicana Los Hitters realizó a mediados de los sesenta de la tierra de las mil danzas de Wilson Pickett.

Más sonido sixtie de Tijuana con Los Rockin Devils y el “Gloria” vanmorrisiano de Them, con el garage-punk de Los Monstruos y “Alicia”, antes del delirio colectivo con “Moni Moni” de Tommy James and The Shondells, pasado por el filtro de Las Moskas, la monstruosamente desternillante “Pobre niña” de Los Monjes, las “Medias rojas” de Los Ovnis, la bailable lectura montoyesca “Nadie como yo” de Los Yaki, que a su vez era una redención de los Isley Brothers, o el “No tengo dinero” de los Johnny Jets.

Y de México a Perú, rescatando a Los Shain’s con las “96 lágrimas” en una increíble transformación del clásico de Question Mark & The Mysterians, o Los Yorks y el “No me deja” y Los Saicos con “Salvaje”.

En plena ruta latinoamericana continuó la fiesta en Venezuela con Los Darts y sus “Vueltas y vueltas” (el “Around and Around” de Chuck Berry), y de ahí a los pelos largos que comenzaban a hacer furor en la España franquista con los británicos Tomcats que, con mucho fuzz, hicieron salvajes y crudas las baladas flamencas “A tu vera” y “Ay pena penita pena” de Lola Flores.

No faltó el viaje a Colombia para recuperar a Los Yetis y el “Yo grito” de Los Sirex, u otra aproximación a nuestros más directos clásicos sixties, como el “Mientes” de Lone Star o “Tú me añorarás” de Bruno Lomas. Ya más cercanos en el tiempo y con claras aproximaciones de sonido a Los Montoya el “Nadie me deja” de la banda asturiana Los Guajes.

Los trallazos se sucedieron sin tregua. A partir de “Nancy” y “Estoy esperándote” de los Zoquillos, la banda de La Safor se acercó más al punk ramoniano, recuperando joyitas ochenteras madrileñas como el “Ataque preventivo de la URSS” de Polanski y el Ardor y el “Vampirela” de Los Vegetales. Como puntilla, el sonido más “Fleshtone” de “Me engañaste bien”.

La recta final fue un auténtico delirio con la aparición en el escenario de un invitado de lujo como Juancho Plaza de Las Máquinas en “Se lo traga todo”. Tremendo después “Pistola (vas a probar)” de Los Buges, “Esperate cariño” de Los Esquizitos y “El pájaro surfista”, un apoteósico final más cercano a los venezolanos Dinámicos que a los Trashmen, con el público desatado subiendo al escenario, y demostrando que pocas bandas consiguen llegar tan lejos con canciones de amor primitivas iberoamericanas, llenas de fuzz y de espíritu ramoniano. Después se alargó la fiesta privada para íntimos y allegados. Fueron unas cuantas horas más de celebración de la vida, pero eso ya no se puede contar.


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