Fernando Pardo

Entrevistas

Entrevista – Fernando Pardo: «Cuando empezamos no pensábamos en nada más allá del siguiente concierto».

Es un auténtico privilegio para este redactor tener la oportunidad de mantener una charla con Fernando Pardo, guitarrista, compositor y fundador de la mítica formación madrileña Sex Museum, banda de culto y mucho más, que este año celebra nada menos que cuarenta años en el mundillo.

JORGE: Gracias Fernando por la deferencia que has tenido con nosotros al dedicarnos un rato para charlar de ti, de Sex Museum, de rock and roll y de otras demencias. ¡¡¡Cuarenta años!!! Una pregunta típica: ¿Cuándo empezásteis con la banda, pensábais llegar a cumplir cuatro décadas y seguir subiendo a escenarios?. ¿Qué objetivos os planteasteis entonces?

FERNANDO: Antes que nada, muchas gracias a vosotros por tenerme en cuenta. La verdad es que, cuando empezamos, no pensábamos en nada más allá del siguiente concierto. Éramos casi unos críos: más de la mitad del grupo eran adolescentes, y alguno ni siquiera había cumplido la mayoría de edad. Había una energía muy pura, muy de “vamos a ver cuánto dura esto y, mientras tanto, a disfrutar a tope”.

No había objetivos a largo plazo, era algo más inmediato. Pero pasaron los primeros años, empezamos a tocar más a menudo, a grabar, y nos dimos cuenta de que podíamos hacernos un hueco sin necesidad de pasar por los canales habituales; sin discográficas, ni agencias de management, sin seguir el paso ni las ordenes de nadie. Todo por nuestra cuenta, con mucho ensayo, muchas ganas y bastante cabezonería. A mi personalmente, todo lo que había alrededor del “negocio de la música” me apestaba. No quería tener nada que ver con él, esa gente me caia como el culo. Empezamos a tocar por Europa -en pequeños festis en squatters, fiestas garageras o psicodélicas, todo muy alternativo-, y la escena que había allí nos enganchó; no había ni una persona “normal”, eran todos freaks, artistas experimentales, moteros, jipis con un rollo radical que no tenía nada que ver con lo que conocíamos de Madrid. Todo eso nos flipó y nos cambió profundamente, fue una gran influencia que nos llegó desde muy pronto.

Vimos que si todo dependía de nosotros y si sabíamos organizarnos, esto podía ser algo más que una aventura de juventud. Podía ser una forma de vida. Fue entonces cuando pensamos: “Oye, esto puede durar tanto como queramos. Si lo hacemos a nuestra manera, de la mejor forma posible, no hay fecha de caducidad”. Así que, cuarenta años después, seguimos aquí. Porque nos sigue gustando, porque creo que seguimos teniendo algo que decir, y sobre todo, porque aún lo disfrutamos a saco.

Sex Museum
Sex Museum

J: Y por muchos años más. ¿Cómo fueron los principios, en aquél Madrid de la post-movida, para un grupo con vuestra propuesta, bastante alejada de lo que se hacía entonces (y ahora) en Madrid y en el resto del estado?

F: El principio fue raro, porque no había hueco para nosotros. Éramos un grupo sin público, demasiado salvaje para los mods y demasiado crudo para encajar en ninguna etiqueta. El rollo garagero aún no era conocido y nuestra propuesta era aún demasiado marciana. Eso sí, llamábamos la atención. Y gracias a eso, poco a poco, fuimos creando algo parecido a una escena.

Nos ayudó mucho que en la Malasaña de aquellos años se juntara toda la fauna de colgados y raros de la ciudad. Bueno, y de todo el universo en general, porque aquel barrio se convirtió en un imán con un magnetismo brutal, un refugio para los que no encajaban en ninguna parte. Era como una isla de piratas en mitad de una ciudad rancia y dormida, todavía con la resaca de la Movida.

Nosotros éramos el anti-Madrid, estábamos ahí para dinamitarlo desde dentro, para convertirlo en algo alternativo, vibrante y chulo, como habíamos visto en algunas ciudades de Europa. Y durante una temporada, lo fue. Cambió el aire y también la actitud. En el resto del estado todo fue más lento, pero para finales de los 80 ya éramos una referencia para cualquiera que quisiera salirse del camino marcado y hacer las cosas a su manera.

J: Por cierto, ¿Cómo definirías el sonido de Sex Museum en general?

F: Ufff… ahora mismo te diría que somos una banda de garage en esteroides a la que le gusta irse de rave. ¡Rave rock garageado! Creo que a Iggy le molaría.

J: A Iggy le molaría fijo.Y como yo siempre digo, una banda son sus discos y sus conciertos. Hablamos de alguno de vuestros discos de estas cuatro décadas, y si te parece empezamos por el primero “Fuzz Face”, ópera prima del grupo. ¿Cómo fue la experiencia de grabar por primera vez y qué tal fue la acogida por parte del público en aquél 1987?

F: Fue algo fundamental para nosotros. A nivel musical, fue el momento en el que pudimos ver de verdad cómo éramos. Porque hasta que no grabas un disco, muchas veces no te das ni cuenta de quién eres ni cómo suenas. Ahí entendimos qué funcionaba, qué no, y qué nos hacía falta para llegar a ser cómo queríamos. Fue como ponerte frente a un espejo por primera vez, o como pasar la prueba de Don Algodón, el anuncio aquel de “el algodón no engaña”. Fue un baño de realidad necesario.

Y casi más importante que escucharnos por primera vez, fue descubrir cómo se hacía realmente un disco. Decidimos hacerlo todo por nuestra cuenta, aprender cada paso del proceso. Desde el diseño de la portada hasta la promo, la grabación y la mezcla, pasando por la distribución o llevarlo a las tiendas. Fue un aprendizaje intensivo, un máster en independencia y autosuficiencia, pero con una idea muy clara: si queríamos que esto funcionara, tenía que depender de nosotros tanto como fuera posible.

Al final todo salió mejor de lo que habíamos pensado, vendimos todo muy rápido y casi la mitad fuera de España.

J: Con “Independence” (1989) se da un salto al frente en todos los sentidos (así lo siento yo), me parece un disco muy especial y tal vez el que os marca como banda con recorrido y poseedora de un sonido propio, dos cosas: ¿Es así o solo una percepción mía subjetiva?, y dos, ¿por qué no suena ningún tema de este discazo en vuestros últimos conciertos (o en los muchos que os he visto yo en los últimos tres años), los echo de menos la verdad?

F: Cierto, fue en ese disco cuando realmente encontramos nuestro sonido y la esencia del grupo. A partir de ahí, se han mantenido algunas cosas y hemos desarrollado otras, pero, como dices, si escuchas Independence, ya están ahí muchas de las señas de identidad que aún siguen vivas hoy.

En su momento, fue un salto hacia adelante, a ciegas, sin saber cómo se iba a recibir. Sabíamos que era probable que perdiéramos parte del público más garagero, que tanto nos había costado conseguir, pero aun así, era necesario. Había que avanzar, asumir el riesgo y apostar por algo que nos representara de verdad en ese momento. Las experiencias vividas
en las giras por Europa, los grupos con los que tocamos y la gente que conocimos nos cambiaron un montón.

Cuando hicimos la gira del 30 aniversario, en 2015, recuperamos varias canciones de Independence, pero al sacar el siguiente disco, MuseexuM, en 2018, centramos el repertorio en sus temas y en algunas otras que creíamos que encajaban mejor. ¡A ver si ahora, con el 40 aniversario, recuperamos alguna!

Fernando Pardo - Gasteiz, 2023
Fernando Pardo – Gasteiz, 2023

J: No sé si estoy en lo cierto con esta apreciación, pero ¿es la década de los noventa el momento en el que la banda vive aquello del Rock and Roll way of life en todo su esplendor?… Y si es así, ¿Cómo recuerdas aquellos años?.

F: Sí, totalmente. Los noventa fueron una década muy loca, y la vivimos a fondo. Lo que se intuía que podía pasar en los 80, empezó a ocurrir en los 90 y para nosotros fue como si de pronto alguien hubiera corrido unas cortinas viejas y abierto unos ventanales enormes; todo se llenó de luz y de olor a fresco, a nuevo. El ritmo de todo cambió y definitivamente entramos en una época mucho más disfrutable.

Además nosotros, sin ser conscientes, nos habiamos preparado para lo que vino y todo fue muy fluido. Igual demasiado fluido, porque todo nos fue tan bien y tocamos tanto, que se nos fue todo de las manos. Con esa edad, ese nivel de intensidad y ese descontrol, es fácil que se te acabe yendo un poco la olla.

Había algo muy salvaje y muy auténtico en todo aquello. Íbamos a saco, sin mirar demasiado hacia adelante, y mucho menos hacia atrás. Lo vivíamos como si fuera a durar para siempre. Estábamos tocando por todas partes, haciendo lo que nos gustaba, sin jefes, sin horarios, sin rendir cuentas a nadie. Era un subidón de adrenalina constante. También cometimos un montón de errores y hubo momentos de caos. Pasamos una buena temporada en la que media banda se esforzaba por hundir a la banda, mientras la otra mitad lo hacía por tratar mantenerla a flote. Pero pese a todo eso, no cambiaría nada de aquello. Nos curtió, nos unió y, de alguna forma, nos definió.

Cuando lo piensas ahora, desde la distancia, creo que en algunos momentos arriesgamos demasiado. Pero ahí estábamos, empapándonos de todo, quemando etapas a toda hostia, y sobre todo, disfrutando cada minuto. Tenía muchas más ganas por salir de viaje en la furgo que por volver a casa.

J: Hablando de los noventa, además del primer disco en directo tenemos en 1994 otro de los discos que más me gustan de vuestro histórico: “Sparks” con esa vibrante versión de “I’m free” de The Who, que aún sigue sonando en vuestros conciertos.

F: Los Who son uno de nuestros grupos favoritos desde que montamos Sex Museum, y durante años intentamos hacer alguna versión suya, pero no lográbamos que sonara bien. Nos lo tomamos como algo personal; no podremos considerarnos una buena banda hasta que podamos tocar bien una de sus canciones. Cuando al fin lo conseguimos con el I’m Free, decidimos que había que grabarla. Aún seguimos tocandola como agradecimiento a los Who y como recordatorio de lo que nos costó subir a la cima de esa montaña, algo que durante unos años nos parecía inalcanzable.

J: Y después de cuatro años llega en el año 2000 “Sonic”. No todo el mundo recibió bien este disco debido a algunas incorporaciones técnicas con secuenciadores y sintetizadores, a mi es de los que más me gusta y además contiene mi tema favorito de Sex Museum: “Let’s go out”, ¿Cómo vivisteis aquel desapego hacia el disco por parte del público?

F: Hemos ido avanzando de desapego en desapego, estamos más que acostumbrados. Cada cierto tiempo hay que soltar lastre para poder llegar un poco más allá, y parte de ese proceso es, inevitablemente, renovando el público. No nos gusta ni que nos condicionen con lo que deberíamos hacer ni que nosotros les acostumbremos con discos previsibles. No es necesario que compartamos el mismo camino toda la vida; me parece más sano que nos encontremos una temporada, disfrutemos el uno del otro, que cuando cada uno cambie nos alejemos, y que un par de décadas después nos reencontremos de nuevo. Eso mola más.

En parte es porque no me gustan los fans, lo veo como una relación tóxica, prefiero ver al publico al que le podemos llegar como compañeros de viaje. Una relación horizontal, de tú a tú. Gente con la que compartes tu vida, a veces muy a fondo, otras de manera más leve, junto a los que recorres un trecho del camino antes de despedirte y que cada uno siga por su lado. Nada dura para siempre, y es mejor que sea así.

J: En aquella década publicáis un disco en mi opinión excelente: “United” (2006). ¿Es vuestro disco más equilibrado y redondo? pregunto, a mi me lo parece…

F: Pregunta complicada, creo que es el disco nuestro que he oído menos. El proceso para mi fue bastante tortuoso, entre otra serie de catastróficas desdichas -amplis de guitarra rotos en la grabación, cambios de fechas y de estudio- y el cambio a otro sonido de guitarra. Yo estaba cómodo con el sonido y la forma en la que funcionaban los Marshall de 100 watios. Los llevaba usando años sin problema, era mi rollo. Pero con los 2000 se pusieron de moda los combos más pequeños. Ahí empezó la presión, las quejas y los consejos. Tener un guitarrista como yo en el grupo, para tocar en salas o grabar en estudio, era un problema.

Después de varias roturas de amplis de guitarra y una grabación accidentada por mi parte, justo cuando íbamos a empezar las mezclas, el técnico apretó el botón rojo con una calavera encima, el que no se puede apretar, en el que pone “no apretar, peligro de catástrofe total!. Y borró todas mis guitarras. Las tuve que grabar de nuevo, en una noche y de tirón, con el ampli que había en el estudio, un Peavey Joe Satriani, en una esquina y mirando a la pared porque era la única manera que la guitarra no metiera ruido de masa. El técnico había entrado en barrena en una crisis personal, que le hizo mudarse a Berlin según acabamos el disco, y me arrastró a su caos. Por eso es un disco que, de alguna manera, he borrado de la cabeza. No recuerdo la mayoría de las canciones, y eso que muchas las compuse yo.

Fernando Pardo - HellDorado
Fernando Pardo – HellDorado

J: Me dejas flipado, jamás lo hubiera imaginado con la experiencia de las escuchcas a «United», gracias por la historia de esa terrible grabación porque no lo conocía, la verdad.
Llega una etapa en la que el protecto paralelo que compartís Loza, Vacas y tú, Los Coronas, funciona como un motor de 16V. Alguno pensamos que podía afectar a Sex Museum pero la verdad es que al final llegó “Again & Again” (2011), un disco aparentemente más tranquilo y con menos distorsión, pero un gran disco. ¿Qué me dices de aquella etapa?

F: Siempre hemos tratado de organizar todo para poder compaginar los dos grupos y la mayoría del tiempo lo hemos conseguido, sin que afectara demasiado a Sex Museum. En esa época me sentía más incómodo con Sex Museum y empujé un poco más con Los Coronas, que teníamos un poco abandonados. Pillamos un buen momento y empezamos a funcionar muy bien.

En medio del éxito de los Coronas -y Corizonas-, nos obligamos a volver al estudio con Sex Museum. Mi plan era sacar un disco muy cañero y un amigo me habló de Barry Sage, un técnico inglés al que conocía que estaba viviendo en Madrid y que podía ser el productor perfecto para lograrlo. Habían estado hablando de la Jim Jones Revue y mi amigo me comentó que a Barry le gustaba mucho esa tipo de caña bestia y guitarrera. Contactamos y nos pusimos a grabar con él. Pero para mi sorpresa, el tío era anti marshall y no le gustaban nada las guitarras cañeras. Entre el mal inglés de mi amigo y el mal castellano de Barry, las cosas no eran como él había entendido. O como lo había hecho yo. El asunto es que acabé grabando con un amplificador combo Fender Deluxe de 22 watts. El disco acabó siendo mucho menos cañero de lo que pensaba, pero aún así, me gustó mucho como sonaba y el resultado final me pareció muy bueno.

J: A todos nos sorprendió un poco al principio, pero creo que tardamos poco en acostumbrarnos a su sonido.

Para terminar con este repaso a alguno de vuestros discos, vamos a hablar si te parece de “Musexum” vuestro último álbum hasta la fecha. Le habéis sacado un partido brutal a este disco en vivo, en el último bolo que os he visto en junio en Gasteiz volvisteis a tocar unas cuantas. Es un disco que ha tenido un gran recorrido y que ha crecido con el paso de los años, ¿no?

F: Sí, completamente de acuerdo. Y es que, además, justo cuando estábamos en plena gira del disco, nos pilló la pandemia y tuvimos que pegar un frenazo muy brusco.

Todo se paró de golpe. La gira se quedó a medias, con bastantes fechas pendientes. Fue un corte seco, y costó digerirlo. Para poder retomar el pulso, nos apoyamos en el disco. Volver a él nos ayudó a reconectar con lo que habíamos estado haciendo justo antes del parón. Y desde ahí, decidimos continuar la gira, aunque fuera a destiempo. Era nuestra forma de cerrar ese capítulo y, al mismo tiempo, empezar otro. Necesitábamos volver a tocar, a encontrarnos con el público, a recuperar esa energía. Fue como reiniciar el sistema, pero con todo lo que traíamos acumulado.

J: Si te parece, nos centramos en 2025 y en este año de celebración. Tengo entendido que estáis preparando un nuevo álbum con temas nuevos para la celebración. ¿Tiene fecha de publicación?… ¿Y el título?.

F: Sí, eso es. Tenemos ya todo grabado y ahora nos queda rematar la mezcla, que estamos haciendo con Álvaro Suite en Graba Graba Hey, su estudio en Sevilla. Aún no tenemos ni título ni fecha de salida, aunque imagino que será en otoño. Vamos sin prisa, pero con muchas ganas de que vea la luz… que ya va siendo hora, la verdad.

J: Hablamos un poco del directo, un aspecto fundamental en Sex Museum, la actual formación del grupo funciona como un tiro y lleváis varios años juntos. Además de Marta y Miguel por supuesto, Javi Vacas y Roberto Lozano parecen estar muy asentados. Que sean compañeros tuyos en Los Coronas también tiene que ver en el buen feeling me imagino.

F: Sí, claro. De alguna manera, nos hemos convertido en una base rítmica de tres piezas, lo que hace que todo suene muy sólido. Tenemos el ritmo muy bien pillado entre nosotros, hay mucha complicidad y eso se nota cuando tocamos. Nos entendemos sin mirarnos.

J: La verdad es que en los últimos tiempos estoy disfrutando más que nunca de vuestro show, transmitís una sensación de que tenéis cuerda para rato, y desde luego el respetable no está para nada aburrido de vosotros. ¿Tenéis alguna idea de cara al futuro que pueda modificar o complementar la imagen que todos tenemos de vosotros?

F: Pues sí, justo ahora que cumplimos 40 años, estamos dándole vueltas a la idea de sacar algo más que el disco en sí. Nos apetece dejar un testimonio más amplio de todo este recorrido, así que estamos barajando cosas como un libro, un documental o algún otro formato que complemente la parte musical.

Después de tanto tiempo, creemos que puede estar muy bien contar la historia desde dentro, con nuestras propias palabras. El camino que hemos recorrido puede servir de referencia para cualquiera que quiera montar una banda de rock, sobre todo hoy en día. El negocio musical ha cambiado muchísimo. Ya no puedes apoyarte en una compañía discográfica como antes, y menos aún si haces rock. Nosotros lo entendimos pronto y decidimos hacerlo todo por nuestra cuenta desde el principio. Por eso creo que un libro nuestro sería mitad novela de aventuras, mitad manual de supervivencia para moverse de forma independiente en el mundo del rock.

J: Suena de puta madre, ojalá cuaje. Es que para seguir con la misma energía y seguir disfrutando encima del escenario, me imagino que hay que tener muy claro que esto, el rock and roll, es lo que quieres hacer por encima de todo.

F: Sí, claro. Si no lo tienes muy claro, no se disfruta igual. Porque, sinceramente, es la mejor manera que he encontrado de pasar la vida: conoces gente cojonuda, viajas sin parar y estás obligado a ponerte a prueba constantemente. No te puedes adormilar jamás. Eso te hace vivirlo todo de forma muy intensa. Entiendo que no es para todo el mundo, porque la mayor parte del tiempo estás en la cuerda floja. Pero si te va la aventura y sabes convivir con la incertidumbre, es una forma perfecta de saborear la vida intensamente, con todas sus aristas. Ojalá dure mucho más.

J: Y por cierto, hace poco os vimos en Bilbao en el Legends, vosotros sois una banda de garito, ahí es donde podéis expandir vuestra esencia, pero ¿cómo veis este controvertido fenómeno de los grandes festivales?, y ¿cómo los vivís como músicos y público?

F: El Legends es justo el tipo de festival que me gusta: con un aforo manejable, con bandas que comparten un sonido similar – o al menos una misma energía – y un sentimiento de hermandad real entre el público. Ese ambiente de conexión, de estar entre gente que viene por la música y no por el selfie. Como una reunión de tribus que bajan de las montañas para celebrar la vida con un concierto.

Los festivales gigantes no me atraen nada. Son para otro tipo de público, gente que no vive la música como algo vital o cultural, sino más bien como entretenimiento pasajero. No me gusta tocar para ellos. Y como público tampoco me convence esa lógica absurda de tener que tragarme a Rosalía si lo que quiero es ver a Neil Young.
En ese tipo de festivales, me siento como un paleto recién llegado a la ciudad: desorientado, perdido y solo entre un mar de gente.

J: Te pregunto sobre ti y con esto terminamos, que no quiero aburrir a nadie. ¿Seguirás produciendo para otros, dando charlas (hace unos meses diste una en Vitoria impagable) y con proyectos paralelos?

F: Por supuesto, me encanta hacerlo. Disfruto mucho produciendo para otros, es otra manera de hacer música, desde un lugar diferente pero igual de creativo. Me obliga a entender otras formas de componer, de sacar sonido, de relacionarse en una banda. Y eso siempre te enriquece. Yo aprendo mucho con eso. Las charlas también me gustan mucho, sobre todo cuando hay interés real al otro lado. Si puedo aportar algo desde la experiencia, contar lo que he vivido y los aprendizajes que he sacado en el camino, lo hago encantado.

Lo de Vitoria fue especial, como siempre allí, lo paso de puta madre.Y sí, seguiré con proyectos paralelos, colaboraciones, lo que vaya surgiendo. Me gusta estar en movimiento, probar cosas nuevas, meterme en líos. Siempre que tenga sentido y me remueva algo por dentro, ahí estaré.

Te dejo en paz, te agradezco de nuevo que te hayas mostrado tan cercano y te aseguro que estamos más que encantados en Exile SH Magazine de tenerte a ti, en representación de Sex Museum, contestando a estas preguntas. Felicidades por estos cuarenta años y muchas gracias por todos y cada uno de los mismos.

Gracias a vosotros!


2 respuestas

  1. ¡Qué pasada bribón!, entrevistar al puto amo de Fernando Pardo. Aquí un incondicional de la banda, aunque llegué a ellos a medio camino de su trayectoria, lo reconozco.
    Y ya tengo el gusanillo en el cuerpo con sus comentarios respecto al nuevo disco de este otoño y, ojalá se cumpla, con ese regalo especial del 40 aniversario del que habla Fernando.
    Excelente trabajo Addi.
    Abrazo,

    1. La idea la tuve después de verles hace cosa de un mes por enésima vez en Gasteiz y el amigo Imanol estuvo un rato charlando con él. Me comentó, porque no le dices para una entrevista y me lancé. Es un lujo porque las respuestas son elavoradas y muy interesantes y así es mucho más fácil. La entrevista la hace buena él en realidad.
      Estoy contento, ya sabes que sostengo que es la mejor banda de rock and roll de la historia de este país.
      Un abrazo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Artículos que te pueden interesar