Discos Críticas

Reseña y crítica sobre S.G. Goodman y su álbum ‘Planting by the Signs’, publicado en 2025.

… su peculiar voz adquiere una dimensión enorme con los precisos arreglos instrumentales, digamos que todo se convierte en un equilibrado e imaginativo folk malherido a través de once canciones inspiradas en el amor, en las pérdidas, en los duelos, en la reconciliación y en la autosuficiencia…

Descubrí a la de Kentucky en 2022 con Teeth Marks, un álbum que me pareció extraordinario, de lo mejorcito de aquella añada. Fue como una revelación por sinceridad, sensibilidad, espiritualidad y por su forma de construir historias cotidianas y de cantarlas en un estilo sureño diferente, digamos indie folk alejado de convencionalismos.

A pesar de las buenas críticas, especialmente al otro lado del océano, S.G. Goodman sigue siendo una gran desconocida por estos lares y, concretamente este tercer disco, me parece el gran «tapado» del presente 2025, una obra maestra en toda su extensión y que, aunque me costó más de entrar que el anterior, con las oportunas y sucesivas audiciones lo considero actualmente el mejor que ha grabado hasta la fecha.

S.G. Goodman - Planting by the Signs

En este regreso discográfico de Shaina, su peculiar voz adquiere una dimensión enorme con los precisos arreglos instrumentales, digamos que todo se convierte en un equilibrado e imaginativo folk malherido a través de once canciones inspiradas en el amor, en las pérdidas, en los duelos, en la reconciliación y en la autosuficiencia, donde los recuerdos de su infancia rural también suman en la plantación de este especial jardín musical en el que también tienen cabida las señales y creencias rurales, inspiradas en una colección de libros de la revista Foxfire a principios de los años setenta donde se profundizaba en las formas de vida de los indígenas Apalaches.

S.G. Goodman - Planting by the Signs

La aflicción y el desaliento por la muerte de su perro Howard o de su mentor Michael Harmon en 2023 adquieren especial importancia en momentos claves y en el sentido general de todo el disco, hasta el punto incluso de que esas perdidas fueran la causa de su reconciliación con su colaborador y guitarrista Matthew Rowan, parte esencial en la producción, en el desarrollo de este trabajo discográfico o en la canción que da título al álbum “Planting By The Signs”, impresionante dueto en una melodía que discurre entre el anochecer y una oscura y fría noche en la que se cultiva el amor. Sobre ese entendimiento también fluye la mágica y dolorosa «Michael Told Me».

Toda esa especie de folk sureño pausado posee una carga confesional altamente emocional que, en algunos momentos puede evocar a los inicios de Lucinda Williams y en otros al Neil Young de «On The Beach». En la inicial y cósmica «Satellite», su voz y la guitarra se deslizan con suavidad hacia un lado oscuro que ya va a permanecer en el resto de esta obra. En la búsqueda de la señal correcta, entre sueños sin respuestas, acaso con una motivación astrológica, brilla la irresistible «Fire Sign» antes de una cruda exquisitez como es “I Can See The Devil”.

Pero si hay una canción impactante por extensión, por simbolismo y por contenido lírico, esa es la estremecedora y emocionante «Snapping Turtle», donde Goodman recuerda un episodio sobre unos niños golpeando brutalmente con palos a una tortuga en su pequeño pueblo. Les pide el palo y, en una especie de ira divina desatada se produce un giro de la situación y es ella la que golpea a los niños, liberando a la tortuga del maltrato y llevándosela en su camioneta.

Además, en el punto central de esta obra brilla una balada tan dulce como desgarradora que podría considerase un himno para perdedores. Y es que ningún dios escuchó la súplica en «Solitaire». Por su parte, el aspecto más dylanita con ciertas dosis de ironía se visibilizan en otra magnífica pieza como es «I’m in Love”, mientras que “Nature’s Child” es una dulce y cruda melodía dedicada a la madre naturaleza y a los peligrosos campos de la vida, en un tremendo e hipnótico dueto con Bonnie Prince Billy, sobre todo cuando dicen que el amor es un cuchillo que corta la oscuridad.

Nos queda la reluciente “Heat Lightning” que contiene grabaciones de audio con conversaciones antes de un cierre épico, de despedida de los antes mencionados seres queridos, quizás la mejor canción que la Goodman ha grabado por ahora, una plegaria que por momentos parece celestial, de título «Heaven Song». Con ella todo adquiere un sentido conceptual, el de salir del duelo o, mejor, el de saber luchar contra el dolor.


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