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Especial 60 aniversario del álbum ‘The Kink Kontroversy’ de The Kinks, publicado el 26 de noviembre de 1965.

… la nueva orientación del grupo de los hermanos Davies lo hará marchar por unos derroteros tan genuinos, a la par de idiosincrásicamente británicos, que es difícil comparar con los de nadie los logros a los que conducirán sus inquietudes…

Hoy, 26 de noviembre, cumple 60 años y transición es la palabra más comúnmente asociada a The Kink Kontroversy, tercer álbum de los Kinks. A pesar de ser acertado su uso visto lo que vendrá después, es una transición que afecta a toda la música rock cuando a finales de noviembre de 1965 se publica el elepé.

Época de cambios, pues, es también cierto que la nueva orientación del grupo de los hermanos Davies lo hará marchar por unos derroteros tan genuinos, a la par de idiosincrásicamente británicos, que es difícil comparar con los de nadie los logros a los que conducirán sus inquietudes.

Ateniéndonos al disco en cuestión, se podría admitir que no está a la altura de lo que a partir del año siguiente va a parir la banda —una extraordinaria tetralogía cuyo pináculo, The Kinks Are The Village Green Preservation Society, mira de igual a igual a lo mejor de los Beatles y los Stones—, pero cuando uno se para a escucharlo descubre que The Kink Kontroversy es una obra espléndida.

the kinks kink kontroversy

La versión de Milk Cow Blues, Gotta Get The First Plane Home, Till The End Of The Day, Where Have All The Good Times Gone, It’s Too Late, What’s In Store For Me y You Can’t Win desarrollan la apropiación de R&B y rock and roll que los Kinks hacen desde un principio, enérgico garage rock que influirá por igual en el hard y en el punk, y que la voz y la manera de cantar de Ray Davies hace inconfundible.

Sin embargo, The World Keeps Going Round y, en especial, I’m On A Island —sin dibujar a un conjunto radicalmente distinto— empiezan a remitir a lo que muy pronto se va a desarrollar. Hay también una preciosa balada, Ring The Bells; dos minutos para acercarse al beat, When I See That Girl Of Mine; y una notable composición de Dave Davies, I Am Free, que nada tiene que ver —por si acaso aún quedan despistados— con el I’m Free stoniano de ese mismo año.

No negaremos, pues, que Something Else By The Kinks o Arthur (Or The Decline And Fall Of The British Empire) tengan mayor enjundia que este The Kink Kontroversy —irónica referencia a la mala fama del cuarteto—, pero cuando un disco contiene clásicos como alguno de los mencionados y de sus canciones obtenemos un placer tan grande sí que podemos asegurar que las comparaciones nos son indiferentes… al menos hasta que la música deja de sonar. Si a la sazón no tan originales, ya eran profundamente ingleses los Kinks.

* Este artículo fue publicado por su autor en Ragged glory y recuperado ahora por el 60 aniversario y por su plena vigencia.


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