Críticas Discos

«Black rose» supone un caso de esos de adicción extrema y evidente a poco uno/a se descuide. Arranca con las legendarias «twin guitars» (apuntadas en «vagabonds» y, especialmente, «night life» y cristalizadas del todo en «fighting» y en adelante) de la emblemática «Do anything you want to» y el no menos clásico cabalgar de Phil y Downey que en la década siguiente iban a «tomar prestado» hasta en la Patagonia y más allá…  Queda cristalino ya de entrada, y por cojonésima ocasión, que estamos ante la banda hard-rockera con mayor groove (ya desde su sonido tipo de base) que jamás haya asolado la Tierra. La voz negroide (y tan, pero tan, expresiva) de Phil da unos matices souleros a toda esa electricidad desbocada que nunca nadie ha atisbado, ni de lejos, a siquiera ser digno de compararse. Es lo que tiene la suma de Van con Jimi como principales influencias y una actitud perenne e innegociable de muy orgullosa bronca y chulería baretera. Tras el primer mazazo llega sin respiro que valga esa «toughest street in town», que es incluso (o para mi al menos) mejor que la anterior. Cuatro minutos de vitalista rock setentero en vena con unos pasajes guitarriles del cagüense en todo y una energía revienta bafles que huele a clásico por todas partes … «This is the toughest…», ¿por qué no dura el doble esto?. Se sigue sin levantar el pie del gas con «s&m» y su venenoso ritmo funkie-guitarril indisimulable por mucho efecto de percusión que nos vayan plantando (y esas «barridas» de bajo, rebuznos guitarriles de quilates y demás… y menudo cabrito y qué compositor, por favor)… Nuevo castañazo que te crio y ya lo de «adictivo» como que hasta empieza a hacer corto (tres de tres y esto que sigue). Vamos con el sencillo «waiting for an alibi» y es que, realmente, casi se antoja necesario el presentar coartada para no tener este pedazo de álbum controlado (o poco menos, ok, pero uno se sabe fan y tal, ruego se entienda). Vuelven las guitarras dobladas (si) pero es que, miren uds, ahora le da al tipo por currarse un coreable estribillo newaver (glorioso reverso -muy- garagero de los Costello, Lowe, Parker y demás el aquí ubicado) y se queda tan ancho… Pero no nos acomodemos, no… Como guinda para la primera cara el granuja se reserva nada menos que (la muy «wonderiana») «Sarah». Preciosa es poco. Dedicada a su hija y cargada de sentido con este genio-borracho/yonqui, en un momento de claridad, en el que realmente está convencido de que su amor por su pequeña retoña le va a dar fuerzas para encauzarse y no tropezar jamás again… Al final no lo lograría, pero el sentimiento queda ahí engastado para siempre en una de esas melodías inolvidables (y emocionantes) como realmente bien pocas. Tras el efecto «piel de corral entero» de (su) «Sarah» toca darle la vuelta al galletón y, así, la B side se arranca con «Got to give it up» que nos devuelve a la canallesca eléctrica. Y es aquí donde mejor brilla el tan apreciado registro vocal del front-man en su versión ruda. Intimida el puñetero. Y mucha atención a los gloriosos corre-mástiles que habitan por ahí en medio, por los mismos clavos. Más vacilona, aunque igualmente bienvenida, resulta «get out of here» en la que (como ocurría en «s&m») se abusa de algún efecto sonoro puntual pero que, como ello no pasa de lo muy anecdótico y el resto es tan cojonudo todo, apenas merece el significarse. Su fuerte es la doble voz, el descomunal bajo y (one more time) ese entusiasmo que parece pudiera funcionar como fuente de energía alternativa para varias ciudades enteras y a la vez. La penúltima es «with love», medio tiempo que te gana (y mucho) en la erosión… De primeras puede parecer la única susceptible de ser «sacrificable» del lote hasta que reparas (y no es muy difícil) en lo cojonudo de su condición de blues-asouleado y su curioso planteamiento entre lo triste de lo uno y el calor de lo otro (la desesperanza de los triste buscando agónicamente el calor del alma, vaya… y cuidado, de verdad, que esto tiene truco y de los buenos si se le da merecida chance). Pero, ay, estos (este tipo) no podían irse tranquilos… Falta «Roisin dubh (black rose): a rock legend». Relectura de una pieza tradicional irlandesa con unos virajes instrumentales de quilates, que (amén de dar nombre al elepé) solía ser pieza recurrente en los bises concierteros de la banda en su pleno apogeo y que, en verdad, suele ser manjar recurrente entre los momentos predilectos de los fans más insobornables y militantes de la formación. Mezcla de pizpiretas guitarreras varias (con requiebros mil), orgullo patrio a cara descubierta y esa solemnidad concreta atribuible, en exclusiva,  a todo aquello que merezca el término «himno», es una inmejorable manera de despedir este pedazo de disco que, por si todo lo vertido anteriormente resultara poco, se viene envejeciendo de narices.

Thin Lizzy – «Black Rose» (1979) 
9/10

01. Do Anything You Want To/  02. Toughest Street in Town/ 03. S&M/  04. Waiting for an Alibi/ 05. Sarah/ 06. Got to Give It Up/ 07. Get Out of Here/ 08. With Love/ 09. Róisín Dubh (Black Rose): A Rock Legend.

Por Guzz

*post aparecido originalmente en Citizen Guzz

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