Especiales Críticas Discos

Hace hoy exactamente cuarenta y seis años que el segundo disco de Led Zeppelin salía al mercado. Nada más y nada menos que un 22 de Octubre y con solo nueve meses de diferencia con su glorioso debut, su Led Zeppelin I que un servidor ya tuvo ocasión de destripar para el Exilio. Entonces contaba el origen de la banda, siempre algo tramposo, ya que como dije entonces una idea de Entwistle y Moon de los Who para formar un supregrupo con Jeff Beck, Nicky Hopkins y el propio Jimmy Page no llegó a buen puerto pero como siempre Page supo «robar» o tomar la idea prestada, como tantas otras veces, como en tantos otros riffs que acabaron en canciones zeppelianas, y unos meses más tarde aparecieron los Led Zeppelin con Page, John Paul Jones, Bonham y Plant. Y qué vamos a decir de ellos? probablemente la banda de hard-rock más grande que haya existido jamás de los jamases: excesivos, sexuales, rebeldes, problemáticos, orgásmicos….. lo tenían todo y ciertamente tienen una discografía envidiable: Led Zeppelin I, II, III, IV, Houses of the Holy y Physical Graffiti son para mi media docena de POMs indiscutibles, según el día o el mes prefiero una u otra. Siempre la pureza de su «I» me ha fascinado. Su crudeza, su blues por montera, su verdad…., pero poco a poco fueron creciendo y ampliando su paleta estilística, y claro, este «II» aunque parecido al debut tiene más de todo, no sé si mejor, pero más de todo, los riffs son más poderosos, más exquisitos, más contundentes e incluso me atrevo a decir que sus temas acústicos están muchísimo mejor acabados. El triunfo de su debut en realidad no lo fue tanto pues llegaron por primera vez al número uno de listas con este segundo trabajo que se fraguó durante la gira de presentación del debut, estando todas sus canciones creadas durante paradas, descansos y ensayos, aportando todos los miembros su toque, su sello, siendo por tanto el fruto de todos, y claro, por circunstancias las canciones se fueron grabando en diferentes estudios y la producción corrió a cargo de Jimmy Page quién, otra vez más (podríamos decir que ya es su sello particular) robó o tomó prestados todos (no se dejó ni uno) los trucos que había puesto en marcha Eddie Kramer quién había trabajado con Hendrix con unos resultados espectaculares.

Tendríamos que hacer el ejercicio de situarnos mentalmente en aquel 1969. Entender el contexto musical, que se cocía en aquella época, qué discos y bandas reinaban. Estaba el «Abbey» de los cuatro fantásticos que ya habían partido peras y estaban al borde de la disolución, el «Todo el mundo sabe» de Tito Neil, la «máscara» del Capitán Corazón de Ternera, la «Cridens» por partida doble, el debut de CS&N, los imprescindibles directos de Elvis y Cash, el «Tommy» de los Who, el grandioso «Let it bleed» Stoniano, la belleza mística de Nick Drake con su «Five leaves left», … Lou Reed madurando con la Velvet, la «corte» de Crimson, The Band, el disco country de BOB, el «Arthur» de los Davies… y así hasta el infinito y el más allá, pero desde luego, creo yo, que en cuanto a rock hoy entendemos, nada como lo de Led Zeppelin , en un año y por partida doble. Aquel debut dejó a medio planeta con la boca abierta y el culo prieto, y este segundo disco vino a decir que los Zepp ya estaban aquí, que no iban a abandonar el mundo y que además lo cambiarían para siempre.

El riff demoledor  de «Whole lotta love» abre el disco y ya nos deja en modo alucine hasta el final. Temón inconmensurable que redefiniría el hardrock, eso sí, como siempre son denunciados por plagio, esta vez por el señor Dixon quién gana y desde entonces aparece en los créditos. A pesar de esto la canción es de las que marcan época… desde la carcajada diabólica de Plant en los primeros dos segundos, pasando por el riff comentado, esa voz que pone los pelos de punta, la experimentación orgásmica hacia la mitad del tema y como vuelven al riff inicial de manera incendiaria. Después de la tempestad llega la calma. La calma y la belleza de «What is and what should never be» con sus acelerones y sus parones, con esos cambios de ritmo tan presentes en las bandas de los primeros setenta…. y hacia el final de la canción la guitarra de Page nos golpea el cerebelo y nos deja KO. Vamos sumando, temón tras temón y entonces llega «Lemong Song». Blues sucio acompañado de demanda, como no, esta vez por Howling Wolf. Una canción que demuestra el poderío y la calidad de todos los integrantes de la banda, mención especial para el bajo de John Paul Jones que es canelita fina. No podía faltar la megabaladita de los Zepp que luego en cada disco se harían imprescindibles. «Thank You» es una joya sideral, no sólo por como está interpretada por Plant, por esa excelente percusión, simplemente por todo todito, órgano mágico, voces de lejanas galaxias algo psicodélicas incluso hippiescas… con unos riffs acústicos de guitarra preciosos que nos indicaban que de los Zepp podíamos esperar grandes cosas y variedad de estilos como nos demostraron posteriormente en el «III». Para recuperarnos del bajón adrenalínico del disco nos obsequian con el riff eterno marca de la casa de «Heartbreaker», otro temón de esos que al parecer a Page le salían casi sin querer, pero claro, luego llega lo que llega, una de mis favoritas, el supersonido de los setenta con «Living Loving Maid (she’s a woman)», un pelotazo mirando de reojo a la radio y que les consiguió presencia en las listas con cierta facilidad. «Ramble On» es mi tema del disco, uno de mis favoritos de Led Zeppelin, siempre me ha parecido un tema espléndido lleno de cambios de ritmo y con todos los ingredientes que caracterizan al cuarteto zeppeliano. Tiene esa magia ambiental que luego explotaron en el «IV», esa calma que nos lleva a la tormenta, ese momento acústico que estalla en mil chispas eléctricas. Un despiporrre de poderío. «Moby Dick» es otro de los temas, no del disco sino de su carrera donde la percusión es la estrella del tema, un lucimiento para Bonzo y lo digo con toda la tranquilidad sabiendo que de temas increíbles y esenciales tienen como para dar, vender y regalar. Para cerrar nos obsequian con «Bring it on home» que empieza como un blues pantanoso del Mississippi y acaba en locura hardrockera a la enésima potencia. Así pues la segunda aventura de larga duración de los Led Zeppelin los consolida como una grandiosa banda, los pone en primera división, los pone en la lucha por ser la mejor banda de rocanrol y que acabarían siendo después de que los Stones volvieran del Exilio y hasta la aparición de los Clash. Un largo reinado  lleno de grandísimos discos, ya lo dije anteriormente, media docena de POMS, una detrás de otra.

Led Zeppelin – Led Zeppelin II (1969)
10/10
01.- Whole Lotta Love/ 02.- What Is And What Should Never Be/ 03.- The Lemon Song/ 04.- Thank You/ 05.- Heartbreaker/ 06.- Living Loving Maid (She’s Just A Woman)/ 07.- Ramble On/ 08.- Moby Dick/ 09.- Bring It On Home.


4 respuestas

  1. Pues tienes toda la razón, Niko. El segundo de seis discos que van a cualquier misa sabia de rock and roll que se precie. Son tantos los matices, tan diversas las estructuras en él que, por mucho que haya influenciado después, su riqueza no ha sido alcanzada por ninguna de las bandas a la cuales llegaron sus efluvios. Muy bien glosado el elepé.

    Un abrazo.

  2. 5 años después nacía yo fíjate. Bueno, qué decir, para mi el mejor disco de los Zepelines, puro rock and roll, gloria bendita.

    Abrazos truferos.

  3. Un grandísimo disco, y una reseña a la altura, hoy me pondré a los Zepp, Plant suena desbocado y fuera de control, y esa pátina oscurantista de los riffs de Page nadie los ha vuelto a repetir con tanta magia. Una maravilla

  4. Fastuosa reseña de uno de los seis discos de los Zepp, aunque me quedo con el primero por casto y puro, los otros cinco son una manita de obras maestras que entre copias, inspiraciones y retortijones electricos dan lugar a una banda que no conoce fronteras sónicas, sublime, como la entrada.
    Abrazo.

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